No se ha integrado en los libros de
historia porque es demasiado reciente, pero forma parte de la memoria inmediata
del sindicalismo español. La Fundación 1º de Mayo editó un volumen en el que se
incluían interesantes testimonios sobre la huelga, pero ha permanecido en el
círculo selecto de los lectores especializados. No se habla de la huelga
general de diciembre de 1988 más que de pasada en las reconstrucciones
históricas de aquellos años, situándolo entre otros acontecimientos del momento
como si el 14-D fuera otro más de ellos. De esta manera se diluye en la memoria
popular, ya de por sí debilitada por la segmentación del trabajo por la
precariedad y el paro, la disolución como categoría política de la clase obrera
y la sustitución de la noción de la persona que trabaja como eje de la
comunidad social por otros conceptos sobrevalorados como el de trabajo
independiente o mejor, emprendimiento. Felizmente ahora un libro muy reciente,
de Sergio Gálvez, reivindica la gran
huelga general del 14 de diciembre de 1988.
Es un libro especialmente oportuno
porque este año 2018 se cumplirá el trigésimo aniversario de lo que el autor de
este libro ha denominado acertadamente “la gran huelga general” del 14 de
diciembre de 1988, una verdadera huelga nacional y popular cuya amplitud y
seguimiento sigue sirviendo aun hoy de elemento de comparación respecto de los
efectos reales de una acción colectiva y sindical “general”. Ninguna huelga
general de las convocadas después de la del 14-D ha obtenido el grado de
seguimiento ciudadano que tuvo ésta.
El desgaste político del gobierno
PSOE durante todo el año 1987 y la recomposición de la unidad de acción entre
CCOO y UGT, favorecida por el cambio en la secretaría general de Camacho por
Gutiérrez, habría de confluir en la exigencia de un “giro social” de las
políticas del gobierno que no solo no fue atendido por este sino que fue
imprudentemente despreciado por el poder público al presentar un plan de empleo
juvenil que incluía un nuevo contrato temporal para jóvenes de una duración
entre 6 y 18 meses que percibirían el salario mínimo y beneficiarían a las
empresas con el 100% de su cotización y pactar con la Unión Democrática de
Pensionistas, una asociación profesional que agrupaba a jubilados el incremento
de las pensiones a la vez que acordaba
las retribuciones de funcionarios con la CSIF. Con ello el gobierno hacía
visible que no tenía por qué respetar la interlocución con las centrales más
representativas y que por tanto elegía libremente a aquellos sujetos con los
que podía llegar a un acuerdo, con independencia de su representatividad o
incluso si se trataba de fórmulas asociativas no sindicales. En la base de esta
conducta estaba la minusvaloración del movimiento sindical y de la unidad de
acción que estaba reforzándose a partir de la preparación de la huelga tanto
mediante la organización de la misma en los lugares de trabajo como a través de
la creación de un tejido conectivo con organizaciones formales e informales de
los distintos sectores sociales, desde la enseñanza al movimiento ciudadano, o
con agrupaciones de extrema visibilidad como la Unión de Actores o la
Asociación de Futbolistas Españoles, sin olvidar la apertura de la huelga a
otras siglas sindicales y la suma a la misma de los sindicatos más
representativos de Euskadi y de Galicia. La huelga fue un éxito absoluto en
cuanto a participación. Fue seguida por nueve millones de trabajadores y
excedió con mucho el marco laboral, paralizando la vida económica y social y
haciendo explícita la capacidad de respuesta colectiva frente a las
imposiciones del poder público que ignoraban las reivindicaciones de los
sindicatos sobre la necesidad de un “giro social” en la conducción política del
país.
Este es la historia que documenta,
minuciosamente, Sergio Gálvez en el libro reseñado, a partir de un relato
completo y complejo de estos procesos que el autor hace remontar a las “lógicas
de la conflictividad obrera” del primer quinquenio socialista de 1983 a 1988
hasta la construcción de la unidad de acción sindical, para a partir de ahí
rehacer con primor y atención documental extrema, los pasos que se van dando
desde el 31 Congreso del PSOE y al emanación del Plan de Empleo Juvenil hasta
las vicisitudes concretas que van jalonando el enfrentamiento entre el gobierno
y los sindicatos y el posicionamiento de las fuerzas económicas, sociales y
culturales frente a este conflicto. El relato es apasionante y convincente, con
aportaciones de entonces que parecen realmente efectuadas hoy mismo, como
sucede con la lógica de la criminalización del conflicto o la batalla por los
servicios mínimos. Muy centrado en la intrahistoria del PSOE y, de rebote en la
actuación de la UGT más que en el desarrollo de la acción colectiva por CCOO y
el resto de los sujetos y movimientos ciudadanos, el libro es sin duda un punto
de referencia inexcusable para el estudio no sólo de la huelga general del 14-D
sino de todo el primer período de la “modernización socialista” y su deriva
liberal y antisindical que es frenada de manera abrupta por el éxito sin
paliativos de la huelga.
Sergio Gálvez es un investigador
bien conocido del ala crítica del iuslaboralismo español, y a su vez él mismo
tiene un conocimiento profundo de la regulación de las relaciones laborales en
nuestro país, especialmente en el período inmediatamente después de la
transición, es decir a partir del triunfo del PSOE en las elecciones de 1982.
Su tesis doctoral describe precisamente ese primer período, de 1982 a 1992 que
denomina correctamente de la “modernización” – frente a la etapa de la
“democratización” que se juega en España entre 1973 y 1981 – y ha contribuido
asimismo a reflexiones críticas sobre la cultura de la precariedad y la
evolución de la legislación laboral a partir de la interiorización de la
flexibilidad como guía y eje de las reformas producidas durante ese período. En
este libro, sin embargo, predomina la narración de un momento apasionante en la
historia de España que posiblemente supone el apogeo de la acción de clase tras
la democratización del sistema de relaciones laborales. El libro ha tenido – y
seguirá teniendo – muchas presentaciones públicas que han acogido importantes
debates sobre este acontecimiento que se debe escribir con mayúscula por su
evidente trascendencia. Los lectores y lectoras del libro seguro que también se
sentirán interpeladas por el relato que contiene.
LA GRAN HUELGA GENERAL. EL
SINDICALISMO CONTRA LA “MODERNZACIÓN SOCIALISTA”
Sergio
Gálvez Biesca. Siglo XXI de España, Madrid, 2017, 763 pp.28 €
Sergio Gálvez Biesca ha compartido un enlace en el grupo Contemporánea.
ResponderEliminar4 horas ·
Nueva reseña de "La gran huelga general". De las que te suben la moral. Y de la mano del gran Antonio Baylos. En breve, aparecerá en Revista de Derecho Social nº 81 (2018).