lunes, 2 de abril de 2018

BRASIL: LA DEMOCRACIA AMENAZADA



En América Latina, agotado el ciclo iniciado con el nuevo siglo de gobiernos progresistas que habían estabilizado las democracias en muchos de sus países con importantes mejoras sociales y con un fuerte impulso redistributivo, se ha iniciado desde hace dos años un ciclo inverso, en el que se ha entrado a partir de la recuperación de la iniciativa política de las élites relacionadas con el capital financiero y la especulación rentista principalmente sobre la base de la construcción de una opinión pública dirigida por los grandes medios de comunicación y utilizando asimismo la acción judicial como forma de acoso sobre dirigentes políticos como forma de erosionar las posiciones en el gobierno y deslegitimar incluso la mediación política clásica en torno a los partidos. Las nuevas élites no proceden de la política sino de la empresa y los altos cargos se seleccionan directamente desde las grandes corporaciones.  

No es un proceso lineal, ni se ajusta necesariamente a los procedimientos democráticos clásicos que requieren viabilizar el cambio a través de la consulta electoral. En otras ocasiones, se ha preferido optar por un golpe de estado institucional, es decir, revertir el mandato que las mayorías del país habían decidido mediante las elecciones presidenciales a través de la destitución del mandatario utilizando mecanismos institucionales dirigidos a quebrar e ignorar ese resultado. Sucedió con Zelaya en Honduras, y con Lugo en Paraguay, pero sin duda el proceso más relevante en cuanto a la trascendencia política que ha tenido y la importancia económica y geoestratégica del país, es el que se desarrolló como “impedimento de la continuidad del mandato” de la presidenta Dilma Rousseff sobre la base de imputaciones de violación de la ley presupuestaria de la probidad administrativa, junto con acusaciones plenamente infundadas de corrupción que realmente querían afectar, como se hizo inmediatamente, al ex presidente Lula en relación con un supuesto soborno de la empresa Petrobras.

No es necesario recordarlo, pero la destitución ilegítima de la presidenta Dilma Rousseff en agosto de 2016, ha abierto un proceso de degradación democrática bajo la presidencia del corrupto Temer que se concentra en la persecución mediática y jurisdiccional al ex presidente Lula mientras se derrumban los marcos institucionales de tutela laboral y de protección social a través de la congelación durante veinte años del gasto social y la promulgación de una reforma laboral que procede a la desregulación de importantes aspectos del trabajo y la debilitación de la acción sindical.

El proceso de deterioro democrático en Brasil se ha ido acelerando de manera que en esta última fase la implementación progresiva del proyecto golpista está desembocando en actos de violencia y de eliminación física de destacados líderes de la izquierda política y social, atentados armados contra la caravana del presidente Lula, y en general un ascenso brutal de métodos de violencia política que recuerdan la etapa final de la república de Weimar, la irrupción de las camisas pardas de las SA o el manganello  de las bandas fascistas italianas de aquel período. Es la primera vez, después de 1988, que se programan acciones directas, organizadas y armadas, contra un partido o contra los líderes del campo popular, con total complacencia e incluso con el apoyo de la prensa oficial, de los grandes medios de comunicación, que transforman la violencia directa en “incidentes”, a la vez que responsabilizan a las personas agredidas hablando de “confrontaciones entre grupos”. El asesinato en Rio de la concejal y activista Marielle Franco, no aclarado y achacado al enfrentamiento entre “bandas rivales”, o el tiroteo de tres vehículos de la caravana del presidente Lula por pistoleros aun no identificados, sin que este hecho causara ninguna reacción en las autoridades regionales y locales ligadas al golpismo, o, aún peor, mostrando su “comprensión” por este hecho, como su fuera normal atentar contra la vida de un ex presidente, exponiendo a centenares de personas que le acompañaban a la agresión con armas de fuego.

