El 12 de abril se ha celebrado en Madrid el encuentro del
activo sindical de CCOO, es decir, la reunión que acoge a más de 2.000
delegados y cuadros sindicales de la organización que es la primera central
sindical más representativa del país. Un hecho de esa trascendencia no ha tenido
apenas cobertura por parte de lo que se vienen a llamar “grandes medios”, es
decir, las empresas de la comunicación que configuran un oligopolio y que
funcionan impulsando una línea ideológica claramente hostil a cualquier
estrategia de oposición a la agenda neoliberal, ni por parte de la televisión
pública, empeñada en la manipulación grosera de la realidad en defensa de las
posiciones del partido del gobierno.
Hace dos años, en abril de 2016, se inauguraba esta iniciativa de CCOO que
es una demostración de fuerza y de cohesión interna y también una ocasión para
analizar los elementos más importantes del contexto social, económico y
político, y marcar en función de ellos una línea estratégica de avance. Es un
acto importante, pero que funciona más como dinamizador interno de la actuación
del colectivo sindical que hacia afuera, dándose a conocer ante la opinión pública. En
efecto, el sindicato tiene que romper una construcción ideológica que ha
conquistado importantes espacios de la opinión pública y que proviene de la
hostilidad liberal ante las organizaciones de clase que son capaces de agregar
un interés colectivo en torno al hecho del trabajo considerado como un acto de
poder y de subordinación que necesita ser encauzado y controlado en un sistema
de derechos. Se quiere presentar ante la opinión pública como una actividad
ineficiente, inocua y en definitiva prescindible, lo que viene a expresarse en
esa pregunta reiterada implícitamente en la que se cuestiona la presencia
sindical y su efectividad. “¿Dónde están los sindicatos?”. Una pregunta que se
responde fácilmente por los sindicalistas y por las trabajadoras y trabajadores
que luchan cotidianamente en sus lugares de trabajo por unas mejores
condiciones de trabajo, que obtienen el respeto de los derechos laborales
frecuentemente desconocidos por los empresarios, que regulan las condiciones de
trabajo en la gran mayoría de los sectores y ramas de producción de este país
garantizando derechos mínimos y que despliegan una intensa capacidad de
movilización y de protesta.
En el encuentro del jueves, una serie de trabajadoras y trabajadores
presentaron ante el colectivo de delegados y activistas sindicales sus
experiencias de lucha y de acción sindical. Estamos viviendo un momento de
creciente actividad sindical expresada en multitud de conflictos y en la
conquista de convenios colectivos que vayan recuperando derechos confiscados
durante este último quinquenio. Lo dijo Fernando
Lezcano, “Afiliación, representatividad, capacidad contractual y fuerza
movilizadora se traduce en poder sindical con la organización, para ser más
fuertes y más útiles a los trabajadores y trabajadoras”, lo que resalta la importancia de organizarse para la acción, diseñar
una estrategia colectiva, precisar un proyecto de regulación alternativo.
El sindicato se configura como el instrumento fundamental para generar el
derecho a tener derechos, el derecho a recuperar los derechos individuales y
colectivos derivados del trabajo que se han ido aniquilando durante los años de
la crisis que en gran medida son ya los años del gobierno del Partido Popular.
Hay desde luego otra serie de agrupaciones y colectivos, otras organizaciones,
que coinciden también en esa búsqueda de la recuperación de espacios de
ciudadanía social y que protagonizan momentos de resistencia. En muchas
ocasiones, la diferente posición que ocupan en la representación de los
colectivos que movilizan y la afirmación del espontaneísmo como un elemento
definidor de su actuación, ha llevado a estos grupos a mantener una actitud no
sólo de desconfianza sino de abierta confrontación con las propuestas
sindicales. Un sindicato fuerte, seguro de su camino reivindicativo y su
proyecto, no puede reaccionar airado ante estos ataques. “Debemos saber
interpretarlos, tejer complicidades que nos permitan sumar fuerzas, debemos
acercarnos a ellos sin prejuicios pero también sin complejos”, como señaló
asimismo Lezcano en su intervención.
