sábado, 14 de abril de 2018

ENCUENTRO DEL ACTIVO SINDICAL DE CCOO: EL MOMENTO DEL SINDICATO




El 12 de abril se ha celebrado en Madrid el encuentro del activo sindical de CCOO, es decir, la reunión que acoge a más de 2.000 delegados y cuadros sindicales de la organización que es la primera central sindical más representativa del país. Un hecho de esa trascendencia no ha tenido apenas cobertura por parte de lo que se vienen a llamar “grandes medios”, es decir, las empresas de la comunicación que configuran un oligopolio y que funcionan impulsando una línea ideológica claramente hostil a cualquier estrategia de oposición a la agenda neoliberal, ni por parte de la televisión pública, empeñada en la manipulación grosera de la realidad en defensa de las posiciones del partido del gobierno.

Hace dos años, en abril de 2016, se inauguraba esta iniciativa de CCOO que es una demostración de fuerza y de cohesión interna y también una ocasión para analizar los elementos más importantes del contexto social, económico y político, y marcar en función de ellos una línea estratégica de avance. Es un acto importante, pero que funciona más como dinamizador interno de la actuación del colectivo sindical que hacia afuera, dándose a conocer ante la opinión pública. En efecto, el sindicato tiene que romper una construcción ideológica que ha conquistado importantes espacios de la opinión pública y que proviene de la hostilidad liberal ante las organizaciones de clase que son capaces de agregar un interés colectivo en torno al hecho del trabajo considerado como un acto de poder y de subordinación que necesita ser encauzado y controlado en un sistema de derechos. Se quiere presentar ante la opinión pública como una actividad ineficiente, inocua y en definitiva prescindible, lo que viene a expresarse en esa pregunta reiterada implícitamente en la que se cuestiona la presencia sindical y su efectividad. “¿Dónde están los sindicatos?”. Una pregunta que se responde fácilmente por los sindicalistas y por las trabajadoras y trabajadores que luchan cotidianamente en sus lugares de trabajo por unas mejores condiciones de trabajo, que obtienen el respeto de los derechos laborales frecuentemente desconocidos por los empresarios, que regulan las condiciones de trabajo en la gran mayoría de los sectores y ramas de producción de este país garantizando derechos mínimos y que despliegan una intensa capacidad de movilización y de protesta.

En el encuentro del jueves, una serie de trabajadoras y trabajadores presentaron ante el colectivo de delegados y activistas sindicales sus experiencias de lucha y de acción sindical. Estamos viviendo un momento de creciente actividad sindical expresada en multitud de conflictos y en la conquista de convenios colectivos que vayan recuperando derechos confiscados durante este último quinquenio. Lo dijo Fernando Lezcano, “Afiliación, representatividad, capacidad contractual y fuerza movilizadora se traduce en poder sindical con la organización, para ser más fuertes y más útiles a los trabajadores y trabajadoras”, lo que resalta la importancia de organizarse para la acción, diseñar una estrategia colectiva, precisar un proyecto de regulación alternativo.

El sindicato se configura como el instrumento fundamental para generar el derecho a tener derechos, el derecho a recuperar los derechos individuales y colectivos derivados del trabajo que se han ido aniquilando durante los años de la crisis que en gran medida son ya los años del gobierno del Partido Popular. Hay desde luego otra serie de agrupaciones y colectivos, otras organizaciones, que coinciden también en esa búsqueda de la recuperación de espacios de ciudadanía social y que protagonizan momentos de resistencia. En muchas ocasiones, la diferente posición que ocupan en la representación de los colectivos que movilizan y la afirmación del espontaneísmo como un elemento definidor de su actuación, ha llevado a estos grupos a mantener una actitud no sólo de desconfianza sino de abierta confrontación con las propuestas sindicales. Un sindicato fuerte, seguro de su camino reivindicativo y su proyecto, no puede reaccionar airado ante estos ataques. “Debemos saber interpretarlos, tejer complicidades que nos permitan sumar fuerzas, debemos acercarnos a ellos sin prejuicios pero también sin complejos”, como señaló asimismo Lezcano en su intervención.

