sábado, 31 de diciembre de 2016

PREGUNTAS SOBRE EL DERECHO





Hay diseminadas por todo el país iniciativas culturales interesantes que pretenden crear opinión desde una perspectiva ideológica y política crítica con lo existente. Son espacios en los que se analiza la actualidad focalizada desde una perspectiva diferente a la que comúnmente se emplea por los medios de comunicación y que por tanto sostienen una visión alternativa a la que se divulga de forma mayoritaria. Muchos de estas iniciativas no son conocidas más allá del territorio o del ambiente concreto en el que se desarrollan, pero testimonian una cierta capacidad de resistencia y de propuesta desde ámbitos y perspectivas plurales pero convergentes en una cierta amplia noción de la izquierda alternativa.

Una de estas iniciativas se lleva a cabo en el Pais Vasco, y lleva por título “Galde”, es decir pregunta, interrogación, lo que cuadra perfectamente con un proyecto en el que lo importante es plantearse las cuestiones antes que enunciar las respuestas.  Galde es una revista que sale trimestralmente, tiene su sede en Donostia y permite acceder a los contenidos de los números anteriores al del trimestre en publicación mediante su consulta y su descarga en la página web de la misma: www.galde.eu . En el número 16 de la misma, correspondiente al otoño del 2016, Tomás Arrieta, que es abogado laboralista y actualmente presidente del Consejo de Relaciones Laborales del Pais Vasco, y Miren Ortubay, profesora titular de Derecho Penal de la EHU/UPV y asesora jurídica del Ararteko desde 1995 a 2006, prepararon un dossier sobre el derecho, al que dieron como línea de tendencia la de reflexionar sobre “el retroceso del Derecho frente al poder”, que fundamentalmente se centrará en dos materias fundamentales, la del derecho penal y la del derecho del trabajo, objeto de reformas y de interpretaciones que corrompen el paradigma garantista y colectivo que les caracterizaba.

El cuaderno monográfico se abre con un artículo de los coordinadores del mismo, en el que se preguntan cómo ha evolucionado el derecho de ser un instrumento de nivelación a constituir un elemento que refuerza las desigualdades en nuestra sociedad, señalando tanto el proceso de reformas laborales, en especial la del 2012, como el incremento represivo en el derecho penal que tras las reformas de 2003 y 2010, ha culminado en el 2015 con la introducción de la “cadena perpetua” como símbolo por antonomasia de la política criminal que niega la reinserción que la Constitución reconoce.

A continuación, Miren Ortubay realiza una muy interesante entrevista a Ramón Sáez Valcárcel, magistrado de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, que fue vocal del CGPJ y es miembro de Jueces para la Democracia y del Grupo de Estudios de Política Criminal, que aborda en la misma una amplia batería de problemas planteados al derecho desde la constatación de una situación en la que se está desmontando el Estado social y se deterioran progresivamente las garantías de los derechos que afectan a los sectores de la población más vulnerables, a los sujetos débiles, lo que se aprecia tanto en el ámbito laboral como en el incremento del rigor punitivo del Estado. La entrevista discurre de forma más extensa sobre la función del juez, en el margen que la imprecisión de la ley y el empleo de una perspectiva multinivel en la aplicación de la norma, que implica también la norma internacional de derechos humanos, abre al mismo y permite corregir algunas de las consecuencias más negativas que la capacidad normativa directa del capital financiero pretende llevar a cabo en el ordenamiento interno español.