El Tribunal Supremo Federal está siendo presionado por los medios oligopólicos para que detenga a Lula y lo envíe a prisión provisional sin que haya sentencia firme – una cuestión que por cierto está en el centro del debate democrático también en España respecto de los imputados por el delito de rebelión por los sucesos en Catalunya – el Gobernador de Sao Paulo, que es un personaje de la derecha más rancia miembro del Opus Dei, ha declarado que el PT está teniendo la respuesta que merece (refiriéndose al tiroteo del ex presidente Lula), las oligarquías locales y regionales movilizan a cientos de personas armadas y con vehículos para “cerrar las carreteras” e impedir así que pase la caravana de Lula que está recorriendo todo el país obteniendo mítines y concentraciones de una gran afluencia popular, y las decisiones judiciales y los escritos de los procuradores públicos conforman un trato desigual y peyorativo en el tratamiento del procesamiento del ex Presidente. Todo ello va mostrando que la excepcionalidad social y política instaurada en Brasil a partir del golpe de estado del 2016, cobra cada vez más la forma de metástasis autoritaria, y se extiende a todo el cuerpo político e institucional del país.

El gobierno golpista de Temer tiene una aprobación por debajo del 5% de la población, y es un rehén de la Red Globo y sus empresas de comunicación asociadas que no le retiran del poder, lo que están en condiciones de hacer, simplemente ordenándolo al Congreso y a la mayoría corrupta del mismo, porque está comprometido con la agenda neoliberal al servicio de los rentistas de capital que exige el desmembramiento de los derechos laborales, la entrega de la riqueza nacional a las instituciones financieras y la destrucción de todas las políticas de promoción y de protección social que se habían puesto en marcha bajo los gobiernos del Presidente Lula. Una situación muy preocupante frente a la cual no aparecen signos de recuperación política y social suficientemente fuertes como para invertir este proceso autoritario y antidemocrático frente al que se debe estar alerta y generar la máxima solidaridad internacional con las fuerzas democráticas y progresistas de ese país.

Por este hecho, y en defensa de la democracia brasileña y por el futuro de las luchas democráticas, se ha organizado en Lisboa, el próximo 12 de abril, un gran acto en el que se quiere expresar la solidaridad ibérica con las fuerzas democráticas brasileñas en las que intervendrán por parte brasileña, Guilherme Boulos, dirigente del Movimiento de los Trabajadores sin Techo en Sao Paulo y  una de las personalidades más relevantes en los movimientos sociales de Brasil, pre-candidato a la presidencia de la república por el PSOL, y Tarso Genro, ex – gobernador de Rio Grande do Sul y ex ministro de los gobiernos de Lula, preside hoy el Instituto de Nuevos Paradigmas y es una figura extremadamente respetada en la izquierda política de aquel país. Por parte ibérica intervendrá Pablo Iglesias como dirigente de Podemos, junto con exponentes de las tres grandes fuerzas de izquierda en Portugal, el Partido Socialista, el Bloque de Izquierdas y el Partido Comunista. El acto no está organizado por ningún partido ni organización sindical, sino que responde a una iniciativa colectiva que han dispuesto la Fundación José Saramago y el Centro de Estudios Sociales. Por eso, presentarán el acto Pilar del Río y Boaventura Sousa Santos.

Previamente a este acto, se celebrará por la mañana un encuentro sobre la Agenda neoliberal y las experiencias de resistencia política y social: Brasil, América Latina, Portugal y España, convocado por el Instituto Novos Paradigmas, la Fundación Jose Saramago y el Centro de Estudios Sociales, en el que se debatirá, en una discusión abierta y fraternal, sobre las visiones alternativas y diferenciadas de los distintos rumbos que se pueden indicar frente a la gobernanza neoliberal. La sesión se iniciará con algunas exposiciones seguidas de intervenciones libres de los aproximadamente cuarenta asistentes.

Ya se irá dando cuenta en el blog el resultado de esta jornada que resulta especialmente oportuna en el momento actual. La democracia brasileña está amenazada. Hay que reaccionar tensando la solidaridad internacional, lo que nos interpela directamente a las personas y organizaciones sociales de nuestro país.

1 comentario:

paco trillo dijo...

Qué estupenda iniciativa, que podría (debería) realizarse en distintos ámbitos municipal, nacional o, en fin, europeo.