sábado, 29 de julio de 2017

IGUALDAD EFECTIVA ENTRE MUJERES Y HOMBRES Y SINDICATO: UNA RESOLUCIÓN DEL XI CONGRESO DE CCOO


Del XI congreso de CCOO que se celebró hace un mes en Madrid, se recuerda fundamentalmente el cambio producido en la secretaría general, la nueva conformación de la Comisión ejecutiva, y la orientación ofensiva que en esta nueva etapa, una vez superado el terrible quinquenio de las políticas de austeridad y las reformas laborales, se proponía entablar este sindicato. Una reflexión sobre estos asuntos ha sido efectuada en este propio blog en esta entrada Un sindicato a la ofensiva . Pero además, y aunque debería darse por sabido a veces no se repara en que un Congreso sindical es fundamentalmente un gran laboratorio de ideas y de análisis que tiene un fuerte anclaje en el período reciente de la trayectoria sindical, y que se proyectan hacia el futuro como requerimientos estratégicos. Lamentablemente muchos de estos análisis no son luego conocidos ni siquiera por el amplio círculo de los afiliados al sindicato y mucho menos desde luego por los especialistas en el tema, concretamente los creadores de opinión y los informadores, para los cuales son textos sin interés.

Es muy frecuente por tanto que los documentos de un congreso sindical sean ante todo conocidos por los delegados y luego en general terminen subsumidos en el tráfago de documentos y de opiniones que tienen que afrontar la realidad cotidiana en las relaciones laborales. Si eso sucede con el Informe General – en el que se hace un resumen y una valoración de la acción del sindicato en los últimos cuatro años – y con el programa de acción, mucho más sucede con las numerosas resoluciones que sobre temas particulares se adoptan en los congresos sindicales, que tienen que ver en muchas ocasiones con conflictos internacionales, elementos políticos o luchas concretas y sostenidas de los trabajadores y trabajadoras del país.

En el XI Congreso de CCOO, sin embargo, resalta una Resolución específica que se hizo votar por el pleno y que tiene una extraordinaria importancia en cuanto que aborda el tema de la igualdad entre mujeres y hombres no sólo como objetivo de la acción sindical, en la negociación colectiva, la participación institucional y la acción colectiva en los centros de trabajo. El texto aprobado se sitúa específicamente en el interior del sindicato y considera su análisis desde dentro de las estructuras sindicales. El contenido de dicha Resolución no me parece sin embargo que haya tenido la difusión que debiera, y conviene rescatarla para en la medida de lo posible difundirla en ambientes no estrictamente sindicales. Son muchas las personas en efecto que se han preocupado por la presencia de mujeres en el interior de los sindicatos, la consideración de la igualdad dentro de sus estructuras, la incidencia de una desigual participación por género en la elaboración de las políticas sindicales, y así sucesivamente.

En cualquier caso la lectura  de la Resolución es plenamente indicativa de su trascendencia como análisis y como programa de acción. En el cuerpo de la misma, cuando se enuncia un catálogo de compromisos – de prioridades, de buenas prácticas y de medidas de promoción positiva – hay todo un programa de acción que resulta extremadamente relevante para la consideración del sindicato como un espacio de igualdad efectiva frente a lo que todavía resiste cultural y rutinariamente, y que pretende confinar en un ámbito de “especialidad” la temática de género. El texto es el que sigue :

