viernes, 11 de noviembre de 2016

PRECARIEDAD Y CARENCIA DE DERECHOS EN EL TRABAJO DE LOS JÓVENES




El 10 de noviembre se realizó en la Biblioteca de Castilla La Mancha, en Toledo, una Jornada de estudio sobre Jóvenes, Empleo y Sindicato, organizada por la FSC-CCOO de Castilla La Mancha, que fue presentada por Jose Luis Gil, como secretario general de la U.R. de CCOO CLM, Carmen López, como Secretariia General de la FSC-CCOO de CLM y Julián Gómez Panadero, Secretario de Juventud de esta Federación. En ella se examinaron as condiciones laborales, la situación del empleo y el papel del sindicato en relación con ese colectivo, e intervinieron al respecto Antonio Baylos, de la UCLM y Paloma López, eurodiputada de IU.

El trabajo ha adquirido una relevancia política y democrática en las constituciones sociales europeas de las que la Constitución española de 1978 es también un ejemplo. Combatiendo la mercantilización del mismo y su consideración como un "artículo de comercio", el trabajo es la causa de la creación de la riqueza de un país, y a la vez es el espacio clásico en el que se despliega la desigualdad social y económica y la asimetría entre las personas y los poderes privados que detentan la propiedad de los medios de producción. La constitución democrática impone a los poderes públicos la obligación de ir gradualmente eliminando los obstáculos que impiden la consecución de la igualdad sustancial, y reconoce el rol decisivo que en la creación de reglas sobre el trabajo proporcional los sujetos colectivos que lo representan, ante todo los sindicatos. El trabajo es además la base de la ciudadanía y los derechos democráticos que definen esta condición, donde los derechos laborales y sociales cualifican de manera definitiva la noción de ciudadano y ciudadana en una comunidad política. El trabajo es el centro de la sociedad y supone un elemento central en la cohesión social de un país determinado.

Las políticas neoliberales y muy especialmente las inducidas por la gobernanza económica europea han atacado frontalmente esta concepción democrática desde un autoritarismo social muy incisivo que ha contado con el apoyo de los gobiernos nacionales-estatales como el español. La remercantilziación del trabajo y la negación de la subjetividad colectiva que lo representa han sido las lineas principales de esta corriente que se asienta, de manera autodestructiva, en el gobierno de la Unión europea. La consideración del trabajo como mero coste económico, su medición en términos de mercado, ha castigado de manera general a la población trabajadora a la vez que destacaba la progresiva desigualdad e injusticia de este plan. Pero además el impacto negativo de estas políticas se ha cebado con algunos sectores especialmente, los llamados sectores vulnerables entre los que destaca el sector joven de la población activa. 

En efecto, los jóvenes son un colectivo excluido en la práctica del trabajo con derechos, instalado en la precariedad y en el desempleo, asaltado por las tendencias a la deslaboralziación. Es un trabajo fragmentado y atomizado, sin referencias colectivas en gran parte, que se utiliza por un empresariado en términos de explotación y de trato diferente disciminatorio. El trabajo de los jóvenes se aleja por tanto de los parámetros de ciudadanía y de la consideración democrática que exige la Constitución española.

Algunos datos lo pueden asegurar. Aunque se ha ido reduciendo de forma significativa el desempleo juvenil hasta el 42% actual, las estadísticas oficiales calculan en 650.000 los jóvenes menores de 25 años sin trabajo en la actualidad. 


La situación española es además muy grave si la comparamos con el resto de Europa, en donde solo Grecia nos supera en desempleo juvenil.


