Una hermosa película de Terence Davies, que se caracteriza por proponer explorar la memoria de los hechos cotidianos y sencillos como una forma de explicar el presente de forma crítica, lleva por título el de Distant voices, still lives. En ella, los recuerdos de las fiestas de cumpleaños y de los ratos de ocio en el pub del barrio obrero en el que nace el protagonista, las canciones que se entonaban a coro o en improvisados solos por los miembros de la familia y los amigos, le suministran un punto de contraste no sólo con la terrible condición de clase trabajadora británica de los años 50, sino con la desestructuración actual de esa misma condición, la corrosión que produce la pérdida de derechos y la precariedad laboral y humana en la que se sustancia a finales del siglo XX el disciplinamiento de la resistencia de los trabajadores y la reducción de sus espacios de dignidad ciudadana.
En otro sentido, sin poner tanto el acento en la reivindicación de parámetros culturales y estéticos como señas de identidad de una subjetividad sometida pero no domada, hay voces que se han escuchado poco o no suficientemente y que sin embargo cobran aun mas fuerza en los tiempos actuales. Son voces distantes no tanto en el tiempo sino en su condición de intervenciones periféricas en la opinión pública, palabras que llegan con dificultad a sus destinatarios, obstaculizada su difusión por una labor consciente de opacidad de los medios de comunicación nacionales y globales.
Una de estas voces que hoy resultan cada vez mas incisivas y cuyo contenido es perfectamente apropiado al tiempo que vivimos, es la del primer secretario general de la Confederación sindical Internacional, Guy Ryder, en el discurso de inauguración del congreso de Vancouver que precisamente eligió a una mujer, Sharan Burrow, en ese puesto de dirección. Todavía no se había producido esta presión de los mercados financieros desregulados en donde se mueve con libertad el capital especulativo en una economía global de casino, sobre los diferentes sistemas nacionales europeos. Pero su actualidad es evidente.
“Después de haber llenado sus cepillos con billones de dólares de los contribuyentes, los mismísimos banqueros que han generado la crisis se ponen a morder la mano que les daba de comer. Están atacando el papel del gobierno, implorando más subsidios corporativos y negándose a aceptar que el propósito principal de la banca y las finanzas ha de ser el de apoyar el empleo y el crecimiento de la economía real. Los gobiernos tienen que enfrentarse resueltamente a ellos, y en algunos casos incluso a sus propios bancos centrales y reguladores, que parecen más que felices de seguir las órdenes del sector financiero a expensas de los puestos de trabajo, los ingresos y el desarrollo.(…)”
“Los gobiernos se enfrentan a una clara elección: pueden actuar con decisión y de manera organizada para reparar esta economía mundial rota y cumplir así con su responsabilidad de gobernar en el interés de las personas; o pueden escoger eludir esa responsabilidad y hacer lo que los bancos les dicen que hagan. Ya hay indicios de que los gobiernos están preparados a aceptar una tasa de desempleo más alta e incluso un índice de desigualdad mayor, y a menos que sigan adelante con la reforma fundamental, estarán aceptando también que otra crisis, posiblemente más profunda, se convierta en algo inevitable. Existe una posibilidad real de que se dé un conflicto social extremo, o algo peor, si los gobiernos continúan anteponiendo los intereses de los bancos y las finanzas a los puestos de trabajo y la justicia social”.
Es un mensaje claro y terminante, que sin embargo no es tenido en cuenta por los gobiernos europeos ahora golpeados por los mercados financieros, y en particular por el gobierno español. La imagen de los 37 empresarios reunidos en la Moncloa dictando el programa de gobierno a quien ha resultado elegido a partir de un programa político de reformas de progreso y como representante de una amplia mayoría social que quiere profundizar los niveles de democracia económica, política y social en este país, es terriblemente significativa de la rendición del poder político al comando del dinero, y una señal sobre la renuncia voluntaria a cualquier intento de modificación de las desigualdades crecientes en nuestra sociedad. Las grandes empresas presentes en esta reunión (es imprescindible leer al respecto el análisis de Albert Recio en Mientras Tanto – e para conocer los nombres, los sectores y el significado de estas empresas) le han exigido al presidente del gobierno que “no le tiemble el pulso” – otra frase que recuerda viejos y sórdidos tiempos pasados – y no ceda ante las demandas sociales, y resulta escandaloso el grado de sumisión del gobierno a un grupo de empresas que representan el rentismo y el parasitismo especulativo típico de un modelo económico y productivo que no puede hoy mantenerse como eje del desarrollo y del crecimiento sostenible.
Es muy probable que se abra un invierno del descontento en toda Europa. Urge en efecto que el gobierno europeo y el eje Frankfurt – Bruselas cese en su política antisocial como forma de salida a la crisis.
Radio Parapanda, Frecuencia Modulada recomienda el exhaustivo análisis de la Iniciativa Legislativa Popular presentada por CCOO y UGT que ha realizado Eduardo Rojo en su blog:
http://eduardorojoblog.blogspot.com/2010/12/la-iniciativa-legislativa-popular-para.html
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