viernes, 14 de agosto de 2009

SOBRE LAS DECLARACIONES DE CEOE: UNA REFLEXIÓN DE JULIÁN EL APÓSTATA



El amigo Julián el Apóstata ha enviado a la redacción de The Parapanda Mail unas reflexiones robadas al trabajo público en el que se afana durante estos dias veraniegos, preparando el ferragosto español. Dirigidas al jefe de redacción del periódico, con gran placer, se publican a continuación.










Poco tiempo he tenido este mes para atender a la convocatoria de “metiendo bulla”, estoy encerrado en la covachuela tratando de sacar en Agosto todo el trabajo que tengo atrasado, que es mucho, y preparando un montón de cosas a emprender en Septiembre. A dicha convocatoria me gustaría concurrir con unas notas sobre “política y sindicalismo” más extensas que un breve comentario, junto con una explicación detallada de mi perfil. Lo voy haciendo como puedo. Pero leo hoy tu entrada y no me puedo resistir a dar opinión, así que apalanco expedientes y allá voy.

De tus reflexiones deduzco que la encrucijada que se le presenta en España al sindicalismo confederal es, quizás, la más determinante desde la Dictadura. Los grandes sindicatos se enfrentan a una estrategia perfectamente diseñada desde la derecha política y empresarial cuyo objetivo es la liquidación de la resistencia organizada a un vuelco radical y definitivo de modelo. Salvando todas las distancias, una iniciativa de la patronal y del PP para hacer de la crisis una ventana de oportunidad y crear las condiciones de un nuevo experimento neothatcherista, aprovechándose de las debilidades objetivas y subjetivas con que cuentan las organizaciones sociales para generar una amplia movilización de los trabajadores en contra de esta ofensiva y para concitar amplias solidaridades en el conjunto de la sociedad.

Tú señalas el núcleo de las flaquezas, la desarticulación laboral y sindical en grandes zonas de la sociedad del trabajo, lo que obviamente hace más difícil organizar una respuesta rotunda en el nivel de empresa o sector y con carácter general. Me parece que esta restricción evidente se acompaña de otra segunda derivada política. El espacio político que se va configurando en los sectores sociales concretos en los que se proyecta esta ausencia de vertebración sindical y sociolaboral es el de un caladero de apoyos de la derecha o el populismo extremo. Así se van cerrando cada vez más a cal y canto las puertas a la penetración de valores antagonistas al “sistema”, y cada vez es más difusa la identificación por estos mismos sectores de las auténticas causas generadoras de las condiciones de explotación en que viven. En ese espacio sociopolítico el sindicato, como los partidos de izquierda, se empiezan a percibir como instancias ajenas e incluso confrontadas a sus intereses. Evidentemente, la derecha y la patronal están trabajando con este parámetro y lanzan mensajes de desacreditación y deslegitimación de los sindicatos que cuentan con una receptividad hasta hace poco desconocida, “¿qué hacen los sindicatos?”, “al PP ya le habrián hecho una huelga”, “por qué no se financian con sus cuotas y no con mis impuestos”, “liberados, gente que no trabaja”, etc. Y lo mismo ocurre con los partidos. Es la sedimentación de un discurso antipolítico. Por otro lado, como casi siempre, las clases medias urbanas ¿progresistas?, desde su hipocresía, eso sí exquisita, están más preocupadas por “el espectáculo que dan los políticos” ( sin distinguir, claro está ), “la obsolescencia de los sindicatos”, la universidad privada donde van a mandar a estudiar sus hijos, la cuestión “española”, etc, que por desempeñar consecuentemente un papel activo en la reacción contra los efectos sociales de la crisis. Ante unas perspectivas de potencial consolidación y ampliación de apoyos sociales para el PP, y no lo olvidemos para UPyD, sobre anclajes como los apuntados, el Gobierno y el PSOE están sujetos a diferentes contradicciones. Por una parte no se pueden permitir dar un paso más en la pérdida de derechos, lo que tendría efectos letales para el partido y contaría con la reacción virulenta de los Sindicatos.

