sábado, 24 de mayo de 2014

LA IZQUIERDA Y LAS ELECCIONES EUROPEAS (III)


Colectivo Bullejos

Termina con este “suelto” la tercera parte del informe que hemos elaborado a petición del Blog “Según Antonio Baylos” sobre las fuerzas políticas que se presentan en estas importantes elecciones del 25 de mayo del 2014. Si las dos anteriores giraban predominantemente en torno al Partido Popular (la primera) y al Partido Socialista (la segunda), esta tercera intervención se centra fundamentalmente en la candidatura de Izquierda Plural. Muchas gracias por su atención y esperamos tenerlos nuevamente a bordo.

El cuestionamiento de la construcción de Europa, sus fisuras y contradicciones, han preocupado prácticamente desde su inicio a Izquierda Unida. De hecho la primera de sus grandes crisis nace precisamente al diferir entre sus componentes sobre el alcance y significado del Tratado de Maastricht y el tipo de proyecto social y económico que éste ponía en marcha. Es posiblemente un debate seminal que todavía se recuerda, aunque seguramente hoy se plantearía de otra manera. En general la componente europea e internacional ha acompañado las preocupaciones de esta coalición, comprometida seriamente con al antibelicismo y el pacifismo. Los debates sobre la Constitución europea, en el 2005, que anunciaban el despliegue sin restricciones ni límites político-democráticos de las libertades fundamentales de mercado, hicieron que IU se inclinara por votar no en el referéndum, y a partir del desencadenamiento de la gran crisis percibida en el 2009 y 2010, la crítica a las políticas de austeridad y a las reformas del marco institucional de las relaciones de trabajo, de la seguridad social y de la sanidad, ha sido constante.

Tras apaciguar de manera significativa la división producida por los conflictos internos que ha marcado desde su inicio la existencia política de Izquierda Unida, en las elecciones del 2011 la coalición recogió una parte del voto de protesta frente a la actuación del gobierno socialista en el marco de la crisis y de las políticas de austeridad impuestas. Su actuación parlamentaria frente al acuerdo bipartidista PSOE – PP de modificar el art. 135 de la Constitución sin convocar un referéndum para ello fue un claro ejemplo de utilización democrática de las formas parlamentarias pese a un reglamento del congreso basado en el predominio aplastante de las decisiones de los dos partidos mayoritarios. Ya bajo el nombre de Izquierda Plural, obtuvo en las elecciones generales de noviembre de 2011 casi un millón setecientos mil votos, aproximadamente un 7% del total de los emitidos, constituyéndose en la tercera fuerza más votada. Ha participado en las grandes movilizaciones del 2012 como uno de los actores políticos destacados junto a sindicatos y otros movimientos sociales. Incluso a partir del 2013 ha originado como decisión propia una serie de actos e iniciativas especialmente en el tema de derechos y libertades.

Consciente de la necesidad muy sentida en los sectores más castigados por las políticas de la austeridad de impulsar un proceso de unificación de las fuerzas políticas a la izquierda del PSOE como forma de capitalizar “en las instituciones” las reivindicaciones esgrimidas en las calles y en las plazas, ha intentado hacer avanzar el proceso, de forma que la lista electoral que presenta sería la plasmación concreta del tipo de alianzas logradas. Las formas de confección de la lista, los métodos para encauzar un debate complejo y  las tomas de decisión colectiva en órganos de dirección frecuentemente acompañada de ratificación posterior por la militancia de la organización política coaligada, han generado críticas probablemente más acertadas en cuanto a la disconformidad con el resultado final que en lo relativo al método para definirlo.

En principio, la lista de Izquierda Plural pretendía hacer converger tres líneas de desarrollo. Por un lado, debería ser capaz de expresar un verdadero compromiso federal más allá de la estructura de la que se dota como organización, y normalizarlo como ejemplo de lo que debería ser la configuración territorial del Estado español. De esta manera, la presencia de Iniciativa – Los Verdes y de ANOVA responderían positivamente a esta intención, aunque sin embargo se fracasó en la incorporación de Chunta Aragonesa que rechazó la militancia de ésta al preferir concurrir con Equo-Compromís. La segunda, integrar a figuras paradigmáticas que permitieran articular la relación entre sectores clave de la resistencia espontánea de los ciudadanos y  que pudieran ser representativas de los movimientos sociales que se desplegaban en los procesos de movilización. En este aspecto las figuras de Albiol y Couso responden a ese objetivo, aunque no hubo la suficiente flexibilidad para incorporar en los primeros puestos a Pisarello propuesto por EUiA, como elemento significativo de la relación con los movimientos ciudadanos y la PAH en especial en Cataluña. La presencia de López como número dos avala la relación ahora especialmente privilegiada de IU con los sindicatos, especialmente a partir de finales del 2011. En un tercer nivel, la nómina de nombres intentaba integrar las organizaciones más potentes y combativas – o significativas – de la estructura de IU, incluidas las corrientes ideológicas en su seno. En este punto las dificultades fueron mayores y las críticas más amplias, en concreto en torno a la decisión de situar a Meyer en el primer puesto y en la posposición del candidato de Izquierda Abierta. Sin embargo, globalmente considerado, el objetivo parece haberse cumplido de forma relativamente satisfactoria.

La interacción entre el espacio europeo y el nacional / estatal es la base de partida de la exposición del programa de Izquierda Plural, y se trata de un discurso que llevan haciendo desde hace tiempo por lo que no les resulta incómodo reforzarlo en ocasión de las elecciones europeas. Realmente lo que para la Izquierda está en juego es la posibilidad de alterar y transformar las políticas europeas que imponen sufrimiento a la ciudadanía a través de recortes sociales y degradación de derechos laborales y sindicales. Son sin embargo consideradas realmente como políticas europeas de los gobiernos nacionales, de manera que es el aparato de la gobernanza – y no sólo del gobierno en un sentido técnico estricto, por donde se insiste en el bipartidismo como forma real de administración de la misma – el que pone en práctica estas decisiones marcadas o indicadas por el complejo financiero – burocrático europeo, la troika por resumir. Pero hay una conciencia clara, aunque posiblemente no se haya explicado de forma terminante, de que estas políticas concebidas en el espacio supranacional no podrían ser aplicadas si no existiera el consenso de los gobiernos de los Estados en donde se acomodan éstas y se desarrollan en lo concreto. Por eso la importancia doble de defender propuestas contrarias y alternativas a las políticas de austeridad dentro y fuera del perímetro del Estado español, generando aquí un amplio refrendo popular a las acciones y proposiciones que se van a mantener allí. La candidatura de Tsipras, que es la que más va a crecer respecto de los diputados que se integren en el grupo de la  lzquierda Unida Europea, puede convertirse en un referente fundamental para la construcción paulatina de una estrategia de reformas y de alianzas en Europa de la que ya se está comenzando a poner las bases.

En un espacio muy similar al de la Izquierda Plural, se presenta la coalición Podemos, liderada por Pablo Iglesias. Discrepante en los métodos de formación de la voluntad colectiva de las organizaciones de partido – más allá de los procedimientos de selección de las listas electorales – e incorporando elementos de democracia en red y democracia “desintermediada” a través de la construcción de círculos “Podemos” en una estructura capilar, se ha construido una alternativa política creíble en términos electorales. Facilitada por la presencia mediática de Iglesias, hay en este movimiento un “aire de familia” buscado con el movimiento conocido en Europa como “indignados” o el 15-M. Hace más hincapié en las formas de obtener la definición de objetivos y de propuestas que en el contenido de las mismas. En el debate electoral, el discurso iba dirigido principalmente al plano nacional estatal, pero focalizado sobre la condición subalterna de la precariedad vital y la capacidad democrática de transformar la realidad y de resistir el dominio: El miedo cambiará de bando. Europa aquí aparece como un lugar  imaginado por el capital financiero como puro mercado poblado por sujetos desprovistos de derechos sometidos a una casta de funcionarios especializados en impedir la rebelión y la coalición para vencer esa servidumbre impuesta.

En su origen se concebía más bien como una expresión particularizada del programa derivado de las movilizaciones sociales del 2012 y 2013, un fenómeno por lo demás esencialmente madrileño, adaptado y corregido en función de los sujetos participantes y movilizados en el mismo, fundamentalmente jóvenes alejados de “la política” como forma alienada de un dominio que se manifiesta en su cotidianeidad económica y social en la existencia diaria de tantas personas incapaces de reconocerse en esa representación de intereses a través de los partidos, incluso los de la izquierda radical. Esta primera percepción – que era muy común en el interior de IU, que a fin de cuentas era la fuerza política que más había interiorizado como programa el conjunto de las reivindicaciones sociales – ha ido cambiando a medida que se fortalecía en la opinión pública como opción electoral y se extendía por el territorio del Estado español. Actualmente parece tratarse de una opción estratégica más a largo plazo, que pretende perpetuarse en el panorama político y electoral interno, proponiéndose como un modelo que atraiga asimismo a sectores sociales y a estructuras partidarias situadas fundamentalmente en el espectro de la izquierda política donde Izquierda Unida está bien instalada y progresando. Hay muchos modelos de desarrollo de esta escala de acciones.

Lo que resulta evidente es la necesidad de condensar en voto popular este esfuerzo de resistencia colectiva que ha mantenido la sociedad española durante un proceso mantenido con 2012 como punto crítico, pero continuado en 2013 y en lo que va de año 2014. Hay algunos datos que avalan la desafección electoral hacia las dos grandes opciones hasta el momento dominantes, el PP y el PSOE. En el 2011, la concentración del voto emitido sobre los dos grandes partidos era del 75%, mientras que en el 2008 había llegado al 82 %, su mayor score. Es casi seguro que en las elecciones de mayo, vuelva a bajar, de forma que el espectro de grupos y partidos no asimilados a los dos grandes partidos siga aumentando, o, a la inversa, que siga disminuyendo la concentración del voto hasta niveles asimilables a las primeras elecciones de 1977, donde UCD y PSOE concentraron el 65 % de los sufragios. El otro vector es el número absoluto de votos emitidos. Como ya hemos dicho, el escenario de una fragmentación de asociaciones y coaliciones políticas que convergen en el rechazo y en la necesidad de otra política para Europa, debería ser capaz de obtener una densidad representativa medible en número de sufragios que, aunque emitidos para la pluralidad de fuerzas presentadas, puedan ser en su conjunto imputadas a un bloque probable de sujetos políticos que repudian las políticas dela troika y defienden una propuesta alternativa, comenzando desde luego por el grupo más potente y organizado, el de Izquierda Plural. Nosotros la hemos fijado en tres millones de votantes, porque es ya una cifra importante de ciudadanos que toman decididamente partido contra las políticas de la restricción y de la pérdida de derechos. Iniciar un proceso destituyente del sistema requiere, como primer paso, situarse, en el conjunto de las fuerzas que no integran el bipartidismo imperfecto que caracteriza al sistema español, en torno a un 15% de los votos. A partir de ahí se pueden comenzar a condicionar seriamente las decisiones lesivas para la ciudadanía y mostrar la importancia de la acción política institucional para el Estado Social y los derechos ciudadanos.

Así que manos a la obra.  Las elecciones del domingo requieren muchos votos de izquierda. Hay que ponerse a ello. Los resultados electorales posiblemente constituyan una nueva entrega de este comentario a la nueva conformación del Parlamento europeo.





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