Un sindicato activo tanto en su capacidad de respuesta como en el acierto
en su propuesta, situado “en el centro del gobierno del conflicto social”, en
cuya estrategia de lucha y reivindicación transversalidad y perspectiva de
género son fundamentales, como se puso de manifiesto en la importante
intervención sindical en la huelga del 8 de marzo, configurando una
subjetividad plural en el avance de la igualdad, la participación,
representación y empoderamiento de las mujeres, una cuestión que recordó oportunamente Elena Blasco en su intervención en el
encuentro. Un encuentro que dio visibilidad a la actividad concreta de las y
los trabajadores en los centros de trabajo y en los sectores productivos.
Hotelería de Sevilla, la huelga emblemática de Amazon, el hospital Universitario
de Asturias, la resistencia triunfante a los despidos en Hexcel, las contratas
de limpieza en Ferrovial, la enseñanza en Valencia, el trabajo pionero de los
equipos de extensión sindical y asesoramiento en Euskadi, y la movilización de
pensionistas y jubilados, permitieron una mirada global, a través de estas porciones
de vida, sobre la relevancia profunda de la actuación sindical en la
determinación de una existencia social digna a través de la reivindicación de
los derechos en el trabajo. Una presencia sindical a la que pusieron nombre y
cuerpo mujeres y hombres de diferentes edades y situaciones. Pepa Cuaresma, Douglas Harper, Laura
García, Alfredo Villafranca, Mónica Márquez, Elena Albert, Arkaitz Antizar, Luz
Hernández, ofrecieron su testimonio sindical para ayudar a obtener una
imagen global de dónde está y qué hace el sindicato de CC.OO. en este momento.
Que es el momento, como señalaba
el slogan del Encuentro. Aunque no haya una situación favorable en el terreno
político ni tampoco en el diseño económico neoliberal que se ha impuesto, Como
señaló en su intervención final Unai
Sordo “la economía ha crecido de forma sostenida, ahora se producen más
bienes y servicios que antes de la crisis, de manera que las empresas han
ganado 36.000 millones más que antes de la crisis, y sin embargo los salarios
han caído 7,5%, el triple los sueldos más bajos. Mujeres, jóvenes y
desempleados que si encuentran trabajo es en peores condiciones del que
perdieron, son claros ejemplos de que las políticas para gestionar la crisis se
han cebado en los más débiles”. Y no sólo respecto del empleo y los “activos”
de la población que trabaja. La defensa de los pensionistas, la necesidad de la
revalorización de pensiones, está integrada en una perspectiva más amplia de
defensa del sistema público de pensiones, que es consustancial a un
sindicalismo comprometido con la profundización de la ciudadanía social. La
importante movilización del 8 de marzo, que constituyó un éxito del movimiento
feminista, del que el sindicato de CCOO se siente parte integrante, ha
planteado de manera definitiva la transversalidad y la igualdad de género como
ejes de desarrollo de la regulación de la sociedad. La conflictividad laboral
se ha incrementado de manera importante a partir del otoño, y la lucha por los
convenios colectivos está desarrollándose a través del conflicto.
Todo ello revela el incremento del malestar social. Frente a lo cual el
sindicato tiene que elevar la presión, lo que implica, en palabras de Unai Sordo, que hay que “tensionar la
negociación colectiva, tanto en el AENC como los convenios colectivos, porque
si no sienten la presión no van a soltar nada”. En lo inmediato, las
manifestaciones de los pensionistas del 15 de abril y la fecha emblemática del
1 de mayo, imponen la presencia sindical en las calles de las ciudades. Pero es
un itinerario ascendente, porque CC.OO. entiende que es imprescindible “ir a
una demostración de fuerza sindical” en los centros de trabajo y en la calle,
para que el Gobierno y los empresarios noten la presión y así evitar que la
riqueza que crean los trabajadores y trabajadoras de este país se siga repartiendo
entre los mismos. “Que sientan que esto va en serio”, en palabras del
secretario general, Unai Sordo, dirigidas
indirectamente tanto al gobierno del PP como a la CEOE-CEPYME, que persisten en
una parálisis negociadora y en la negativa a cualquier modificación del cuadro
legislativo de las reformas del 2012-2013.
El Encuentro del jueves fue sin duda un acto de emoción y de orgullo
colectivo. El que experimenta quienes forman parte de un colectivo que se
constituye para defender el trabajo con derechos y garantizar la existencia
social digna de la población, porque este hecho es la condición previa de la democracia
y la libertad que deberíamos gozar como ciudadanos de un estado social y
democrático cuyos fundamentos han sido enervados por la agenda neoliberal que
se ha impuesto violentamente a partir del 2010 en nuestro país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario