El resultado de las elecciones del 20 de diciembre se
diferencia completamente de los que habitualmente se venían realizando en
nuestro país, sobre la base de un bipartidismo completado con el apoyo
intermitente de los partidos nacionalistas vasco y catalán. La situación ha
cambiado radicalmente. A continuación se insertan unas breves anotaciones sobre
los mismos.
Los resultados de las elecciones han sido recibidos con inquietud por los
medios de comunicación. Haciendo una síntesis de sus titulares se puede resumir
el sentido de su intranquilidad, que El Mundo
lo precisa muy claramente: el resultado electoral ha derribado el
bipartidismo y ha “dejado en el aire” el nuevo gobierno (que es también el
titular de ABC). El actual
presidente, Mariano Rajoy, es por
tanto un presunto damnificado por las consecuencias del voto. El Pais insiste en que pese a haber ganado las
elecciones, el PP “tendrá muy difícil formar gobierno”, La Razón advierte, curándose en salud, que Rajoy deberá hacer frente a
una “pinza anti PP”, y, de forma más directa, Ediario.es afirma que el 20-D “marca la puerta de salida de Mariano Rajoy". La preocupación por la
dirección de la gobernanza está presente en todos los medios, aunque en
Catalunya se insiste en el reconocimiento electoral de la pluralidad nacional
española – “Gana la España plural”, afirma La
Vanguardia – y sólo Público.es coloca
en titulares la posible salida a la izquierda de este proceso, al afirmar que “la
izquierda se convierte en una alternativa factible de gobierno”. Un panorama
complicado, que en Sinpermiso.es se
define como un “empate estratégico”.
Los datos son posiblemente nos digan algo más sobre este escenario. Han
votado más de veinticinco millones de españoles, lo que significa un 73,16% del
censo electoral, teniendo en cuenta que casi dos millones del mismo están en el
extranjero y las dificultades para que votaran han sido insuperables, como se
ha aludido en este mismo blog Impedir el voto de los que están fuera de España . De esos 25 millones, el PP ha cosechado 7,2, el
PSOE 5,5 e IU menos de un millón, 922.000 sufragios. Son los partidos que,
junto con UPyD, más votos han perdido respecto de las elecciones del 2011, que
sellaron una etapa de la crisis y permitieron al PP afrontar en solitario la
tarea de aplicar las políticas de austeridad y de recortes sociales que
causaron la degradación de los derechos democráticos y de las condiciones de
existencia de la mayoría de los ciudadanos. En términos absolutos, el PP ha
perdido 3,6 millones de votos y 63 escaños, lo que no le ha impedido alcanzar
el primer puesto con un 28 % de porcentaje. Nada extraordinario para un partido
que ha hecho de la corrupción su estilo de gobierno y que ha escondido a su
líder retirándolo de los debates públicos, consciente de su imagen negativa.
Las posiciones del PP tienen una gran solidez sin embargo en una buena parte de
la población española, aunque su retroceso sea evidente y posiblemente sin
capacidad de recuperarse en el corto plazo.
El otro gran partido clave, el PSOE, ha perdido un poco menos de un millón y medio de votantes
y 20 escaños, situándose en el peor resultado de su historia desde el comienzo
de la democracia en las elecciones de 1977. Con todo, no ha sido sobrepasado,
como algunas encuestas pretendían, por Podemos,
y sigue siendo el primer partido de la izquierda, que por consiguiente podría
iniciar las conversaciones para obtener una mayoría parlamentaria suficiente
para formar gobierno. La orientación a la izquierda no es sin embargo una
propuesta que satisfaga a una buena parte de las corrientes del PSOE ni a los
poderes fácticos que éstas encarnan. Sin embargo, la pervivencia de Sánchez como líder del PSOE depende de
su capacidad para formar gobierno. Si no lo logra, es segura la crisis interna
del partido y su sustitución por otra persona.
