sábado, 27 de abril de 2019

EL DIA DE REFLEXIÓN ANTE EL DOMINGO: A LA CALLE (A VOTAR) QUE YA ES HORA DE PASEARNOS A CUERPO



Este sábado se destina, según parece, a reflexionar sobre la decisión que determine y oriente nuestro voto el domingo 28 de abril. Nadie duda que son elecciones decisivas, porque la descomposición de la derecha política ha hecho emerger una agresiva línea ideológica que enlaza con el profundo pensamiento reaccionario español reforzado bajo la dictadura y que fundamentalmente busca un perfil identitario nacional, patriarcal y de clase, hasta hora no exhibido explícitamente en el espacio público de la opinión política. Y la fragmentación de un posible bloque de progreso que se pudo articular en torno a la moción de censura de junio del 2018 tiene como elemento crítico la cuestión catalana, cuyos partidos políticos han forzado erróneamente la disolución del Parlamento al no votar los presupuestos presentados por la mayoría social derivada del pacto entre el gobierno socialista y el Grupo confederal Unidos Podemos – En Comú Podem – En Marea que beneficiaba de manera evidente la propuesta social para Catalunya. Por un lado, se plantea un riesgo real de involución democrática. Por otro se abre la posibilidad de un período de reformas que reviertan una década de autoritarismo social y político, una posibilidad que sólo podrá ser real si Unidas Podemos tiene una densidad representativa suficiente en el nuevo Parlamento. Ambas cuestiones van muy ligadas a la hora de seleccionar el voto.

Un día de reflexión, donde por consiguiente se frecuenta le lectura de los periódicos más que otros días y se recuerdan cuestiones posiblemente irrelevantes en el resultado perseguido pero que asaltan a quien, como el titular de este blog, se dedica a pensar en voz alta. Por ejemplo, el caso de Actúa. Por las calles del centro de Madrid donde habito, se pueden ver los carteles de esta formación política, con la foto de Gaspar Llamazares en ellos, como candidato a la presidencia de gobierno. En la justificación  de su presentación, se dice que es una candidatura que pretende ilusionar a la izquierda que no encuentra su espacio en la oferta electoral actual, y en su lista (al menos en la que conozco, por Madrid) incorpora a personas valiosas que siempre he respetado. ¿Era necesario intervenir en el proceso electoral para esta recién nacida formación política, justo en un momento en el que se está dilucidando la opción decisiva entre un país gobernado desde posiciones neoliberales en lo económico y autoritarias en lo social y una posibilidad de revertir una buena parte de las reformas efectuadas sobre la base de esquemas participativos y democráticos, restando votos a las dos grandes formaciones en liza? ¿No habría sido mucho más conveniente que en vez de restar votos a alguna de estas dos formaciones, configurarse como un instituto de opinión, a partir del cual incidir en la configuración de los programas electorales y de gobierno y más en general, sobre las estrategias de los partidos políticos, y de esta forma canalizar la autoridad derivada de la capacidad de análisis político y de la propia experiencia política de las personas que lo componen, pero no concurrir en el espacio electoral, en donde por otra parte la aceptación de su oferta va a ser extremadamente reducida?. Otro tanto sucede con la lista de Recortes Cero, que lidera el director de cine Fernando Colomo. ¿Era necesario competir en ese espacio para evitar condensar las opciones electorales en torno a las dos grandes fuerzas que la representan?

Los que nos colocamos, como ha señalado el manifiesto del mundo de la cultura 28 de abril. Tu decides, en la voluntad de quienes queremos que “la España real se movilice el próximo 28 de abril contra los odios de las mentiras reaccionarias y llene las urnas de bondad democrática” de manera que “la fragmentación de las ilusiones democráticas colectivas” no pueda traducirse en rencor contra las instituciones democráticas, entendemos que “sólo la democracia social puede afrontar las verdaderas causas de la pérdida de los derechos sociales, la precariedad laboral, la acumulación de la riqueza en pocas manos y la degradación del planeta”, es decir todos los objetivos que en la actualidad persiguen los poderes salvajes de esta sociedad, que no encuentran ningún límite en el respeto de los elementos estructurales del sistema democrático ni en el respeto del pluralismo político. La exclusión de las formaciones políticas que representan tendencias tendencias hacia la igualdad sustancial y que se asientan, al menos formalmente, sobre la centralidad del trabajo como elemento imprescindible de la cohesión social en torno al cual gira la comunidad nacional, es un riesgo cierto entre nosotros, que ya se ha ensayado respecto de la división entre partidos “constitucionalistas” y los que supuestamente no lo eran, en razón de sus posiciones críticas respecto a la decisión de aplicar el art. 155 CE. Una exclusión que se ha defendido como eje del programa electoral del PP, Ciudadanos y por supuesto Vox, que no ha dudado incluso en prometer el fin de lo que llama la “dictadura” de los partidos políticos, que anuncia suprimir, en una reivindicación de la soberanía nacional que naturalmente es incompatible con nuestro marco constitucional. Por eso mismo no cabe la abstención o la dejación del derecho a votar que configura el sistema de una democracia de partidos. Es preciso mostrar un cierta generosidad comunitaria y elegir dentro de las opciones posibles. El voto es un acto de responsabilidad colectiva que no implica un juicio de reproche moral personal. Es nada más - y nada menos - que el ejercicio de una responsabilidad ciudadana.

