Joaquín Aparicio ha estado en México invitado por la UNAM y ha pronunciado diversas conferencias en Ciudad de México y en Oaxaca. Ha publicado en su blog hermano Desde mi cátedra una reflexión sobre la difícil situación de los derechos sociales y del sindicalismo libre en México, que reproducimos a continuación.
MÉXICO: LA DIFÍCIL
LUCHA POR LOS DERECHOS SOCIALES
Joaquín
Aparicio Tovar
Los
terribles sucesos de Barcelona nos han dejado memorables lecciones de civismo,
solidaridad y generosidad de tantas personas que ayudan sobremanera a reforzar
la fe en la bondad del ser humano. También, por desgracia, no han perdido la
ocasión para sacar su hiel y maldad esa parte minoritaria y secular de la
sociedad española, pero con gran repercusión mediática, que permanentemente se
empeña en enfangar nuestra convivencia. Pero el mundo es más grande que
Cataluña y España y, cuando con todo acierto un grupo de ciudadanos de Cataluña
ha publicado el manifiesto Por la unidad y solidaridad de la clase
trabajadora de España. No a la independencia. No a la secesión de Cataluña. No
al 1-O, que alude a la necesaria solidaridad de la clase trabajadora de
Cataluña y España, conectando con la europea, no está demás seguir recordando
que los derechos de los trabajadores se juegan en el tablero del ancho mundo.
No en vano las reformas neoliberales que se aplican por estos lares son muy
similares a las que se están poniendo en práctica en países como Brasil o
México.
En
este último país se cumplen ahora cien años de la venerable constitución de
Querétaro, cuyo art. 123 estableció por primera vez en un texto constitucional
una enumeración de derechos sociales y que recientemente ha sufrido algunas
modificaciones. Bien sabemos de la azarosa historia de aquel gran y entrañable
país, que tuvo momentos de gloria, en especial cuando Lázaro Cárdenas fue
presidente entre 1934 y 1940. La
movilización de los trabajadores empujó al presidente Cárdenas a nacionalizar
la industria petrolera, con gran disgusto de los oligarcas del norte, a poner
en práctica una compleja reforma agraria y a garantizar la libertad sindical,
entre otras cosas. Lázaro Cárdenas nunca será olvidado por la generosidad con
que acogió a los exilados españoles perseguidos por el fascismo de la asesina
dictadura de Franco. Después las cosas no han seguido por el mismo camino. Una
de las mayores deficiencias ha sido la evaporación de la eficacia de los
derechos reconocidos en los textos legales que no se traducen en su aplicación.
Los sindicatos fueron tomados por sujetos que
usando la violencia si era necesario los pusieron al servicio del poder
político y empresarial. Es el fenómeno conocido como el “charrismo”. Una
perversión (de las muchas) de ese proceso son los llamados convenios colectivos
de protección patronal, por medio de los cuales una empresa firma un convenio colectivo
favorable a sus intereses con un sindicato fantasma a cuyos supuestos
dirigentes financia con generosidad, pero de ese modo bloquea la posibilidad de
que un auténtico sindicato negocie un convenio colectivo con mejoras para los
trabajadores. La lucha de los sindicatos
democráticos está consiguiendo poco a poco poner coto a estas prácticas y han
conseguido que se aprueben algunas normas que, de ser aplicadas, supondrán un
avance hacia una auténtica libertad sindical y de negociación colectiva. Pero la
lucha es difícil y larga, y en ese camino la violencia extrema hace acto de
presencia. Todavía no se ha aclarado la desaparición forzada de los 43
estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa en septiembre de 2014, por
no hablar de los asesinatos de periodistas incómodos.
Otro
hecho llama la atención, cual es que todavía no han sido rescatados del
interior de la mina de carbón de Pasta de Conchos (Coahuila) 63
cuerpos de los 65 mineros muertos por una explosión en febrero de 2006,
a pesar de las reclamaciones de los familiares y del Sindicato Nacional de
Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de México, uno de
los sindicatos democráticos, esto es, no dominado por el “charrismo”.
Precisamente su presidente, Napoleón Gómez Urrutia, permanece desde hace varios
años exilado en Canadá por las amenazas a su vida y la de su familia a partir
de un enfrentamiento de su sindicato con algunos de los más poderosos grupos
económicos de la minería y la siderurgia de México para conseguir mejoras para
los trabajadores. En esa persecución, como es habitual en todo el mundo, se ha intentado utilizar demandas judiciales
amañadas (acusaron en la vía penal de que presidente, con la anuencia de otros
dirigentes sindicales, se apropió de unos fondos que estaban dirigidos a
indemnizaciones de los trabajadores) que han servido para que los medios de
formación de opinión del poder hayan recurrido a la injuria y la calumnia para
difamar, a través de la persona de su presidente, al propio sindicato, a pesar
de que al final, tras varios años, los tribunales de justicia hayan resulto que
no había ningún delito de apropiación.
La lucha de los trabajadores mexicanos en pos
de una sociedad democrática en la que impere la libertad y la igualdad no debe
ser ajena a los trabajadores europeos, en especial, por las vinculaciones
culturales y afectivas, españoles, ya sean catalanes, andaluces o vascos. De
hecho la solidaridad de los sindicatos canadienses y norteamericanos está
siendo muy importante para que desde la distancia y con los medios de
comunicación modernos, Gómez Urrutia pueda seguir ejerciendo funciones
sindicales.
Juan Blanco Blanco dejo escrito este comentario el 31 de agosto de 2017 a las 10:47
ResponderEliminarTransmitir estas miradas sobre contextos concretos, endurecidos violentamente por la oleada del extremo autoritaritarismo liberal, parecen una muy relevante aportación al conocimiento de la unicidad contrareformista (también parece que violenta) de los derechos laborales, derechos humanos. Desde Industriall Global Union, Federación Sindical Mundial en la que se encuentra afiliado el Sindicato Los Mineros, presidido por Napoleón Gómez Urrutia, trabajamos frente a esas prácticas antisindicales, contrarias a la libertad de acción colectiva y de asociación. Espero que el bueno del profesor Aparicio nos cuente más de su directa experiencia en este periplo por México.