En una nota anterior, nuestro corresponsal en
Ginebra, Alvaro Orsatti, nos
informaba sobre diversos temas tratados en junio de este año en la 107
Conferencia de OIT. También anunciaba otro informe sobre el crucial tema de
género, que incluía la primera discusión tripartita sobre una futura norma
referida a Violencia y Acoso en el Mundo Laboral (hay total coincidencia en que la gran
mayoría de situaciones en la práctica se refieren a victimas mujeres) y un informe del Director General sobre
Igualdad de Genero, que es uno de los ejes de la iniciativa del Centenario del
próximo año. Pues aquí va ese informe, antes de las vacaciones
I.
La discusión por una
norma sobre Violencia y Acoso
El punto de
partida de la discusión ha sido un
consenso alcanzado por OIT en 2016 respecto de conceptos y definiciones, que sistematizan
el sentido común sobre el tema, varios elementos de originalidad.
1.Tipos de
violencia: física, psicofísica y sexual.
La psicofísica (o violencia emocional) incluye (de manera repetida):
maltrato verbal y no verbal, acoso psicológico, intimidación (bullying), acoso
moral. Los tipos son: manipulación de la reputación, aislamiento, retención de información, asignación de tareas que no coinciden con
lacapacidad, asignación de tareas con
metas y plazos imposibles de ser cumplidos
2. Principales
víctimas: mujeres y niñas, pero también alcanza a los hombres que no se ajustan
a los estereotipos masculinos predominantes.
3. Sesgos de
violencia hacia jóvenes, migfrantes, personas LGTBI e indìgenas
4. Modalidades
de trabajo más afectadas: el empleo atípico, el empleo no
declarado, y el empleo informal en los países en desarrollo. Como casos
particulares: el trabajo de aprendices y pasantes, trabajo voluntario, trabajo
no remunerado
5. Lugares de
trabajo: en el lugar de trabajo, en circunstancias relacionadas con el
trabajo. Inclujye el “trayecto” hacia o
desde el trabajo, y en circunstancias
que tienen impacto en el trabajo. Incluye la “Cyberviolencia” Para cubrir estas formas diversas, se utiliza
la expresión genérica Violencia en el Mundo del Trabajo. Se argumenta que
existen fronteras difusas al momento de establecerse donde hay violencia, por lo que no deben establecerse limites precisos sobre
la duracion del trabjao, ubicación y herramientas.
6. Sectores
más frecuentes: servicios de salud, transporte, educación, restaurante y
hotelería, ventas al por menor, agro y producción de alimentos, gente de mar.
7. Relación
con la violencia de pareja: También se la denomina Violencia Doméstica. Es
parte de la violencia familiar. Esta violencia es ejercida por la pareja,
desbordando hacia el lugar de trabajo, con impacto negativo en la vida de los
trabajadores y en la productividad de las empresas. También se presentan casos en que el desborde
es en la dirección opuesta: desde el
lugar de trabajo hacia el hogar. El lugar de trabajo es el “punto de entrada” para detectar violencia
doméstica. Hay que diferenciar la violencia en el hogar aplicada a trabajadores remunerados del hogar
por sus empleadores (pareciera que también es posible la inversa)
8.Motivaciones
de la violencia: estrés, de tipo personal, emocional, económica, pertenencia a distintas clases sociales,
perspectivas racistas, factores psicosociales en el lugar de trabajo, por la
forma en que está establecido y se administra el trabajo, desequilibrio en las
relaciones de poder y la forma en que se ejerce. También se señala al factor
patriarcado.
9. Relacion
entre violencia y discriminación: se
refiere a los casos de acoso basado en
razones de raza, color, religión, opinión política, nacionalidad,
orientación sexual, discapacidad.
10.Partes: violencia
entre compañeros de trabajo, violencia de un empleador hacia un trabajador (pareciera que también existe la inversa), violencia
de consumidores de un bien y servicio hacia el trabajador que lo provee, violencia
de un ciudadano que comparte el espacio publico con un trabajador (en el caso
del viaje al lugar de trabajo), violencia entre los miembros de la pareja.
