El brutal ataque a los derechos sindicales en el sector público que está perpetrándose en algunos Estados gobernados por los republicanos ha originado movilizaciones sociales sin precedentes. El pasado 5 de marzo cientos de miles de personas se concentraron en Madison, Wisconsin, para protestar contra la prohibición de la acción sindical presentada como coste económico y presupuestario. En esa gran concentración habló el director de cine y publicista bien conocido Michel Moore, que pronunció un discurso colorista y muy bien recibido por la gente que lo escuchaba y que se puede ver en original en la dirección que se adjunta al final de este “post”. Su discurso recoge las interrogantes más extendidas en estos momentos de salida de la crisis mediante el sacrificio y la reducción de los derechos de los trabajadores. Y reivindica la participación democrática, electoral y de masas, como fórmula de resistencia y de combate frente a un capitalismo financiero cada vez más agresivo. Las movilizaciones de Wisconsin marcan posiblemente el despertar de un nuevo movimiento popular en el que la defensa de la implantación de los sindicatos en los lugares de trabajo y el respeto a su derecho de acción sindical y de negociación colectiva ocupan un lugar central en la reivindicación y la exigencia de políticas democráticas.
A continuación se insertan algunos fragmentos de este discurso, en la traducción que del mismo ha hecho Susana Merino para el diario Rebelión http://www.rebelion.org/noticia.php?id=123832
Estados Unidos no está en bancarrota.
Contrariamente a lo que quieren hacerles creer los gobernantes para que renuncien a las jubilaciones, les reduzcan sus salarios y para que se adapten a la vida de sus bisabuelos, Estados Unidos no está en bancarrota. No por mucho tiempo. El país dispone de riquezas y de efectivo. Lo que sucede es que no están en vuestras manos. Se han transferido, en el mayor atraco de la historia, de los trabajadores y consumidores a los bancos y las billeteras de los super ricos.
Hoy sólo 400 estadounidenses tienen la misma cantidad de riqueza que la mitad del total de los estadounidenses.
Déjenme decirles que 400 ricos obscenos, muchos de los cuales disfrutan en cierto modo de la multi-trillonaria reducción de impuestos de 2008, tienen un botín, unas reservas y tantas propiedades como los bienes combinados de 155 millones de estadounidenses. Si ustedes no pueden llamar a esto un golpe de Estado financiero, entonces no están siendo honestos con lo que en su corazón saben que es verdad.
Y puedo decirles por qué. Admitir que hemos dejado que un pequeño grupo de personas se haya fugado con una enorme cantidad de dinero que moviliza nuestra economía quiere decir que hemos aceptado el humillante reconocimiento de que hemos entregado ciertamente nuestra preciosa Democracia a una élite financiera. Wall Street, los bancos y Fortune 500 son los que gobiernan esta república y hasta el mes pasado, el resto de la población nos hemos sentido completamente huérfanos, incapaces de encontrar el camino para hacer algo en este sentido.
No he terminado más que la educación secundaria. Pero antes, cuando yo iba a la escuela, todos los estudiantes debíamos cursar un semestre de economía para graduarnos. Y esto es lo que aprendí: el dinero no crece en los árboles. Crece cuando hacemos cosas. Crece cuando tenemos buenos empleos con buenos salarios que nos sirven para comprar las cosas que necesitamos y eso crea nuevos empleos. Crece cuando mantenemos un buen sistema educativo que permite el crecimiento de nuevas generaciones de inventores, de emprendedores, de artistas, científicos y pensadores que generan nuevas e importantes ideas para el planeta. Y esas nuevas ideas generan nuevos empleos y generan ingresos para el Estado. Pero si los que tienen más dinero no pagan los impuestos, el Estado no puede funcionar. Las escuelas no pueden producir las mejores y más brillantes cabezas capaces de crear esos empleos. Si los ricos se guardan la mayor parte de su dinero, hemos visto lo que hacen con él: apuestan descabelladamente en el loco entramado de Wall Street y destruyen nuestra economía. La quiebra que generan nos cuesta millones de empleos. Esto también genera una reducción del ingreso impositivo. Todos terminan por sufrir a causa de lo que hacen los ricos.
(…)
Gracias Wisconsin. Ustedes han hecho comprender a la gente que esta era nuestra última y mejor oportunidad para conjurar la amenaza que nos había abandonado a no saber quiénes somos los estadounidenses. Durante tres semanas se han mantenido en medio del frío, durmiendo en el suelo, saliendo del centro hacia Illinois, adonde estuvieron, lo hicieron y una cosa es cierta: Madison es solo el principio. Los ricos satisfechos se extralimitaron. No pudieron contentarse con el dinero que robaron al tesoro. No lograron saciarse deslocalizando millones de empleos y trasladándolos al otro lado del mar para explotar a los pobres de otros lugares. No, querían tener más, algo más que todos los ricos del mundo. Querían tener nuestra alma. Tenían que arrebatarnos nuestra dignidad, encerrarnos y encerrarnos hasta que no pudiéramos sentarnos a la mesa nunca más con ellos y solo regatear cosas simples como el tamaño de un aula o los chalecos antibalas de la policía o dejar algunas horas extra de sueño a un piloto para que él o ella puedan cumplir con su trabajo, con su trabajo de 19.000 dólares al año. Eso es lo que muchos pilotos de línea principiantes ganan y tal vez también el que me trajo a Madison esta mañana. Me dijo que estaba esperando un aumento. Lo máximo que está pidiendo es un poco más de tiempo para no dormirse en su auto en los viajes al aeropuerto de O’Hare. Esta es la bajeza vil a la que hemos llegado. Los ricos deben de estar contentos por pagarle a este hombre 19.000 dólares al año. Ellos se llevan su sueño. Ellos lo degradan y lo deshumanizan y gozan por ello. Después de todo no es más que otro holgazán, ¿no es así?
Y esto es, amigos míos, el terrible error de la Empresa Estados Unidos. Pero tratando de destruirnos han dado a luz un movimiento, un movimiento que se ha vuelto masivo, una revuelta no violenta por todo el país. Sabíamos que algún día llegaríamos al punto de ruptura y ese punto ya está aquí. Mucha gente de los medios no lo comprende. Dicen que les pilló desprevenidos lo de Egipto, nadie lo vió venir. Ahora están sorprendidos y confundidos viendo que tantos cientos de miles de personas han venido a Madison en las tres últimas semanas pese al brutal invierno. ¿Porqué permanecen en medio del frío? Pienso que la elección fue en noviembre y fue ésta.
“Algo está sucediendo aquí y usted no sabe de que se trata ¿o sabe?..”
Estados Unidos no está en bancarrota. Lo único que está en bancarrota es la brújula moral de los dirigentes. Y nosotros pretendemos fijar ahora la orientación y conducir el barco nosotros mismos. No lo olvide, mientras mantengamos esta Constitución, una persona es un voto y es lo que los ricos más odian en Estados Unidos, porque siempre pensaron que ellos disponen de todo el dinero y de todas las cartas y ahora comprenden a regañadientes la básica firmeza de este hecho: ¡Somos muchos más nosotros que ellos!
http://www.michaelmoore.com/words/mike-friends-blog/america-is-not-broke
Os sugiero la publicación del artículo de hoy en Público de Viçens Navarro. "Laa banca y el mundo académico". Lo suscribo al 100 % y eso que yo soy un humilde y simple socialdemócrata enamorado de la política económica de los países nórdicos.
ResponderEliminarCarmelo Martínez