En el espacio electoral, han irrumpido dos nuevos actores con gran fuerza, Ciudadanos y Podemos. El partido de Albert
Rivera ha tenido un gran éxito al conseguir 40 diputados correspondientes a
tres millones y medio de votantes, el 14% del total. No obstante, las
expectativas que las encuestas habían alimentado eran mayores. Su presencia
ubicua en los medios y en especial en la televisión, la propaganda extensa que
sus propuestas habían recibido, le asignaban en las encuestas finales porcentajes entre el 16 y 18%,
entre 54 y 58 diputados. Ha sabido crear un espacio en el centro derecha con
fuerte implantación en capas medias urbanas que no soportan los episodios
continuos de corrupción del PP y sus actitudes neofranquistas. Su sintonía con
las políticas europeas de austeridad y su concepción unitaria del Estado español
le colocan en un espectro decididamente conservador, pero no cuenta con
suficientes escaños como para garantizar la continuidad del gobierno del PP.
Con mucha más fuerza se ha consolidado la presencia de Podemos en el Parlamento. Para este momento nacieron, han recordado
sus dirigentes, y han irrumpido de manera impetuosa, a través de una propuesta
articulada y diferenciada en razón de la diversidad plurinacional española, lo
que ha permitido que acudieran en unión con otras fuerzas políticas, entre
ellas IU, en Catalunya y en Galicia – donde han obtenido 12 y 6 escaños
respectivamente – y en Valencia con
Compromís – donde han logrado 9 puestos – mientras que en otras regiones
como Andalucía o Madrid, en las que la confluencia con IU habría dado mejores
réditos electorales, ha concurrido en solitario. Sumando los votos de las
confluencias – casi dos millones en su conjunto – Podemos ha obtenido 5.200.000 votos, más del 20% del total de los emitidos. Pablo Iglesias ya ha enunciado los ejes
de las medidas que va a defender en los pactos para formar gobierno: el
refuerzo y blindaje de los derechos sociales ciudadanos como la vivienda, la
sanidad o la educación, la reforma del proceso electoral, y el abordaje de un
proceso de consultas que permita una nueva configuración plurinacional del
Estado español y en concreto en Catalunya, donde la coalición En Comù / Podem
ha sido la candidatura más votada.
Izquierda Unida, presentada como Candidatura de Unidad Popular, ha obtenido
922.000 votos, en lo que parece ser su suelo electoral, que ya alcanzara en las
elecciones del 2008, donde una parte de sus votantes se desplazaron al PSOE
para permitir la victoria de este frente al PP. Ha perdido 750.000 votantes
respecto de las elecciones del 2011, y los dos escaños que ha obtenido en
Madrid no le dan la posibilidad de tener grupo parlamentario, salvo que llegue
a algún acuerdo, posiblemente con ERC, para un préstamo “técnico” de diputados
a esos efectos. Aunque en Catalunya hay dos diputados que pertenecen a
ICV-Euia, y otro de EU en Galicia elegidos en las candidaturas de confluencia,
el compromiso electoral de éstos es el de formar grupo propio y por tanto no
sirven a ese propósito. Cabe sin embargo un "préstamo" transitorio que permitiría, según el reglamento, esta posibilidad con los diputados de IU inscritos en la confluencia catalana En comú. IU ha sido desbordada en su base social por la presencia
de Podemos a la vez que ha sido de nuevo víctima del sistema electoral. Es
evidente que si Podemos hubiera
aceptado la propuesta de IU de converger electoralmente en todas las circunscripciones,
las consecuencias habrían sido muy superiores en número de escaños. Una
simulación de eldiario.es situaba en ese caso el score en 85 diputados. Pero
así casi un millón de votos de IU no han sido aprovechados en el impulso hacia
el cambio político y social que esta fuerza también propiciaba junto a Podemos.
Los partidos catalanes han tenido una presencia contenida. ERC, que debería
haber sido un fenómeno electoral en ascenso, ha defraudado sus propias
expectativas, y casi empata con la nueva marca de Convergencia, Democracia y
Libertad (DL) con 9 y 8 escaños respectivamente. No es previsible sin embargo
que ambos partidos puedan, como si lo hizo CiU en el pasado, apoyar a un
gobierno del PP, en abierta hostilidad mutua. Más posible sin embargo sería el
acercamiento de ERC a un posible pacto de PSOE-Podemos en el que se incluyera
un calendario para la consulta en Catalunya sobre su independencia con el
Estado español.