La impresión general de la primera ronda
(a ser continuada por otra en 2019) de discusión y consensos puede
considerarse satisfactoria para los trabajadores, en gran medida por el 2 a 1
alcanzado entre trabajadores y gobiernos, en relación a los empleadores.
El logro de base
ha sido que el instrumento sea un
Convenio acompañado por una Recomendación, a
lo que resistían los
empleadores, quienes en general preferían una Recomendación exclusivamente.
Los contenidos
que lograron mantenerse de la propuesta original de la Oficina, que era
compartida por el Grupo de Trabajadores, y con la oposición de los empleadores
fue:
1.referirse a
“mundo del trabajo”, y no solo a “lugar de trabajo”, que era la opción de los
Empleadores. Esta denominación amplia
permitió incorporar distintas formas complementarias (viaje al trabajo). También los Trabajadores insistieron que esta
es la vía para apuntar a elementos de futuro, como el empleo atípico. Los Empleadores se resistían también a
incorporar la dimensión de la violencia en alojamiento provisto por ellos, y
tenían dudas sobre la dimensión de las comunicaciones.
2. utilizar una
definición única de “violencia” y “acoso”, como dos aspectos de un solo
“continuo” (si bien fue necesario negociar este término por “conjunto” –los
trabajadores también propusieron “abanico”).
Los Empleadores insistieron mucho sobre
la necesidad de dos definiciones por separado, para evitar “interpretaciones erróneas sobre el
comportamiento”, dado la existencia de “matices” en el acoso.
3. sostener una
definición apropiada de “trabajador”, que con la fórmula “cualquiera sea la
relación contractual” permite referirse al empleo atípico. Los empleadores proponían simplemente
“relaciones de trabajo temporales o regulares” (OIE).
4.mantener una definición extensa del ámbito de
actuación, frente a la posición de los Empleadores que consideraban que varias
de las situaciones no corresponden a trabajadores (postulantes, quienes buscan
empleo, voluntarios)
5.mantener las
referencias sobre “violencia doméstica” a lo cual se oponían los Empleadores,
como parte de su estrategia de reducir la propia responsabilidad
6. incluir,
siguiendo una recomendación de la Oficina, a “terceros” (clientes, proveedores,
usuarios, publico”, aprovechando la ampliación pedida por los Empleadores, como
forma de limitar la inicial centralidad en ellos.
7. mantener
repetidas menciones a los “migrantes”, a lo que los empleadores se resistían
La principal
concesión otorgada por los trabajadores
ha sido eliminar del Convenio la lista de
sectores/ocupaciones específicas, para reemplazar por la expresión “grupos vulnerables”, derivándola
a la futura Recomendación. De todas formas, se espera un nuevo debate sobre ese
listado, porque hay resistencias de los gobiernos de algunos países,
particularmente los africanos, aunque también Japón, Irán y el Consejo de
Cooperación del Golfo. De hecho la delegación africana se retiró de la
discusión en plenario, como oposición al acuerdo de que sea desplazada a la
Recomendación. Un factor específico de esta negativa es la inclusión
de los trabajadores LGTBI.
Una segunda
concesión ha sido la no incorporación de
una definición de “empleador”, lo que el Grupo de Trabajadores aceptó, por
considerar que no era indispensable.
Ha habido cierto
desacuerdo sindical con el hecho que el
texto acordado señale la posibilidad que la violencia y el acoso sea desde los trabajadores hacia sus
empleadores. Sin embargo, esta perspectiva no fue producto de la
negociación con los empleadores, sino que estaba incluída en la propuesta
inicial de la Oficina. Ello es un
desarrollo lógico del criterio general de que la violencia y acoso puede afectar a “todas las personas”. Además, este elemento es clave en el hecho de
que los empleadores aceptaran el resto
del contenido, evitando (y el Grupo de
Trabajadores se encargò repetidamente de señalarlo), que la norma no estaba
dirigida exclusivamente contra los empleadores, sino que la lucha contra la
violencia y el acoso es “responsabilidad mutua” (de las dos partes de la
relación laboral)
II.Memoria del Director General
Pero no es menos llamativo el contenido de la
Memoria del D.G “Mujeres en el trabajo: impulso en favor de la igualdad”. Señalemos los contenidos más llamativos:
1.Las mujeres
están enojadas, y son cada vez más las que expresan su ira. Así
lo evidenciaron las grandes manifestaciones organizadas en América Latina
contra la violencia de género, con la campaña «Ni Una Menos», o las campañas
virales «#MeToo» y «Time’s Up» llevadas a cabo para protestar contra el acoso
sexual y las violaciones. Las mujeres están cada vez menos
dispuestas a tolerar estas prácticas inaceptables.