RESOLUCIÓN POR LA IGUALDAD REAL ENTRE MUJERES Y HOMBRES EN LAS CCOO

Las mujeres seguimos ampliando nuestra presencia en las bases y avanzando en puestos intermedios, pero aún seguimos representando apenas el 14,5% de los cargos de máximo poder en los sindicatos europeos. Según la CES de los 55 cargos sindicales con máximo poder político en Europa, las mujeres ocupamos solo 8, y la situación ha empeorado en los últimos cinco años. CCOO tampoco es ajena a esta realidad. Las mujeres representamos el 42% de la afiliación de CCOO y el 39% del total de delegados y delegadas de nuestra organización. Sin embargo, estos porcentajes no se corresponden con el peso real que ostentamos en los ámbitos de toma de decisión (incluso en sectores altamente feminizados) y la igualdad efectiva sigue siendo aún una asignatura pendiente. La mujer en CCOO sigue sin ocupar la parte que le corresponde en los cargos de mayor responsabilidad política, seguimos estando relegadas en muchos casos a un lugar subalterno y seguimos sin tener un papel de equivalencia en las relaciones de poder.
Es necesario, por tanto, asumir compromisos concretos para paliar este déficit de representación femenina en puestos de decisión, así como en la negociación colectiva, para que el gobierno de nuestro sindicato se haga realmente en igualdad de oportunidades.
Para reducir esta brecha de manera efectiva y rápida, resulta necesario caminar en una doble vía: vigilando el cumplimiento de los mandatos estatutarios de los que nos hemos dotado (con los mecanismos internos que resulten precisos) y enfrentando el debate del modelo de dirección, gestión y reparto de los tiempos, heredados de una estructura históricamente masculinizada.
Cometeríamos un error si obviamos de nuestra apuesta por repensarnos el replanteamiento de los modelos de dirección y liderazgo, la manera de hacerlos más compatibles con las necesidades de conciliación de las personas —es una realidad la triple jornada de muchas de nuestras sindicalistas: casa, trabajo y labor sindical—, la necesaria mejora de la gestión para asumir nuevas realidades sociales, la planificación y eficacia del uso del tiempo para superar la exigencia, en muchas ocasiones, del presentismo y la total disponibilidad para los mandos sindicales y la modificación de patrones culturales heredados que eviten la rigidez de algunas estructuras.
En resumen, el firme objetivo de avanzar hacia una organización que respete plenamente las necesidades de las personas y se adapte a las mismas con flexibilidad para aprovechar todo el potencial que pueden aportar, tal y como le exigimos a las empresas.
Este planteamiento irá en beneficio de todas las personas como herramienta básica para lograr la igualdad efectiva, para realizar un proceso de construcción del poder plenamente democratizador desde abajo y desde la vida cotidiana, y para romper roles establecidos durante décadas de un sindicato masculinizado en sus centros de poder, con culturas y atavismos en el uso del tiempo, sindical y personal, que en nada o en muy poco han tenido en consideración, al menos con carácter general, la realidad social de las mujeres.
Para que CCOO sea una organización más feminista y empoderante, las mujeres y hombres de CCOO proponemos que se avance en algunas medidas concretas en todos los ámbitos de nuestra organización, para conseguir la igualdad en los resultados:
Seguir avanzando en CCOO en el proceso de empoderamiento de las mujeres que, de forma creciente, conforman lo que somos. Una apuesta estratégica en este mandato de consolidación, para lo cual habrá que dar un impulso renovado a tejer redes, propiciando cuantos espacios de encuentro y participación sean necesarios, con especial atención a la cohesión y construcción de los equipos sectoriales y provinciales. Establecer mecanismos de vigilancia del cumplimiento de las obligaciones estatutarias en materia de género, para lo que será preciso dotar a las Secretarías de las Mujeres de recursos (horas sindicales) y capacidad ejecutiva suficiente, en coordinación con las Secretarías de Organización, de manera que sea requisito necesario la verificación del cumplimiento de los criterios de género en las candidaturas y delegaciones de los procesos internos, así como en las listas de candidatos y candidatas a las elecciones sindicales, con especial atención a procesos de renovación de vencimientos, dentro de su ámbito de competencia. Incorporar criterios de equilibrio de género en la composición de las Secretarías “troncales” (General, Organización, Acción Sindical) en el conjunto de las estructuras en las que se organiza la C.S. de CCOO y sus organizaciones confederadas. Promover en todo el ámbito de la organización el conocimiento de las obligaciones estatutarias en materia de género, fundamentalmente entre estructuras sectoriales y secciones sindicales, lo que permitirá planificar la elaboración de listas y candidaturas, especialmente en procesos de renovación, con tiempo suficiente para alcanzar de forma efectiva el objetivo. Priorizar la formación sindical en materia de Igualdad, dotándose de recursos suficientes para la impartición de la misma a toda la organización, delegados y delegadas de base y estructuras, en el menor plazo posible. Igualmente resulta necesario incorporar acciones de empoderamiento de mujeres en nuestros planes de trabajo. Elaborar estudios estadísticos periódicos sobre el número de mujeres que ocupan cargos sindicales en cada ámbito, con desglose por género de la naturaleza de los puestos de responsabilidad asignados, como forma de hacer visible el nivel de participación real de las mujeres en los puestos clave de toma de decisiones.
En resumen, entendemos necesario reflexionar más sobre los retos y desafíos que de cara al futuro debe afrontar CCOO en materia de igualdad interna para llegar a ser, de facto, un sindicato de mujeres y hombres, no solo en su base y en espacios crecientes de responsabilidad, sino también en su cúspide, y diseñado a la medida de sus mujeres y hombres. Es decir, para convertir en una realidad la igualdad de género y avanzar en una concepción más integral y globalizadora de todas las personas que lo componen.
La lucha por la igualdad forma parte de la lucha por la transformación del poder, y la transformación del poder es condición, a la vez que objetivo, de la lucha por la igualdad. Una transformación del poder que, además, resulta clave para que el sindicato tenga la capacidad real de repensarse, reinventarse y proyectarse ante una sociedad en la que 8,5 millones de mujeres ocupadas —y más de 2 millones de desempleadas— seguimos siendo protagonistas de una brecha multiforme: en tasa de actividad y paro, en tiempo de trabajo, en promoción, salarial…. Una transformación que permitirá que el sindicato sea más referente y representativo para esas 8,5 millones de trabajadoras en la medida en que sepa ser y visibilizarse como una organización, a todos los efectos y niveles, de mujeres y hombres.


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