Hay muchos más datos preocupantes que permiten realmente plantearse las elecciones del 28 de abril como un momento a partir del cual se pueden sentar dos líneas contrapuestas de desarrollo de las pautas de actuación del pluripartidismo que de manera definitiva se instala en el cuadro institucional público español. No resultará el futuro de la misma manera si el despliegue político de esta nueva práctica pluripartidista se efectúa mediante la declarada criminalización de los nacionalismos y la confinación en un espacio políticamente irrelevante a los partidos que defienden una visión reformista e igualitaria de la sociedad española, a aquella posibilidad de afirmar un método de gobierno abierto que revierta la pérdida de derechos laborales y sociales y que recupere elementos de libertad y de autonomía en el ejercicio de los derechos civiles y políticos de una buena parte de la población. 

Para ello es necesario, como se ha dicho hasta la saciedad, que la izquierda se fortalezca, que sea apreciada por la mayoría de la ciudadanía como la mejor forma de estar en democracia. Son el PSOE y Unidas Podemos las dos formaciones políticas a nivel estatal que se identifican con esta atribución del espacio ideológico. En ambas existen tendencias opuestas que ha dificultado el entendimiento entre ellas. En el PSOE hay una importante ala social liberal que no está a gusto con Unidas Podemos como socio de gobierno y que pronostica formas de acción típicas de la gobernanza neoliberal en sintonía con una parte de la inteligentsia de la Unión Europea y las instituciones financieras globales. La propia memoria histórica de los socialistas favorece una fuerte oposición a concordar el programa con la izquierda política de este país. A la inversa, la trayectoria histórica del PSOE como elemento básico de la consolidación de la flexibilización laboral y la modernización económica, su dependencia de los grandes centros de poder económico y financiero, han complicado de manera importante las posibilidades de entendimiento con su izquierda, primero Izquierda Unida y luego ésta y Podemos en el período 2015- 2016. Las mayorías logradas a partir de la moción de censura de junio de 2018 podrían, sin embargo, beneficiarse del apoyo externo a un programa de reformas que los sindicatos confederales han impulsado a través del diálogo social, y que también han resultado en gran parte defraudadas ante la incapacidad del gobierno de sacarlo adelante antes de la disolución del parlamento.

Por todo ello – y esta es también una reflexión electoral – es necesario que la implantación electoral de la izquierda no solo sea importante en su conjunto, sino que sume en cada uno de sus componentes, pues de lo contrario la capacidad de formalización de un programa reformista a partir del gobierno que surja del 28 de abril puede verse descompensada y finalmente desvirtuada si la asimetría entre el PSOE y Unidas Podemos es muy alta (de 1 a 3 por ejemplo). Votar en consecuencia es por tanto muy aconsejable si se desea, como es el caso, un horizonte de democracia social comprometida con la realidad y que reconozca a los sujetos sindicales su papel determinante en el gobierno de las relaciones de trabajo.

Aguardemos los buenos pronósticos. Unidas Podemos parece que remonta del lugar en el que le habían puesto las encuestas de comienzos de mes, y el PSOE sigue ostentando el primer puesto como partido más votado según esas mismas. Yo votaré a Unidas Podemos por las razones esgrimidas, y confío en que seamos muchos los que elijamos esta opción.

En un grupo de whastapp que ha creado mi amigo Angel Martín Aguado y en el que compartimos este espacio de la mensajería electrónica una serie de gens du métier, han incluido en la última entrega, a guisa de interpelación final, el verso de Gabriel Celaya cantado por Paco Ibañez, “España en marcha”. Nada mejor que  la primera parte de este poema para afrontar con optimismo la jornada de mañana.

ESPAÑA EN MARCHA

Nosotros somos quien somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella sus comienzos.

Somos el ser que se crece.
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón no resuelto.

Somos bárbaros, sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero y verdadero.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos
y así somos quienes somos golpe a golpe y muerto a muerto.

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

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