2. La situación
està estancada o incluso empeora. más. Falta mucho todavía para alcanzar el objetivo de la
igualdad, al que nos acercamos con pasos lentos, irregulares e inseguros. La
velocidad en que se han reducido las
diferencias de gènero ha sido lenta. Ha habido un escaso impacto del sinnúmero de leyes, políticas e
instituciones creadas en nombre de las mujeres Los progresos registrados
en la condición laboral de la mujer en el mundo son probadamente desiguales y
decepcionantes. El panorama es poco halagüeño: en la práctica, la situación
de la mujer apenas ha mejorado en unos quince años, y ello pese al desarrollo
de las leyes y las políticas. Incluso en algunas regiones se observa un
estancamiento y hasta empeoramiento. Es el caso de Asia Pacìfico, pese a que
las mujeres tienen un nivel de formación
más alto y un número de hijos más bajo que nunca, y a vivir en economías más
urbanizadas. Dado que esta región es posiblemente la más dinámica del mundo,
esto parece indicar que la relación entre el crecimiento y la transformación
económicos, por un lado, y la formación de las mujeres y su participación en
los mercados de trabajo, por otro, no es tan sencilla como cabría imaginar. Sin
duda, el crecimiento y la mejora del nivel de vida no bastarán por sí solos
para eliminar la desigualdad de género en el trabajo.
3.Son varias las razones por las que los resultados de las
políticas de género no son satisfactorias:
la ausencia cada vez más frecuente de oportunidades de encontrar
trabajos remunerados que sean de calidad, sumada a la violencia y al acoso que
muchas mujeres sufren en el hogar y en el trabajo, frustran gravemente las
perspectivas femeninas de trabajar en pie de igualdad con el hombre; los
órganos y programas especializados que se destinan a remover estos obstáculos
no están dotados con recursos suficientes, son de ámbito a menudo reducido, no
se mantienen en el tiempo, no son objeto de seguimiento y no se evalúan en
relación con el impacto que producen. Esta situación delata a su vez que, pese
a considerarse la discriminación como una práctica reprobable y nefasta, no hay
unanimidad sobre los medios necesarios para combatirla; se suele estimar que
promover la igualdad de género tiene más costes que beneficios potenciales,
especialmente a corto y a mediano plazo, lo cual explica que se reduzcan o,
incluso, se supriman estas medidas en los períodos de recesión o estancamiento
económico; pese a ser el cauce esencial para empoderar a la mujer en los
mercados de trabajo, la legislación tal como se concibe hoy en día puede no
resultar siempre suficiente o adecuada para lograr este fin. Así es en parte
porque suele redactarse pensando en lugares de trabajo de la economía formal y
a menudo de grandes dimensiones, o en asalariados regulares y empleados a
tiempo completo. Por ello la ley no ampara a trabajadores
de pymes, autónomos, por cuenta propia y dependientes desde el punto de vista
económico, o sometidos a otras modalidades de empleo atípicas, categorías éstas
donde las mujeres abundan de manera desproporcionada.
4.Los factores explicativos son varios:
En los cincuenta
últimos años, cuando muchas mujeres empezaron a incorporarse de manera regular
a los mercados de trabajo formales, el mundo del trabajo no se adaptó a ellas,
sino que les exigió que se adaptaran a él, a un mundo originalmente conformado
por hombres y para hombres. El empleo remunerado vino entonces a
sumarse simplemente a la «lista de tareas» de las mujeres. No se cuestionó el
tradicional «sistema de género», en que la mujer era la «cuidadora» y el hombre
el «sostén de la familia». Se estimaba que el tiempo de las mujeres
era «elástico», a diferencia del de los hombres, y menos valioso que el de
éstos. Cincuenta años más tarde la situación no
ha cambiado prácticamente.
