martes, 26 de septiembre de 2017

LAS ELECCIONES ALEMANAS: TENDENCIAS POLITICAS EN EL CENTRO DE EUROPA



La importancia de las elecciones en Alemania se constata en cuanto que se trata del país que dicta las políticas que deben seguir el resto de los estados miembros de la Unión Europea y que además representa una importante estabilidad gubernamental, con su canciller, Ángela Merkel, con cuatro mandatos consecutivos al frente del gobierno, y a partir de las elecciones del 2013, en una gran coalición con el Partido Socialdemócrata Alemán, garantizando de esta manera una estabilidad parlamentaria plena. Además, esta alianza implicaba hacia fuera de Alemania la convergencia de las dos grandes fuerzas políticas mayoritarias como sostén y apoyo de las políticas europeas que habían sido llevadas a cabo con extrema violencia entre el 2011 y el 2013 y cuya pervivencia aparecía asegurada por esta gran coalición de izquierda y derecha, con efectos indudables sobre una cierta entente generalizada en el parlamento europeo entre el socialismo democrático y la derecha conservadora a propósito de la conservación del statu quo derivado de la austeridad.

Este panorama estable ha sido sacudido por dos hechos externos, que sin embargo han influido directamente sobre los electores alemanes. De una parte, el fracaso europeo en torno a la retirada de Gran Bretaña en el Brexit, y, de manera mucho más directa en el caso alemán, la política de acogida a los refugiados que ha realizado el gobierno Merkel a la vez que respaldaba la política europea de cierre de fronteras y de delegación de la represión en Turquía. Junto a ello, una cierta presión interna de algunos sindicatos especialmente activos, como Ver.di dentro del DGB, exigían que el SPD recobrase su libertad de propuesta y no se considerara sometido a la política general del partido conservador. Por otra parte, el polo alternativo que desde perspectivas diferentes construían La Izquierda y Los Verdes, se comprometían contra las políticas de austeridad en Europa y por una política de asilo a los refugiados más activa y sincera, junto con una crítica severa de la dualidad del mercado laboral y la desprotección que estas políticas están generando entre los trabajadores del país. En las elecciones del 2013, el bipartidismo había obtenido una presencia abrumadora en la cámara, con predominio evidente de la coalición conservadora CDU-CSU, que en su conjunto sumaba 301 escaños de los 631 en total, frente a los 193 de los socialdemócratas. Frente a estos dos grandes bloques, la oposición de izquierda se estructuraba en torno a La Izquierda (64 diputados) y Los Verdes (63 diputados), sin que ningún otro partido hubiera superado el umbral del 5% a nivel nacional que se requiere para tener representación parlamentaria, de manera que en esta ocasión la concentración de voto en torno a los grandes partidos de centro derecha y centro izquierda había expulsado al Partido Liberal, que solo obtuvo un 2,8%. La existencia de Alternativa para Alemania, como grupo claramente xenófobo y de reminiscencias nacionalistas no muy gratas en aquel país, no tenía posibilidad electoral en aquel momento, aunque rozaba la representación requerida al alcanzar un 4,7%.

Hay que tener en cuenta que el sistema electoral alemán es peculiar, y en muchos sentidos muy atractivo desde el punto de vista del respeto del pluralismo político. El ciudadano dispone de dos votos, un primer voto a un candidato específico por circunscripción y un segundo voto a una de las listas cerradas que presentan los partidos. El primer voto (Erststimme) o voto por persona, de representación directa, y el segundo voto (Zweitstimme) o voto por lista, de representación proporcional. Los escaños se distribuyen entre los partidos que alcancen al menos un cinco por ciento del segundo voto. La distribución de los escaños que determina la composición de la Dieta Federal (Bundestag) se realiza a nivel nacional, en un distrito único. El parlamento consta de 598 escaños fijos, a los que se añaden los llamados asientos adicionales, que tienen como objetivo mantener la proporcionalidad entre los dos tipos de votos. Así, mientras que en las elecciones del 2013 el número total de diputados fue 631, en las elecciones del 2017, por el contrario han sido 709. Es un sistema proporcional que obliga por tanto a las coaliciones de gobierno y no prioriza, como en Francia, la polarización entre bloques de izquierda y derecha.

Como se sabe, el resultado electoral del 24 de septiembre del 2017 ha supuesto un cambio significativo de las opciones de voto de la ciudadanía alemana, una parte importante de la cual ha desplazado su voto hacia la formación AfD, un partido de orientación nacionalista, xenófoba y neoliberal, con conexiones marginales respecto del neofascismo, que ha hecho de la política de acogida a los refugiados su blanco principal, situando en ese hecho la clave para interpretar la mala situación de una parte de la población, la precariedad y los bajos salarios junto con el reproche al gobierno alemán de cumplir escrupulosamente los compromisos de acogida mientras que los países vecinos – Polonia, Hungría, Chequia y Eslovaquia – hacen caso omiso de los mismos para proteger su mercado laboral interno. Pero además de este hecho notorio, las elecciones han contemplado el retorno del Partido Liberal con una gran fuerza, y la consolidación del espacio electoral de los dos partidos alternativos al sistema, La Izquierda y Los Verdes. En el lado de los perdedores, el partido de Merkel y Schaüble (CDU) con sus aliados bávaros (CSU), pero también el SPD, con lo que se interpreta como un castigo a la coalición gubernamental.

