El I Congreso mundial de la CSI, en Viena hace cuatro años, se propuso "cambiar de manera fundamental la globalización". Hoy sin embargo los sindicatos en todo el mundo se enfrentan a una "crisis radical de la globalización", producida por el masivo colapso financiero y las consecuencias sobre la economía real y el empleo.
En esas condiciones, la CSI se enfrenta a importantes dilemas, el mas relevante de los cuales es el de la salida a la crisis sobre la base de las políticas neoliberales. Guy Ryder, en su informe al Congreso, ha señalado que de dominar esta visión política y económica, la situación para los trabajadores sería peor que la actual. De forma muy gráfica, mantiene el informe que si esto ocurre, la crisis mundial no representaría la ruptura con las ortodoxias con prejuicios de género, anti-obreras y anti-pobres, aplicadas durante las últimas tres décadas, sino más bien la ocasión para que aquellos interesados en su supervivencia consigan dar otra vuelta de tuerca. "Los trabajadores no sólo serían las principales víctimas de la crisis misma, sino que además se verían obligados a cargar con la factura para salir de ella. Al enorme sufrimiento humano que supone la pérdida de puestos de trabajo, hogares y pensiones, habría que añadir las privaciones ocasionadas por una nueva degradación de las condiciones del mercado de trabajo y un durísimo clima de rigor fiscal y recortes en los servicios públicos".
En este sentido, el informe habla de responsabilidades enormes para el sindicalismo internacional, que no puede asumirlas en solitario, y señala una serie de líneas de acción que sería bueno desgranar en próximas intervenciones. Es evidente que en lo que respecta a Europa, el peligro de esa salida a la crisis en la mas pura tradicion del fundamentalismo neoliberal, estriba en el ataque combinado al modelo social europeo. El sindicalismo europeo, sin embargo, está aletargado y responde con dificultad y lentitud a una situación cargada de tensiones en los espacios nacional-estatales de la Unión europea. Posiblemente en esa premiosidad en la respuesta – y explicando asimismo la dificultad de elaboración de conceptos críticos y programáticos respecto de la situación en la que se encuentran los millones de trabajadores europeos – se sitúa asimismo la inexistencia práctica de una reflexión política por parte de la socialdemocracia europea, que no se define como alternativa a lo existente y que ha perdido la capacidad de reflexionar sobre los elementos centrales de un sistema democrático y la forma de radicalizarlos frente al despotismo de los poderes económicos y financieros.
Por el contrario, la CSI está mucho más activa tanto en la profundidad de sus análisis como en la elaboración de programas de acción. el eje del Congreso es la transformación de la globalización en un proceso imparable de justicia social global, prioridad del trabajo como centro de la sociedad, un trabajo decente según los términos ya clásicos de la OIT, y que en esta ocasión sean los pueblos los que protagonicen la historia y la justicia a nivel mundial.
El informe ofrece interesantes aspectos para la reflexión, que sin duda culminará en un documento más completo al final del Congreso. Se puede descargar- y es recomendable hacerlo - en este link: http://www.ituc-csi.org/IMG/pdf/Congress_theme_ES_FINAL-web.pdf
Querido Simón, comparto tus críticas a la CES y las observaciones sobre la llamada CSI. Una cosa tan sólo: posiblemente si Giuseppe Di Vittorio estuviera en la CSI o en la CES diría: si nosotros tan sólo tuviéramos el cinco por cierto de responsabilidad en la crisis, ese cinco por ciento sería nuestro cien por cien. Ya lo dijo en relación de otro acontecimiento bien conocido por todos. Ya hablaremos de estas cuestiones en el Seminario de Albacete.
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