Por consiguiente,
las mujeres eran consideradas, y de hecho todavía lo son, como «elementos secundarios»
de la fuerza de trabajo, aunque sean la única o principal fuente de ingresos en
el hogar.
De lo anterior se
desprende que las trabajadoras también pueden ser consideradas como elementos
desechables, a los que cabe recurrir y de los que cabe deshacerse según
interese.
b.Las mujeres
también pueden verse sometidas estrategias de competitividad basadas en una
mano de obra barata, en que la docilidad, la destreza manual y la ética
profesional se consideran ventajas competitivas.
c. La igualdad de
género es una cuestión principalmente femenina que además no preocupa a todo el
mundo. Las políticas y las medidas que
se proponen para mejorar la condición de la mujer en el trabajo apuntan a
menudo a «cambiar algo» en las mujeres. Por ejemplo, hoy se sigue repitiendo que para
que las niñas actuales obtengan mejores empleos en el futuro deberían estudiar más bien ciencias, tecnología,
ingeniería y matemáticas, o dedicarse a profesiones principalmente masculinas. A la inversa, rara vez se orienta a los niños
varones hacia profesiones tradicionalmente femeninas, como la enfermería.
De esta manera se refuerzan los clichés de que
las mujeres valen menos, mientras la escasa valía que el mercado les atribuye
se invoca para afirmar su intrínseca inferioridad y no para explicar las
responsabilidades y competencias sesgadas que se asocian a su empleo. De esta manera se han generado incentivos para
que tanto hombres como mujeres elijan profesiones «masculinas» en vez de
«femeninas» y los ámbitos de estudio conexos, con el inconveniente de una
desvalorización continua y unos salarios insuficientes para las profesiones
predominantemente femeninas, y una limitación de la gama de opciones abiertas a
los hombres y a las mujeres en cuanto al tipo de vida y a la trayectoria
profesional que deberían adoptar.
La transformación
de los papeles respectivos de hombres y mujeres en el lugar de trabajo, en la
familia y en la sociedad ha sido por tanto unilateral y desigual.
d.Frecuentemente,
el compromiso de los hombres con la igualdad de género es frágil e irregular,
según la creencia de que lo que necesita «arreglo» son las mujeres, y no los
hombres ni los sistemas económicos o las instituciones que conforman nuestras
vidas y nuestros trabajos.
No ven que la
desigualdad entre sexos es un problema, o
están convencidos de que ésta es esporádica en lugar de ser un problema
de sociedad que exige compromiso político para cambiar estructuras y
comportamientos injustos. Otros están convencidos de que las diferencias por
motivos de género deben desaparecer en el trabajo, pero no se dan cuenta
que ciertos comportamientos y prácticas,
en particular en el hogar, refuerzan y perpetúan las injusticias que desean
enmendar, o acaso sin tener claro qué medidas se deberían adoptar.
Finalmente, hay
quienes consideran que lograr la paridad de género es un juego de suma cero en
el que las victorias de las mujeres representan pérdidas para los hombres.
Esto es
especialmente cierto en contextos donde las perspectivas del mercado de trabajo
son desalentadoras y la competencia es feroz.
La firmeza, una
característica que se considera natural y deseable en los hombres, se percibe a
menudo como agresividad en las mujeres.
5. Sobre la
ecuación “Tiempo-Ingresos-Libertad de acción”. El nivel de su empleo remunerado
determinará, a su vez, si podrá ganar lo suficiente para subsistir y si tendrá
libertad de acción y, por lo tanto, autonomía y control sobre su trabajo, su
tiempo y su vida. La dinámica de esta
ecuación explica por qué la escasez de tiempo y de ingresos es tan habitual
entre las mujeres y por qué la paternidad no afecta del mismo modo a las madres
y a los padres que trabajan. La
maternidad acarrea una penalización salarial a causa de la interrupción de la
trayectoria profesional. Independientemente del trabajo que realice, de sus
ingresos y de sus preferencias, la mujer sigue asumiendo el grueso de las
tareas domésticas y de las responsabilidades familiares, aunque bien es verdad
que cuando tiene mayor formación y remuneración puede delegar, en mayor o menor
medida, esas tareas. El objetivo es pues resolver eficazmente la ecuación a fin
de mitigar el déficit de tiempo e ingresos de las mujeres.