Por otro lado, la subordinación a los grandes intereses privados que ha caracterizado en general a la socialdemocracia europea, devenida en social-liberalismo, y también por tanto al PSOE, requiere una moderación que encaje en las posiciones de una parte del empresariado y a su vez no le predisponga frente al sector centrista de sus votantes. Yo no creo en “halcones” y “palomas” dentro del PSOE, sino más bien en diferentes cálculos estratégicos ante estas contradicciones, en el marco de los cuales Zapatero ha optado prudentemente por situar en la opinión pública una imagen del Gobierno como trinchera frente a los objetivos antisociales de la patronal. El problema es que está tomando cuerpo un estado de opinión en los caladeros que antes señalaba, con los mensajes de deslegitimación del Gobierno y desacreditación política y sindical ( “el gobierno tiene la culpa del paro y los sindicatos respaldan al gobierno” ), dirigida contra Sindicatos y Gobierno, que corre en paralelo, en lo táctico-político, con la estrategia para desarbolar a los sindicatos y para la voladura del modelo de concertación, y que viene a proclamar la existencia de una suerte de coalición gubernamental-sindical. Desde esta perspectiva, en mi muy modesta opinión, dos son las claves sobre las que debe girar la acción sindical confederal a corto plazo. En primer lugar, tomar autonomía con respecto al Gobierno, por cuanto la imagen social de “gubernamentalización” de los Sindicatos retroalimenta la táctica descalificatoria del bloque PP-CEOE, y sitúa a las fuerzas sociales en posición defensiva, no ofensiva como sería necesario. Por si se me opone que esto favorece al PP, creo que se puede perfectamente sostener que al Gobierno, frente al acoso del PP y de la derecha mediática, le basta y sobra a estos efectos con presentarse si quiere como muro de contención frente a las intenciones de la patronal, y en todo caso, por lo ya dicho, tampoco parece el Gobierno dispuesto a un giro a la izquierda que sí comprometería la necesidad de un apoyo sindical directo.

De cualquier modo, lo que me parece más necesario para recuperar terreno en el conflicto, frente a la estrategia de la patronal y la derecha, es que los Sindicatos, y especialmente CCOO, retomen credibilidad y confianza a toda velocidad, porque no pueden dejar de aspirar a concentrar en torno a si la defensa de los intereses sociolaborales del conjunto de las clases subalternas, incluidos los de aquellos sectores que protagonizan la desafección. Para ello, aun contando con las difíciles condiciones “realmente existentes”, no sólo se tiene que responder en clave de dureza extrema en la negociación colectiva, sino también reclamar seria y permanentemente al gobierno, en la calle si hace falta, poniendo en marcha una gran ofensiva, un paquete de medidas fiscales y sociales mucho más avanzadas. Por otro lado, el Sindicato debe movilizar o poner en valor todos sus recursos internos, que son muchos, para intentar ofrecer soluciones imaginativas a los trabajadores, en el Centro de Trabajo, frente a los ERES y los despidos, y, para abordar las debilidades derivadas de la precariedad y la deslaboralización, desarrollando acciones EN EL TERRITORIO ( como tú has apuntado en una entrada anterior ), poniendo en marcha experiencias de integración social a pie de barrio. Se tiene que recuperar un anclaje social y un vínculo comunitario desde la acción molecular en los barrios, en los escenarios espaciales de la desigualdad que no son el centro de trabajo, y que sólo el Sindicato está en condiciones de vertebrar en este momento ( con perspectiva de cambio social, no sólo humanitaria ). Además, se requiere una nueva y mejorada política de comunicación e información, para lo que también sería necesario un gran esfuerzo de recomposición de imagen corporativa confederal y que los delegados/as se conviertan en primer agente de movilización y activación político-sindical. El reto es de tal complejidad y magnitud que exige una toma de conciencia que debería impulsarse desde la dirección confederal como prioridad desde ahora mismo.

Abrazos y perdón por la paliza, y por el voluntarismo. Julián el apóstata ( aunque no tanto ).

4 comentarios:

Narciso Doncel dijo...

¿Cuál es la dirección postal de The Parapanda Mail? ¿Vale con enviar las cosas a Radio Parapanda? Veo que se animan otros compañeros - y compañeras - a utilizar tanto este blog como el de METIENDO BULLA y es por eso.
Saludos

Unknown dijo...

Compañero Doncel: Soy Lluis Casas, aunque Metiendo bulla me añade siempre el don por delante, porque (dice) le da un toque postinero. Yo siempre envío mis escritos a radioparapanda@gmail.com Hasta la presente no he cobrado ni un duro. Y encima su editor me apremia irasciblemente cuando hace tres días que no escribo. Escribamos, pero exijamos nuestros derechos. Yo propongo que ... yo propongo que ... leñe ya no me acuerdo. Saludos, Lluis Casas

Narciso Doncel dijo...

Muchas gracias y muy honrado, Don Luis. Le leo con fruición y me parece sensatísmo lo que escribe. En cualquier caso,creo que Radio Parapanda no tendría suficiente dinero para remunerar sus espléndidas intervencones. Así que es lógico que usted trabaje para ella "por la jeró" como decimos en Sigüenza. Lo dicho, agradecido y espero hacer uso pronto de esta dirección para enviar alguna reflexión que yo crea que pueda ser de interés.

Anónimo dijo...

ya verá la autoridad del blog si lo es (de interés)realmente...no hay que hacerse ilusiones, amigo!