miércoles, 27 de enero de 2016

EL DIA DE LA MEMORIA



El 27 de enero de 1945 se cerraron para siempre las verjas del campo de Auschwitz, tras la liberación del mismo por el Ejército soviético. Esa fecha ha servido como referencia para recordar mundialmente a las víctimas del holocausto.

En Italia, el 27 de enero es el día de la memoria que más allá de las víctimas del holocausto, se extiende a todas aquellas producidas por la barbarie nazifascista. El componente antifascista de esta efeméride se enlaza asimismo con la identidad democrática de la República, y en los actos oficiales intervienen, con gran relieve, las altas instituciones del Estado. No sólo la Presidencia de la República, sino las personas que encarnan la presidencia de los órganos legislativos y  el presidente del consejo de ministros, entre otros. Es un día además que se conmemora en las escuelas públicas con actos especiales, obras de teatro, proyecciones de cine. Recordar aquellos actos criminales que produjeron un genocidio planificado como solución final, su marcado carácter étnico – con una especial fijación en los hebreos, pero que alcanzó a gitanos y a poblaciones eslavas, además de la represión asesina de comunistas, socialistas y otros demócratas y a la comunidad homosexual – es hoy más que nunca necesario, mucho más ante las tendencias políticas y de opinión en una buena parte de la Europa del centro y del Norte que reeditan pautas de conducta xenófobas y discriminatorias.

En España el día de la memoria no se celebra. Pero tampoco hay en perspectiva una jornada oficial en la que se señale la victoria contra el fascismo como una conquista democrática. Tampoco se honran las víctimas de la represión franquista. Los problemas de la memoria histórica son bien conocidos. No hay una identidad democrática basada en el antifranquismo.

El contraste es terrible. El 24 de enero de 1977 se produjo el asesinato de los abogados de Atocha. El momento temporal del crimen, en plena transición política, permitiría una convergencia no conflictiva entre todos los demócratas en la consideración de este día como una fecha que pudiera simbolizar el rechazo al terror fascista de quienes querían mantener la dictadura y la dominación de clase que el franquismo había llevado a cabo durante los cuarenta años de existencia. Y sin embargo nunca se ha planteado por ningún gobierno democrático no sólo la posibilidad de instaurar una fecha que recordara a la ciudadanía española que el fascismo es criminal y que nunca más se instalará en nuestro país, sino la mera cobertura oficial de estos actos de memoria de la matanza.

Durante años y años, ha sido CCOO y su Fundación Abogados de Atocha, junto con el PCE e IU,  principalmente, quienes han mantenido el recuerdo, con los supervivientes de aquel acto criminal cuyos inductores reales, como se sabe, permanecen impunes. La Fundación ha instituido un premio que permite, cada año, asociar a la memoria antifascista la lucha por la conquista de los derechos, en España y fuera de ella. Ningún gobierno español, desde 1978 al 2006, consideró oportuno recibir a la Fundación Abogados de Atocha como un signo de reconocimiento de lo que ésta significaba en la construcción de un sistema democrático. Sólo el gobierno de Rodríguez Zapatero, en un gesto que debe ser reconocido y recordado, procedió a recibir en el palacio de La Moncloa al Patronato de esta Fundación, expresando públicamente su desolación por esa larga ausencia de reconocimiento público a unos héroes de la libertad y pidiendo excusas públicas en nombre de los sucesivos gobiernos de España que no lo hicieron.

Más aún, la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, bajo la presidencia de José Bono, instituyó en el 2005 un premio Abogados de Atocha que recordaba su memoria honrando a aquellas personas o instituciones que se habían destacado, en el Estado español o fuera de sus fronteras, en la defensa de las libertades democráticas. Este reconocimiento público fue inmediatamente cancelado a la llegada al poder, en mayo de 2011, del Partido Popular, con Maria Dolores de Cospedal como presidenta de la Junta. Las excusas fueron ridículas, el recorte presupuestario, el contenido del mensaje extremadamente nítido: retirar cualquier implicación del poder público en la exaltación de la figura de los abogados comunistas que dieron su vida por la defensa de los derechos de los trabajadores.

A partir del 2012, el premio Abogados de Atocha en aquella región, lo otorga unilateralmente la Unión Regional de Castilla La Mancha de CC.OO. Ha proclamado como personalidades premiadas a Manolo López a título póstumo, a Manuela Carmena y a J.A. Martín Pallín. El premio de este año ya se está preparando y se dará cuenta en este blog con profusión de la decisión, del personaje premiado, y de la entrega del galardón. Pero lo relevante es que de nuevo la memoria antifascista queda en manos de un colectivo sindical, al margen del espacio reservado a la acción y al reconocimiento público, que nunca se produce.

Sólo este año, en el que se ha cumplido el 39º aniversario del asesinato, la Alcaldesa de Madrid y exponentes importantes de los diferentes partidos políticos (desde el PSOE al PCE e IU, junto con Podemos) - pero no del PP ni de Ciudadanos, demostrando una enorme insensibilidad democrática - han expresado públicamente su admiración por el sacrificio terrible de aquellos jóvenes fusilados por los fascistas y han reconocido la importancia política de este hecho, que resultó decisivo en la consolidación de la democracia española, con la legalización del PCE en abril de ese mismo año y la convocatoria de elecciones generales en junio. Pero el recuerdo que va ligado a la lucha por los derechos y libertades democráticas no es percibido como un patrimonio común de todos los sujetos políticos que pugnan en el espacio público electoral. No lo es, y es extremadamente grave, para el Partido Popular y para la figura emergente de Ciudadanos. Es un dato muy revelador.


Se necesita un día de la memoria histórica en este país. Que en todos los medios de opinión, en las escuelas y en los actos oficiales se rememore la brutalidad del franquismo, su carácter criminal, la decisión democrática que impide volver atrás y paraliza cualquier “puesta al día” de sus postulados autoritarios. El 24 de enero podría ser una buena fecha para ello, uniendo el rechazo a la barbarie del asesinato de Atocha la memoria  toda de las víctimas del franquismo.

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