La medida básica que se propone es promover la economía del
cuidado, para delegar las tareas
doméstica y de cuidado no remuneradas, en otras personas retribuídas (se agrega, obviamente, que debe ser de
calidad).
El informe
también presenta un atractivo debate sobre el tema de gran actualidad en la
discusión sobre futuro del trabajo: el trabajo de plataforma. OIT considera que
la digitalización de la economía y la innovación tecnológica se identifican como una fuente de oportunidades
de empleo prometedoras, en particular para las mujeres, eliminando algunas de
las barreras que impiden a las mujeres acceder a trabajos “masculinos”, y a
reducir asì la segregación ocupacional por motivos de género.
Se esgrimen dos
razones para ello: a.permiten desempeñar fácilmente tareas para las que se
solía necesitar una fuerza física considerable en el pasado; b.permiten
realizar el trabajo desde cualquier lugar y en el momento que sea más
conveniente para el trabajador (el
teletrabajo y otras modalidades de trabajo, como las ofrecidas por las
plataformas digitales).
Pero a
continuación se formulan varias prevenciones:
a. estas modalidades tampoco inmunizan
contra las desigualdades de género, ya que los hombres siguen ganando
más que las mujeres, a pesar que las
plataformas digitales no identifican el sexo del trabajador, por lo que no
existe el riesgo de sesgo por parte del empleador.
Parece que el
motivo de la disparidad salarial entre hombres y mujeres es que éstas suelen
elegir tareas que requieren menor concentración y cuya remuneración no es tan
elevada como la de los trabajos esporádicos más complejos, lo que se
debería a que, a diferencia de los
hombres, debían conciliar los trabajos esporádicos con las tareas domésticas,
lo cual conllevaba interrupciones frecuentes. Por lo tanto, los trabajos más
simples son la única opción posible para muchas mujeres, a menos que disminuyan
de algún modo sus responsabilidades familiares.
b.la
discriminación en el trabajo de plataforma
proviene de que, a igual trabajo, cuando la ocupación se refiere a
ventas de productos en línea, los compradores
detectan el sexo del vendedor
mediante la información facilitada en los anuncios y están menos dispuestos a
pagar a las mujeres la misma suma que a los hombres por los mismos productos.
c.los hombres
suelen compaginar de tres a cinco trabajos esporádicos, mientras que las
mujeres no suelen tener más de uno, con lo que las mujeres participan
globalmente menos en la economía de plataforma que los hombres.
d. el «trabajo a llamada» cobra una relevancia creciente en sectores como el comercio minorista, la
hostelería, la salud y la educación, que emplean a gran número de mujeres en
todo el mundo. Estas formas de empleo se caracterizan por unos horarios de
trabajo comunicados a los trabajadores con poca antelación, por unas
fluctuaciones considerables de las horas laborales y por la consulta casi
inexistente con el personal a la hora de fijar sus horarios de trabajo. Esto
dificulta la planificación de las obligaciones familiares y personales y
también afecta negativamente a las relaciones personales.
Finalmente, OIT
se interna en un argumento sociológico de gran importancia: el hecho de que
este trabajo se realice en el hogar
plantea no permite algo importante para las mujeres, que sì se presenta
en el trabajo fuera del hogar: salir de
su aislamiento, al interactuar con
personas ajenas al círculo familiar, trabar nuevas amistades, intercambiar
opiniones y comparar notas. Incluso, ya
en un párrafo de gran audacia, OIT afirma que
el trabajo fuera del hogar también puede ayudar a las mujeres a
separarse de una pareja abusiva. El trabajo a domicilio reduce todas estas
oportunidades.
Mi nombre es Luis Suvervil, vivo en Buenos Aires y quisiera hacer contacto, con el señor Alvaro Orsatti. Desde ya muchas gracias
ResponderEliminarFeliz 2020
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