2017 es el año
del centenario de la revolución de octubre. Serán múltiples los homenajes que
este evento – los diez días que conmovieron al mundo – sugerirá en todo el
globo. En Roma, del 18 al 22 de enero, se realiza uno de ellos, posiblemente el
primero del año en extensión y calidad, del que a continuación se da una breve
noticia.
El congreso que se celebra en Roma se denomina Comunismos 17, quiere plantear un interrogante fundamental, la
relación de la noción de comunismo con la revolución rusa, que ha recorrido una
buena parte de los análisis del movimiento obrero y que a partir del derrumbe
de la Unión Soviética posiblemente ya no se plantea más, sustituido por el
discurso proveniente del pensamiento dominante que lo coloca en el estante de
los grandes horrores del siglo XX. En Europa – y no sólo - sin embargo, es difícil borrar la relación que
se entabla entre comunismo y antifascismo, y la importancia de los partidos
comunistas en la conquista de las libertades democráticas. El razonable juicio
de Berlinguer según el cual la
tensión creativa y propulsora de Octubre del 17 se agotó, pero sin él la historia
de la humanidad no habría avanzado, se recuerda solo a medias.
El concepto se declina felizmente en plural, y eso resulta imprescindible
como precaución antidogmática. También se desplaza hacia un plano de la
discusión teórica y política, más que hacia el espacio de los proyectos
políticos concretos. Pero la indeterminación del término es una constante del
mismo. Aunque cada vez más es una palabra no pronunciable, que ni siquiera
enorgullece la memoria personal de sus militantes, da nombre a partidos
políticos muy diversos, y, de especial interés para quienes se sitúan en el
ámbito cultural de sus reflexiones, es el subtítulo de un periódico emblemático
en Italia – y no sólo – Il Manifesto, que se presenta como Quoridiano comunista que hoy
paradójicamente es la traza más visible de la acción política, ideológica y
cultural del mayor partido comunista del occidente, el PCI. Éste periódico,
naturalmente, es protagonista de la conferencia de Roma, y ha editado un
encarte con entrevistas y análisis sobre el tema introducido de manera
brillante por Luciana Castellina.
Es ésta autora la que afirma que si quisiéramos indicar un sentido
apropiado y actual a la palabra comunismo, el más correcto debería ser el que
usó el propio Marx: “El movimiento
real que abole el estado de cosas presentes”. Es por tanto importante la
experiencia histórica que han compartido millones de personas en el intento de
salir del sistema capitalista y de sus miserias, la que ha gobernado, para bien
y para mal, grandes países del mundo, el fenómeno que quizá más que ningún otro
ha marcado el siglo pasado: un gran proceso revolucionario, luego degenerado y
derrotado. Un tema sobre el que realmente conviene discutir y reflexionar sin
imágenes previas o, mejor, cuestionando todas las que hay elaboradas y en circulación.
En un tiempo en el que se ha analizado de forma muy amplia y exhaustiva la
incapacidad del capitalismo de garantizar las condiciones mínimas de
supervivencia para millones de seres humanos, y por tanto el mensaje marxista
de transformar no el título de propiedad, sino el conjunto de las relaciones
sociales, los valores individuales y colectivos, una verdadera refundación de
toda la sociedad, hace muy actual este tipo de horizonte de reflexión alternativa,
que naturalmente va asociado al diseño de un sujeto colectivo capaz de cambiar
el estado de cosas vigentes y a la capacidad de la política de representar
coherentemente este proyecto. El dramático empobrecimiento de la democracia que
los últimos acontecimientos de la crisis en Europa y en general en el mundo
desarrollado, debe permitir el repensamiento de un largo proceso social que
conquiste la sociedad antes que al Estado. Son cuestiones hoy de una
extraordinaria actualidad, y en nuestro país creo que los debates políticos en
la izquierda – y en concreto el proceso de Vista Alegre II en torno a los
confines de Podemos – están girando en torno a ellas. En las preocupaciones más
acuciantes, la actual fragmentación social, determinada por las nuevas formas
de trabajo y la diversificación cultural inducida por los procesos de
individualización y de mercantilización de la existencia que éstas han
inducido, influye de manera muy decisiva en el debate de fondo.
Pensar sobre los comunismos como alternativa a TINA (There in no alternative), entre la alegoría del sastre de Ulm y la
heterogeneidad de los puntos de vista sobre cómo transformar de raiz el presente "estado de cosas". La conferencia de Roma lo pretende hacer
a través del examen de temas transversales, fundamentalmente la globalización y
la crisis de representación, en una relación multiescalar entre lo global y
local, en el contexto de formas de gobernanza mundial. Intervendrán personas y
personalidades tan relevantes como Mario
Tronti, Slavoj Zizek, Franco Berardi “Bifo”, Antonio Negri, Paolo Virno, Terry
Eagleton, Callre Fontaine, Jacques Rancière, Etienne Balibar, Giacomo Marramao,
Sandro Mezzadra, Maria Luisa Boccia, Luciana Castellina entre otros muy
interesantes.
Los materiales preparatorios de este encuentro internacional se pueden consultar
en la página www.comunism17.it o en la
página Facebook www.facebook.com/C17Rome
. Hay además una exposición en la Galeria Nacional de Arte Moderna y contemporánea
de Roma, del 14 al 22 de enero, que se puede consultar en operativa.info
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