En el cuadro adjunto se pueden ver tanto los escaños obtenidos por los diferentes partidos como la pérdida sufrida respecto del cuadro de las elecciones del 2013, y a continuación, el número de votos calculado en millones y el tanto por ciento de incremento o de pérdida de voto respecto de las elecciones del 2013.

CDU
200  (- 55)
12,4  (-7,4)
CSU
46 (-10)
2,86 (-1,2)
SPD
153 (-40)
9,5 (-5,2)
Die Linke
69 (+5)
4,29  (+0,6)
Grüne
67  (+4)
4,15 (+0,15)
FDP
80 (+80)
4,99 (+6,0)
AfD
94 (+94)
5,87 (+ 7,9)

Como puede verse, resultan extraordinariamente significativos los casi seis millones de votos que cosecha AfD, pero también es importante la irrupción de los liberales, con cinco millones de votos, como elemento de desacuerdo y de corrección de la política de la gran coalición, mientras que la izquierda y los verdes se mantienen en ese equilibrio en torno a más de cuatro millones de votos cada uno.

Si se examinan los datos por estados – lo que puede hacerse consultando esta página, https://www.bundeswahlleiter.de/bundestagswahlen/2017/ergebnisse/bund-99.html - se constata la diferencia entre Este y Oeste de Alemania, y el incremento exponencial mayor de Alternativa para Alemania en el este, que arrebata votos tanto a CDU  y a SPD como a La Izquierda, en estados en los que ésta tenía una sólida presencia electoral, como Turingia, Mecklemburgo, Brandenburgo o las dos Sajonias. Sólo ha resistido mejor Berlin, en donde el desplazamiento de votos hacia Alternativa para Alemania no ha sido tan fuerte y La Izquierda incrementa sus votos hasta el 20,2%, compitiendo con el SPD, que tiene el 21% y regitra una fuerte pérdida de votos en esta ciudad. Por el contrario, La Izquierda ha mejorado sus posiciones en los estados del Oeste, especialmente en las grandes ciudades, pese a que en la Alemania del  Oeste también se ha dado un crecimiento muy importante de AfD, proveniente previsiblemente de los votantes del partido conservador.

En general, se constata un descenso importante tanto de CDU-CSU como del SPD. La emergencia del partido liberal parece también que debe interpretarse como una crítica electoral a la experiencia de un gobierno de concertación que deja sin opciones políticas al centro fuera de esta coalición entre derecha e izquierda. La pérdida de votos y de escaños se lee por consiguiente no sólo como cuestionamiento de la “gran coalición”, sino, consecuentemente, como una reivindicación del pluralismo frente a la concentración bipartidista que se produjo en el 2013. El SPD ha obtenido el peor resultado de su historia y  para encontrar un resultado menos favorable para la coalición cristiano –demócrata hay que remontarse a 1949.

Lo que es incuestionable asimismo es que los resultados electorales suponen un giro a la derecha en sus dos vertientes, la hipernacionalista y xenófoba y la neoliberal (que se retroalimentan más fácilmente de lo que sería previsible), un debilitamiento del SPD en cuanto incapaz de mostrar un proyecto de regulación social propio y convincente para una mayoría de progreso, y la imposibilidad de las fuerzas del cambio alternativo de extender su campo de influencia, más allá del espacio en el que se mantienen, aunque es significativa la progresiva inserción en las grandes ciudades del oeste de Die Linke. El problema por tanto ahora es el de ver qué tipo de alianza de gobierno se establece, dado que el apoyo de los liberales a los diputados del bloque cristiano demócrata de Merkel no garantiza la mayoría de la cámara, y el SPD no está dispuesto a volver a entablar una “gran coalición” que se interpreta como la causa principal del peor resultado electoral de su dilatada historia. Y, en fin, tampoco los Verdes parece dispuestos a sostener un gobierno negro/amarillo con la hegemonía cristiano demócrata.


No son buenas noticias por consiguiente para Europa. Así lo han reconocido todos los partidos involucrados y el sindicalismo alemán y europeo. La nota de CCOO que analiza este hecho – y que el  lector puede consultar en la transcripción de la misma que hace el blog hermano Metiendo Bulla  en esta página Las elecciones alemanas segun CCOO - lo deja muy claro: “CCOO lleva tiempo advirtiendo de que o se produce un cambio profundo en la UE, hacia políticas más sociales, donde los trabajadores recuperen poder adquisitivo, se ponga fin a la precariedad, y se lleve a cabo una política sobre los refugiados basada en los Derechos Humanos, o las consecuencias pueden ser muy graves. En ese sentido, la adopción el próximo mes de noviembre de un Pilar Europeo de Derechos Sociales, con un fuerte contenido social y vinculante para todos los Estados miembro, es fundamental.”. Este es el reto que tenemos ante nosotros y que el panorama alemán reactiva de manera urgente.

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