Un sindicato activo tanto en su capacidad de respuesta como en el acierto en su propuesta, situado “en el centro del gobierno del conflicto social”, en cuya estrategia de lucha y reivindicación transversalidad y perspectiva de género son fundamentales, como se puso de manifiesto en la importante intervención sindical en la huelga del 8 de marzo, configurando una subjetividad plural en el avance de la igualdad, la participación, representación y empoderamiento de las mujeres, una cuestión que recordó oportunamente Elena Blasco en su intervención en el encuentro. Un encuentro que dio visibilidad a la actividad concreta de las y los trabajadores en los centros de trabajo y en los sectores productivos. Hotelería de Sevilla, la huelga emblemática de Amazon, el hospital Universitario de Asturias, la resistencia triunfante a los despidos en Hexcel, las contratas de limpieza en Ferrovial, la enseñanza en Valencia, el trabajo pionero de los equipos de extensión sindical y asesoramiento en Euskadi, y la movilización de pensionistas y jubilados, permitieron una mirada global, a través de estas porciones de vida, sobre la relevancia profunda de la actuación sindical en la determinación de una existencia social digna a través de la reivindicación de los derechos en el trabajo. Una presencia sindical a la que pusieron nombre y cuerpo mujeres y hombres de diferentes edades y situaciones. Pepa Cuaresma, Douglas Harper, Laura García, Alfredo Villafranca, Mónica Márquez, Elena Albert, Arkaitz Antizar, Luz Hernández, ofrecieron su testimonio sindical para ayudar a obtener una imagen global de dónde está y qué hace el sindicato de CC.OO. en este momento.

Que es el momento, como señalaba el slogan del Encuentro. Aunque no haya una situación favorable en el terreno político ni tampoco en el diseño económico neoliberal que se ha impuesto, Como señaló en su intervención final Unai Sordo “la economía ha crecido de forma sostenida, ahora se producen más bienes y servicios que antes de la crisis, de manera que las empresas han ganado 36.000 millones más que antes de la crisis, y sin embargo los salarios han caído 7,5%, el triple los sueldos más bajos. Mujeres, jóvenes y desempleados que si encuentran trabajo es en peores condiciones del que perdieron, son claros ejemplos de que las políticas para gestionar la crisis se han cebado en los más débiles”. Y no sólo respecto del empleo y los “activos” de la población que trabaja. La defensa de los pensionistas, la necesidad de la revalorización de pensiones, está integrada en una perspectiva más amplia de defensa del sistema público de pensiones, que es consustancial a un sindicalismo comprometido con la profundización de la ciudadanía social. La importante movilización del 8 de marzo, que constituyó un éxito del movimiento feminista, del que el sindicato de CCOO se siente parte integrante, ha planteado de manera definitiva la transversalidad y la igualdad de género como ejes de desarrollo de la regulación de la sociedad. La conflictividad laboral se ha incrementado de manera importante a partir del otoño, y la lucha por los convenios colectivos está desarrollándose a través del conflicto.

Todo ello revela el incremento del malestar social. Frente a lo cual el sindicato tiene que elevar la presión, lo que implica, en palabras de Unai Sordo, que hay que “tensionar la negociación colectiva, tanto en el AENC como los convenios colectivos, porque si no sienten la presión no van a soltar nada”. En lo inmediato, las manifestaciones de los pensionistas del 15 de abril y la fecha emblemática del 1 de mayo, imponen la presencia sindical en las calles de las ciudades. Pero es un itinerario ascendente, porque CC.OO. entiende que es imprescindible “ir a una demostración de fuerza sindical” en los centros de trabajo y en la calle, para que el Gobierno y los empresarios noten la presión y así evitar que la riqueza que crean los trabajadores y trabajadoras de este país se siga repartiendo entre los mismos. “Que sientan que esto va en serio”, en palabras del secretario general, Unai Sordo, dirigidas indirectamente tanto al gobierno del PP como a la CEOE-CEPYME, que persisten en una parálisis negociadora y en la negativa a cualquier modificación del cuadro legislativo de las reformas del 2012-2013.

El Encuentro del jueves fue sin duda un acto de emoción y de orgullo colectivo. El que experimenta quienes forman parte de un colectivo que se constituye para defender el trabajo con derechos y garantizar la existencia social digna de la población, porque este hecho es la condición previa de la democracia y la libertad que deberíamos gozar como ciudadanos de un estado social y democrático cuyos fundamentos han sido enervados por la agenda neoliberal que se ha impuesto violentamente a partir del 2010 en nuestro país.


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