viernes, 3 de julio de 2015

SOLIDARIDAD SINDICAL CON GRECIA






La campaña por el No (Oxi) en Grecia entra en su recta final. Nunca se ha hablado tanto de un pequeño país como es Grecia hasta estos días, cuando su gobierno ha desplazado el centro de gravedad del debate de las políticas de austeridad a la dimensión política – democrática de la decisión popular.

En este contexto, los discursos en presencia juegan en dos campos. A favor del sí, desacreditando por una parte la postura del gobierno griego como irresponsable, insostenible o, como diría nuestro presidente de Gobierno, “poco serio”, señalando en última instancia que quien tiene una deuda debe pagarla, y fundamentalmente señalando las consecuencias terribles de la opción por el No, que sería la vuelta de la dracma y el aislamiento del mundo económico y del consumo, es decir, la exacerbación del miedo a las consecuencias de una decisión plebiscitaria que haga cumplir el programa con el que Syriza resultó elegido en enero de este año.

A favor del No se posicionan los planteamientos que entienden indisociable la noción de democracia política y social y compromiso europeo, de forma que el resultado de las políticas de austeridad no puede conducir a la degradación de la dignidad de las personas, la aniquilación de sus derechos y la consolidación de situaciones de emergencia humanitaria en un país extremadamente castigado por estas políticas desde 2010. La necesaria re-estructuración de la deuda y la obtención de un acuerdo de sostenibilidad que recoja las muy razonables propuestas del gobierno griego son las consecuencias de la victoria del No en el referéndum, una decisión que fortalece al gobierno griego y permitirá llegar a un compromiso equilibrado.

Pero además en el referéndum griego se está jugando – como señalaba Antonio Lettieri ayer en este mismo blog – “ que por vez primera un estado miembro pueda condicionar o cambiar la política de austeridad hasta cancelar sus aspectos más irracionales”, y en ese envite se juega mucho la izquierda alternativa europea y la propia reorientación de algunos exponentes  - cada vez más significativos- de la socialdemocracia europea, como lo que se ha manifiestado en la disidencia frente a la votación de la gran coalición europea en el TTIP.

Uno de los sujetos más involucrados en la necesidad de esta salida es el movimiento sindical. Sin embargo la reacción del mismo no ha estado a la altura de lo requerido. La Confederación Europea de Sindicatos no ha convocado de urgencia a su secretariado para seguir el proceso y lanzar una señal de solidaridad activa con el proceso griego. En su comunicado de comienzos de semana, la CES, por boca de su Secretaria General, ha advertido de los riesgos de expulsar a Grecia del euro – lo que coincide con el argumentario del miedo que se maneja por los partidos de la oposición griega- aunque afirma, taxativamente que “la UE y el Fondo Monetario Internacional tienen que dar muestras de una mayor flexibilidad y alcanzar un compromiso con Grecia que incluya una reprogramación y un alivio de la deuda, así como financiación para las emergencias sociales y la recuperación de la inversión”. Pero la dimensión política y democrática del referéndum y la apuesta de la CES por los partidarios del No, no se hace tan explícita a partir de estos comunicados oficiales.

Desde ese punto de vista, la solidaridad sindical con Grecia se ha desarrollado a través de las respectivas centrales sindicales nacionales, que han concurrido en muchos supuestos a las convocatorias políticas en solidaridad con Grecia y por el apoyo al No en el referéndum que se han ido realizando en toda Europa a lo largo de esta semana. El sindicalismo español, como el portugués y el italiano – la CGIL – se han volcado en este apoyo, pero sin embargo no ha sucedido así en otros países europeos.

Sucede sin embargo que algun hecho de solidaridad muy significativo no ha sido recogido por los medios de comunicación, justo por su carácter emblemático. Lo ha contado  Bruno Estrada en  Los trabajadores alemanes solidarios con Grecia, al dar a conocer que el martes pasado 30 de junio, Reiner Hoffman, el presidente de la DGB alemana, y Yannis Panagopoulos, Presidente de la Confederación Sindical de Grecia (GSEE) firmaron un comunicado conjunto que pone de manifiesto como los trabajadores, por encima de las fronteras nacionales, apuestan por la solidaridad, en el que se reconoce:

·        El derecho democrático inalienable del gobierno griego de Syriza a convocar el referéndum del próximo 5 de julio. Y en este sentido instan a las autoridades acreedoras a ampliar el segundo paquete de rescate hasta que se conozca el resultado del referéndum. Incluyendo un aplazamiento de los reembolsos al FMI.

·        Que solo es viable un acuerdo que ofrezca una solución sostenible a la deuda griega, sobre la base de un plan de inversiones para el crecimiento, un superávit primario sostenible y el empleo.

·        Que las negociaciones deben reanudarse de inmediato para encontrar una solución equilibrada que no puede volver a trasladar todo el peso del ajuste sobre los trabajadores y pensionistas.

Este es el camino. Es cierto que “una fractura recorre la Unión Europea”, como señala Bruno Estrada en el artículo citado. Toda Europa va a votar el domingo en Grecia. El movimiento sindical europeo  muestra en si mismo también esa fractura, poniendo de manifiesto sus insuficiencias organizativas y la contradicción de los planteamientos que se entrecruzan en su interior. Pero hay que confiar en que cada vez con más seguridad vaya desplegando un programa de acción que de soporte a un internacionalismo operativo para los trabajadores europeos.




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