Ramon Saéz efectúa además algunas reflexiones relevantes sobre la posición activa del juez comprometido con el principio de igualdad efectiva, entendiendo que el uso alternativo del derecho, que fue una propuesta democrática que pretendía desarrollar la cláusula del estado social de la Constitución, “es un rótulo que puede llevar a confusión”, porque el programa de  tutela de los derechos y la reparación de la legalidad violada es la misión que la Constitución impone a los jueces, por lo que “no es necesario buscar alternativas al principio de legalidad”, sino aplicar la Constitución y la ley, que incluye la legalidad internacional, “los grandes tratados de derechos humanos”. Es decir, que “la cultura de la legalidad es el programa de la función jurisdiccional como órgano de garantía, restaurar la ley vulnerada por los poderes y tutelar todos los derechos fundamentales, entre ellos los derechos sociales que son sustento de la dignidad de las personas”. Y, consecuentemente, el “modelo de juez” constitucional “se corresponde con el de un poder público que opera como tercero imparcial en el proceso, entre partes y razones enfrentadas, que construye los hechos con respeto al método del contradictorio, único capaz de producir un saber de calidad, y que selecciona e interpreta la norma aplicable al caso con conciencia crítica, que motiva y justifica sus decisiones buscando dotar de la mayor eficacia posible a los derechos fundamentales, siendo consciente del margen de disposición que le confiere la norma para hacer un uso prudente y razonable de la misma”. Desde un punto de vista psicologista, el juez debería ser un “espectador emotivo capaz de identificar en el proceso el sufrimiento ajeno para tutelar los derechos e intereses legítimos de los más débiles”, ejercitando, dentro de lo que el ordenamiento jurídico le permite, su poder de disposición, que en ocasiones no es pequeño, razonando siempre desde el derecho.

A partir de esta conversación, en el cuaderno se incluyen intervenciones sobre temas específicos relativos al incremento de la incriminación penal y el control social, desde el análisis crítico del derecho penal y procesal del enemigo, que lleva a cabo Guillermo Portilla, catedrático de derecho penal de la universidad de Jaén, la cultura del control social que se han ido instalando en estos últimos años en lo que se califica como “estados autoritarios de derecho”, que efectúa Maria Luisa Maqueda, catedrática de derecho penal de la universidad de Granada, hasta una reflexión de Julián Ríos, profesor de derecho penitenciario de la Universidad de Comillas, sobre la estrategia securitaria de los estados y sus efectos penitenciarios, la llamada “fábrica mediática del pánico”en una suerte de “populismo punitivo” que incrementa las penas y la población carcelaria, o al examen crítico del Estatuto de la Víctima del Delito promulgado mediante la Ley 4/2015, que efectúa Begoña Castro, abogada y mediadora del colegio de Abogados de Madrid.

Tras estos temas fundamentalmente referidos a la vertiente represiva del Estado y la alteración de sus paradigmas garantistas, se colocan los últimos artículos del cuaderno, que abordan, respectivamente, la eficacia de las leyes promulgadas para combatir las discriminaciones más graves o potenciar la igualdad, en un artículo en euskera de Miren Ortubay en el que se pregunta si es el derecho un aliado para las mujeres; la problemática de la crisis actual en el derecho del trabajo que provoca un derecho del trabajo en crisis, en una intervención de Antonio Baylos, y una reflexión de Sebas Martín, profesor de Historia del Derecho en la Universidad de Sevilla, sobre la necesidad de una historia social de los derechos  para explicar las dos caras del constitucionalismo, el constitucionalismo de los humildes frente al constitucionalismo de los poderosos, fuertemente crítico respecto de la “restauración del constitucionalismo oligárquico” que estamos padeciendo y sus efectos enormemente negativos.

En resumen, un conjunto de interrogantes sobre la evolución de los sistemas jurídicos en un contexto de la globalización desenfrenada que conducen a un marco de restricción de los derechos que afectan a las capas subalternas de la población, generando un marco regulador que pretende consolidar un modelo neoautoritario político y social, una democracia de “baja intensidad” que ampare y fomente la desigualdad social, económica y cultural entre los distintos sectores de la población, consolidando la concentración de riqueza en manos de unos pocos. Una lectura muy recomendable, en suma, no sólo para juristas, sino para todos aquellos que quieran encontrar herramientas de análisis que les permitan comprender mejor el curso de las cosas. Lo que en el último día del año debería ser nuestro mayor deseo para el año nuevo.

El cuaderno monográfico sobre el Derecho  de la revista Galde se puede descargar aquí:




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