La OIT en el Informe para el año 2017, prevé "considerables reducciones" del desempleo juvenil, pero subraya la gravedad del punto de partida. El problema es considerable porque no sólo existe un porcentaje muy alto de desempleados de baja cualificación, sino que también existe un alto porcentaje de jóvenes de alta cualificación subempleados y en paro, y este sector es el que está experimentando intensas tasas de inmigración a otros paises europeos y americanos. El empleo juvenil existente es fundamentalmente temporal y a tiempo parcial, no deseado e involuntario. España es el tercer país europeo con la mayor tasa de temporalidad entre los jóvenes empleados (69,1%), sólo por detrás de Eslovenia (72,7%) y Polonia (71,2%), según datos de Eurostat recogidos por el Instituto de Estudios Económicos (pdf). La media europea de empleo temporal en asalariados de hasta 24 años es del 43,4 %, lo que significa que España se sitúa más de 25 puntos por encima. Además, este índice ha crecido en España 4,4 puntos en el último año, más de 3,5 puntos por encima de la media de la UE (0,8%). Sólo en cuatro países ha aumentado más que en España: Luxemburgo, Croacia, Eslovaquia y Chipre.

Algunos gráficos lo exponen con claridad.


Y todo ello en un contexto de clara desregulación normativa tras las reformas laborales que han inducido, tras la tímida recuperación económica, a la creación de un empleo débil y sin calidad. En el 2016, el 91,07 % de los contratos concertados son temporales, y tienen cada vez una duración más corta: 53,2 días por contrato, menos de dos meses. y un 28% de estos tienen una duración inferior a siete días. 

El encuadramiento jurídico institucional del trabajo de los jóvenes ha fracasado. Tanto el odioso Contrato de Apoyo a los Emprendedores, como el propio contrato de formación. La garantía juvenil ha sido desperdiciada en subvenciones directas a los empresarios, sin que se dirigiera, como debiera haber sucedido, a la potenciación de sectores de actividad o al cambio de modelos productivos, sin que se haya llegado a cubrir más que al 15% de la población que estaba prevista en el programa. Y el contrato en prácticas es prácticamente algo episódico en el panorama estadístico español.

Por el contrario, hay un fuerte impulso a la desregulación del trabajo de los jóvenes y su desplazamiento a espacios vacíos en donde no se aplica la legislación laboral. Este impulso a la deslaboralización se efectúa mediante el recurso a las becas, prácticas no laborales o semejantes, alegando un contenido formativo que es claramente fraudulento al no corresponderse con la realidad, la consideración de trabajadores autónomos o por cuenta propia como condición para obtener un trabajo, mediante la proliferación por tanto de falsos autónomos en los nuevos sectores productivos y en general en la pequeña empresa. Además de ello un amplio espacio del trabajo no declarado o sumergido se nutre del trabajo juvenil, y en la práctica se establecen en muchas empresas dobles escalas salariales por la vía de los hechos, devaluando el salario del trabajador joven.

La situación es por tanto crítica, pero justamente por ello se trata de un terreno fundamental para la acción colectiva que debe intentar una re-regulación del trabajo juvenil devolviéndole la dignidad de los derechos que le han arrebatado. Es un terreno complejo, porque requiere la conformación de un espacio alargado - "dentro" de la producción y "fuera", en el espacio de la ciudadanía y del territorio - a través del cual se debe desplegar la acción del sindicato en un esfuerzo de adaptación de sus estructuras y de sus propios medios de acción. Hay que tener en cuenta que los jóvenes tienen referentes culturales diferentes de la gran mayoría de los trabajadores y las trabajadoras de mayor edad en el sindicato, y que su experiencia sobre la precariedad ha transformado su propia percepción de la existencia social. No tienen la misma forma de estar en el lugar de trabajo, ante la rotación y sustitución incesante de sus puestos de trabajo o la atomización de su actividad en pequeñas unidades productivas, y en muchas ocasiones no conocen ni siquiera qué es o para qué sirve un sindicato. Éste debe actuar en el espacio del trabajo y a la vez en el de no trabajo, construyendo un espacio simbólico lleno de significado para este colectivo. Son muchas las iniciativas organizativas que se están llevando a cabo en el debate endosindical sobre este tema, y está abierta la discusión sobre el trabajo especial y considerable que el sindicato debe realizar al respecto. Estaremos atentos a sus manifestaciones más importantes y a las experiencias que puedan llevarse a cabo.



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