En el Pais Vasco, los partidos tradicionales han retrocedido ante el
fenómeno Podemos, que ha afectado
especialmente a Bildu, que ha perdido
116.000 votos y cinco diputados. El PNV ha perdido asimismo votantes, aunque en
menor cantidad, 22.000 y ha ganado por el contrario un escaño. Podría ser
también un apoyo a un pacto PSOE-Podemos.
El panorama es por tanto complicado. No es conveniente sin embargo deducir
que la situación de “empate” se corresponda con los votos emitidos. Es el
sistema electoral el que ha logrado el empate técnico o esta situación anómala.
La suma de votos de PSOE, Podemos e IU arroja un resultado de 11.637.624
personas, mientras que la de PP y Ciudadanos da la de 10.708.821. Es por tanto
evidente que las posiciones de la izquierda han obtenido casi un millón de
votos más que las de la derecha. Si a ello unimos los votos de los partidos
nacionalistas que son claramente contrarios a las políticas del PP, la
distancia se amplía considerablemente en la intención declarada de los votantes
opuesta al gobierno de Rajoy.
Es ahora el momento de la política parlamentaria, de la capacidad de llegar a puntos de
encuentro desde el amplio arco que lleva desde las posiciones de centro a la
izquierda. Por vez primera en el parlamento español tiene una densidad política
muy importante la izquierda alternativa, que deberá hacer efectiva, no sólo en
la negociación para lograr gobierno, sino en la discusión parlamentaria y en la
reivindicación de la política como espacio de discusión y de creación de
opinión pública. Posiblemente en los próximos días veremos cómo funcionan las
presiones de los poderes privados para recomponer en su favor una situación que
no les conviene. La gobernanza que han pretendido obtener en las urnas no les
ha sido dada, pese a todos los esfuerzos mediáticos y manipulatorios
realizados. Seguiremos atentos a los acontecimientos de los próximos días.
Sitúa al PSOE en el espectro político de la izquierda y si nos atenemos en exclusiva, allí donde ha gobernado, a sus políticas, éstas nos dicen que es un partido claramente de derechas: recortes de derechos laborales, fiscalidad regresiva (más a la mayoría trabajadora y menos a la minoría elitista y rentista del capital, con bajada de los impuestos directos, Renta y Sociedades, los más progresivos, disminución o eliminación de otros sobre el capital como: patrimonio y sucesiones, y aumento de los indirectos: IVA y especiales, que al ir al consumo afectan más a aquellos que mayor porcentaje de sus ingresos dedican al consumo, la cesta de la compra, que son los más pobres) en definitiva, subida a los pobres y rebaja a los ricos. Junto con una flexibilización del la regularización financiera y bancaria, así como la privatización de las empresas y servicios públicos, los conciertos con la sanidad y educación privados, las ETT, etc.
ResponderEliminarPues esos hechos y no las siglas, nos dice que el PSOE es un partido de derechas, aunque más liberal, tolerante en temas sociales como el feminismo, aborto o matrimonio homosexual, que el conservador PP, en lo esencial son ambos de derechas. Uno, el PSOE, de una derecha neoliberal en lo económico y liberal en lo social y, el otro, el PP, igualmente neoliberal pero conservadora.
Por lo que calificar al PSOE de izquierdas en pretencioso por no decir capcioso o falaz.
Un saludo.
Sin embargo querido anónimo, la gente que vota al PSOE no está apostando por el neoliberalismo, sino por una cierta composición regulatoria de los procesos económicos; hay una franja importante de votantes del PSOE que se inscriben directamente en la izquierda social, y que creen que es importante influir en determinar políticas reformistas especialmente en materia de trabajo y empleo, servicios públicos de sanidad y educación, impuestos progresivos. Es decir, hay una importante tendencia socialdemócrata que se expresa a través del PSOE y sobre la que es muy reductivo entender que son todos votantes neoliberales. Es además importante comprobar que en esta campaña el PSOE ha virado a la izquierda reformulando muchas propuestas electorales sobre lo que realizó en el 2010, como el tema de la derogación de la reforma laboral, el tema de las pensiones, una fiscalidad progesiva, etc. Es bueno que el PSOE se desplace del centro izquierda y mire a su izquierda real. Nada de capcioso o falaz, tampoco tendencioso ni pretencioso, un análisis que usted querido anónimo no comparte, pero que sin embargo me parece correcto.
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