Esta tarde hay convocada una manifestación en Madrid
contra el TTIP y el CETA, una cadena humana en Barcelona, y una serie de
acciones en otras ciudades del Estado español con los mismos objetivos. La lista de las movilizaciones previstas pueden leerse aqui . Estas
movilizaciones se inscriben en un proceso más general de respuesta europea a
este tipo de propuestas regulativas que desarbolan las tutelas y las garantías
de ciudadanos ante las exigencias de las grandes empresas transnacionales y su
voracidad corporativa.
Es a estas alturas irrelevante explicar la importancia que el espacio
global de mercado adopta en este comienzo de siglo, pero si conviene insistir
en que existen importantes presiones para que éste desarticule enclaves de
regulación estatales y colectivos que aseguran una cierta tutela de los
derechos laborales, sociales y ambientales. Tanto desde el comercio, incluyendo
en este tipo de transacciones servicios públicos o/y desmercantilizados en una
amplia medida, como la educación y la sanidad, a la que se ha referido Agustin Moreno en La espuma y la marea , como desde las inversiones,
exigiendo una seguridad plena de los beneficios planeados blindados con
cláusulas penales de sustanciosas indemnizaciones satisfechas por el Estado que
haya alterado la legislación de partida en la que “confiaba” el inversor
transnacional, el diseño está concebido para que las Empresas Transnacionales
impongan su plan de acción con independencia de cualquier “obstáculo” legal,
constitucional o internacional. Lo que la CSI denomina justamente “codicia
corporativa” es la regla que rige los tratados de libre comercio e inversión
que se quieren implantar. Son muchas las personas que han denunciado con
argumentos serios y profundos estos proyectos. Entre nosotros, Adoración Guamán ha llevado a cabo
posiblemente la labor de análisis y divulgación más intensa respecto de estas
iniciativas, junto con otros “corredores de fondo” en este tema, como Juan Hernández Zubizarreta, en
múltiples escritos y conferencias.
El devenir jurídico del TTIP es diferente del CETA, el acuerdo con Canadá,
que los 28 países de la Unión europea quieren aprobar el próximo martes. Este
tratado contiene en sí los elementos negativos que se imputan con razón al TTIP
con los Estados Unidos, pero ha sido impulsado y promovido antes que se abriera
al conocimiento público este tipo de iniciativas. De nuevo hay un libro muy
reciente de Adoración Guamán y Jorge
Conesa, “El CETA al descubierto: las
consecuencias del tratado entre la UE y Canadá sobre los derechos sociales”,
publicado en la editorial Bomarzo, (que puede encargarse en este enlace)
que señala lo inconveniente de su contenido. Pues bien, ayer supimos que el Consejo de Ministros del Gobierno provisional español
ha autorizado la firma de los Acuerdos Económico y Comercial Global, y de
Asociación Estratégica entre Canadá y la Unión Europea (UE) y sus Estados
miembros, con lo que el camino hacia la aprobación de nuevos estándares
globales en los capítulos relativos a sostenibilidad (trabajo y protección
ambiental), podrán servir de referencia para futuros acuerdos comerciales.
Sería interesante valorar la competencia que tiene el gobierno provisional
español para poder autorizar la firma de un Tratado que compromete seriamente
la soberanía del Estado español y le hace adoptar compromisos internacionales
vinculantes muy importantes. Pero esta sería la tarea de los grupos políticos
presentes en el Parlamento que se oponen justificadamente a su firma, que
deberían no sólo informar a la ciudadanía de su oposición a este acto del
gobierno, sino explicar que lo consideran inválido por exceder de las
competencias gubernamentales, e intentar por tanto la impugnación jurídica de
este acto. Lamentablemente parece que el debate sobre las cosas que más afectan
a la gente común se ha escapado hace tiempo del espacio mediático de la opinión
pública.
Por eso la manifestación de hoy (las diferentes acciones programadas en los
diferentes puntos de España) es tan decisiva. La manifestación permite dar a
conocer un objetivo político y mostrar la adhesión de una parte de la
ciudadanía a éste. Cumple por tanto funciones importantes de información a la
vez que significa la expresión de una línea de análisis y de propuesta
democrática. Conviene por tanto participar en ella como uso consciente de
nuestra libertad de expresión y de información. Estamos en el inicio de un
nuevo ciclo de movilizaciones que agrupen consensos ciudadanos contra las
decisiones generales que adopte el gobierno y los poderes económicos en su
proyecto neoautoritario y favorecedor de la codicia de las grandes empresas.
Pero de este tema ya hablaremos en próximas intervenciones en este post, posiblemente
el propio lunes. Permanezcan atentos y atentas.
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