lunes, 21 de febrero de 2011

PERCEPCIONES SOBRE EL FUTURO DE LAS PENSIONES: UN EXPERIMENTO TOLEDANO.






Con la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior, las nuevas tecnologías han cobrado un gran protagonismo en las enseñanzas universitarias. En el grado de derecho que se desarrolla en la Facultad de Ciencias Jurídicas de Toledo, Joaquín Pérez Rey ha puesto en práctica un foro de discusión entre los estudiantes de esa titulación sobre el acuerdo de reforma de las pensiones que ha tenido una intensa participación y del que se deducen algunas conclusiones muy ilustrativas.
De forma sintética se pueden reducir a las tres siguientes.

a) Hay un amplio consenso sobre la aceptación del Acuerdo de reforma de pensiones. Los estudiantes entienden que los sindicatos han hecho bien al firmarlo porque de esta forma han impedido la promulgación de una norma mucho más restrictiva, han demostrado que tienen capacidad de negociar con el poder público y que no son organizaciones sociales irrelevantes a las que se pueda dar de lado, y han marcado esa capacidad de incidencia también para el futuro gobierno del Partido Popular. Algunos resaltan la dificultad de movilización que los sindicatos tenían para llevar a cabo un acuerdo más conforme con el programa sindical, pero en general las opiniones vertidas insisten en esa consideración globalmente positiva del acuerdo.

b) Donde resulta sin embargo más llamativa la convergencia de las respuestas es en los motivos que a juicio de los estudiantes explican que se haya llegado a este acuerdo. En efecto, para ellos, los sindicatos han aceptado la reforma de las pensiones tal como se desprende de lo acordado porque el “punto de equilibrio” lo han fijado en la preservación de niveles razonables de protección social para unas determinadas generaciones, de 40 años hacia adelante. De esta manera, el acuerdo de reforma de las pensiones ha procedido a sacrificar a las nuevas generaciones, las que tienen menos de 35 años, para las que el acceso y la intensidad de la protección se han reducido de forma muy radical. Es decir, que la percepción de los estudiantes es que el intercambio político central que se ha producido en el Acuerdo es el sacrificio de las generaciones jóvenes a las expectativas de mantenimiento de niveles aceptables de jubilación para las generaciones de trabajadores de edad madura o de edad avanzada. Este dato, la edad – la juventud – es el que emerge del debate como elemento lesionado en sus expectativas de futuro por la reforma de las pensiones, sin que sin embargo se baraje junto con una perspectiva de género, pese a la paridad de intervenciones de ambos sexos.

c) Por último, en el foro de debate se relaciona la reforma del mercado de trabajo llevada a cabo por la Ley 35/2010 con la percepción de esta situación de exclusión y deterioro de la protección social de la generación actual de jóvenes. Para los estudiantes toledanos, la reforma fragiliza la situación del trabajador ocupado y no asegura la creación de empleo. De esta manera, unas relaciones laborales con una amplia precariedad y rotación entre el paro y el trabajo no estable acentúan el alejamiento de todos estos trabajadores jóvenes del acceso a unas prestaciones suficientes y completas para afrontar la vejez con una pensión de jubilación digna. Y en la narrativa que mantienen estos estudiantes, la legislación de reforma del mercado de trabajo expandirá esos efectos desestructurantes del trabajo juvenil en un plazo temporal dilatado.

Las conclusiones del foro de debate son por consiguiente muy significativas. Permiten al profesor reorientar el análisis del Acuerdo sobre la base de explicar que esa percepción del “intercambio” entre la seguridad social de los trabajadores maduros y de edad avanzada y la asistencialización de la protección social como futuro de los trabajadores jóvenes, con una trayectoria laboral irregular e inestable, no se deduce del diseño pactado. El carácter muy técnico de las prescripciones del mismo requiere una presentación “dirigida” a esta franja de edad que piensa que los sindicatos han sacrificado a toda una generación por el mantenimiento de un nivel de protección social para los que constituyen el grueso de sus afiliados. Algunas intervenciones recientes, como las de Joaquín Aparicio en su blog (http://japariciotovar.blogspot.com/2011/02/los-sindicatos-y-los-acuerdos-sociales.html ), los materiales que se reúnen en el número 25 (extraordianrio) de la Revista de Estudios de la Fundación 1 de Mayo dedicado a la legitimidad sindical y los acuerdos sindicales, (http://www.1mayo.ccoo.es/nova/NNws_ShwNewDup?codigo=3668&cod_primaria=1158&cod_secundaria=1158 ) o el editorial del número 52 de la Revista de Derecho Social, de inminente publicación, sintetizan una forma de presentar el acuerdo que deshace los equívocos y las percepciones de los estudiantes de Toledo. Pero esa “explicación dirigida” posiblemente haya que extrapolarla a otros sectores ya no universitarios, sino sindicales. En algunas agrupaciones de jóvenes de CCOO también ha calado esta percepción de deterioro profundo de las expectativas de protección social para los trabajadores y las trabajadoras jóvenes, y es urgente desvincular ese discurso del Acuerdo de reforma de pensiones, que no lo presupone.

El experimento toledano es limitado y la muestra estadística del mismo muy reducida. Pero si llama la atención sobre una percepción colectiva que estima natural que las organizaciones de clase intercambien la debilitación de los derechos de generaciones jóvenes por el mantenimiento de derechos para otras generaciones de mayor edad. Indirectamente por tanto entienden que el sindicato defiende fundamentalmente los intereses correspondientes a las situaciones en las que se encuentran la mayoría de sus afiliados, entre los cuales los jóvenes son una exigua minoría. Y a la vez asumen como algo corriente que los jóvenes no se afilian a los sindicatos y que, visto lo visto, tampoco tienen ningún aliciente para hacerlo. También desde este punto de vista el debate con los estudiantes del grado de derecho en la Facultad de Toledo ofrece una visión de la organización y de la resistencia colectiva sobre la que hay que reflexionar en la medida en que sea sintomática de una forma extendida de contemplar la figura social del sindicato.

2 comentarios:

  1. Es en efecto muy significativa (y generalizada) esta sensación de los estudiantes toledanos. Parece además sintomática de una especie de fatalismo que recorre las generaciones más jóvenes y, en virtud del cual, están abocados a quedar excluidos del Estado Social, a contemplar como éste se desmorona, sin apenas capacidad de incidencia política.
    Un pesimismo huérfano de ilusión y de representación, que no estaría mal combatir aportando algunas dosis de esperanza y, sobre todo, provocando una apertura muy nítida de las organizaciones transformadoras a los intereses de los trabajadores y estudiantes más jóvenes.
    Un saludo afectuoso de Silvestre Margallo.

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