martes, 25 de marzo de 2014

PROVOCACIONES POLICIALES




Juan Ramón Capella escribe a algunos amigos este mensaje sobre las provocaciones policiales y el desarrollo de una estrategia que pretende impedir el derecho de manifestación pacífica. Este relato se une al de tantas otras personas que se conoce a través de las redes sociales y que convergen en la misma idea. Es importante leerlo y actuar en consecuencia.



Queridos amigos: os comunico lo siguiente

Mi amigo MAL, que tiene más de 60 años y de profesión, digamos, ejecutivo, estuvo en las marchas del pasado sábado en Madrid. Cuando ya se retiraba para casa, en Recoletos, se encontró entre un grupo de jóvenes que hacían lo mismo tocando tambores y con alguna bandera. De pronto un grupo de antidisturbios, sin provocación alguna, fue a por ellos. Los jóvenes se apartaron corriendo; MAL, no. Y fue aporreado por porras que buscaban su cabeza y su cara, que él protegió con sus brazos. Creyó que podían matarle. Los jóvenes volvieron y lograron rescatarle.

(Las normas de uso de las mal llamadas "defensas" de la policía prohiben golpear por encima de la cintura; ya sabéis cómo cumplen con eso).

La compañera de MAL, al ver su estado al llegar a casa,  con los  brazos negros y más hinchados que el hombro, le obligó a ir al Hospital de la Mutua a la que pertenece, donde le practicaron curas y extendieron parte médico. Curiosamente, esa Mutua es la misma que la de los policías: MAL encontró a algunos allí, aparentemente sin problemas, y les preguntó qué les pasaba. Resultó que les habían dado unas botas altas que, al correr, les habían causado fuertes rozaduras en las piernas. Al quejarse de eso, sus superiores les habían enviado al Hospital, sin duda para hinchar así el número de policías heridos el sábado 22 de marzo.
MAL, con anterioridad, había visto algo que encontraréis en youtube: el destrozo por encapuchados de una furgoneta policial (bastante bien filmado, por cierto). Pues bien: la furgoneta era de la Policía Municipal, que la había abandonado sin nadie dentro, y los municipales habían desaparecido. MAL cree que los autores de los destrrozos, con la cara tapada, eran provocadores.

El caso de MAL es sólo uno, pero el pasado sábado se dieron muchísimos más.

Os cuento todo esto porque me parece peligrosísima esta deriva de la provocación sobre manifestaciones esencial y vocacionalmente pacíficas. Claro que algunos jóvenes caen en la provocación, pero lo importante es que ésta existe. Creo que debería haber algún centro, grupo de abogados, etc., para reunir información y actuar judicialmente contra los responsables de las provocaciones. Eso es tanto más necesario cuanto que el Ministerio de Justicia está aprobando normas que tienden a hacer muy peligroso el derecho de manifestación.

Hasta ahora el agua no ha llegado al río. Pero se sabe que en Kiev, en El Cairo y en Caracas han actuado pequeños escuadrones disparando indiscriminadamente sobre multitudes para causar muertes. Todo en un año. La estrategia es desbaratar el pacifismo de la gente corriente que se manifiesta. Aquí los medios son distintos. Ya en ocasiones anteriores se había puesto de manifiesto la provocación (recordad el "Que soy compañero, ¡coño!"); pero el pasado sábado se dio un peligroso salto de cualidad que no se puede minimizar.
25.3.2014

Juan Ramón

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