Ha muerto Maria Luisa Suarez, la primera abogada laboralista
de la larga noche de piedra de la dictadura. Militante comunista, fue la
iniciadora de los bufetes de abogados especializados en la defensa de la clase
obrera organizada. Tenia 98 años. en el 2011 recibió un homenaje en las
Jornadas de CCOO de Albacete, a la par que se publicaba su libro de memorias
por la editorial Bomarzo. Una figura inolvidable de un tiempo que muchos
querrían que no hubiera memoria. Se publica a continuación el obituario que ha
hecho de su figura Héctor Maravall.
Texto de Héctor Maravall, abogado de CCOO:
Recordar a María Luisa
Suarez Roldan, fallecida el pasado 4 de enero a los 98 años, es hablar de una
mujer valiente y pionera en la defensa de los trabajadores y de los demócratas
durante la dictadura franquista.
Fue la única mujer en
su promoción de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en los
primeros años de la posguerra. Una carrera clasista, machista, dominada por un
profesorado fuertemente depurado por el régimen y vinculado ideológicamente al
pensamiento mas reaccionario. Si todavía a mediados de los años 60 pervivían
esas características en la Facultad Derecho, podemos imaginar lo que debía ser
estudiar la carrera en 1941.
María Luisa fue una de
las primeras mujeres que se afilió al Partido Comunista de España a mediados de
los años 50, manteniendo su compromiso político durante más de 60 años.
María Luisa fue la
primera mujer laboralista de España, la primera que empezó a defender
trabajadores de las nacientes Comisiones Obreras y la primera mujer que empezó
a defender represaliados políticos y muy en especial a los militantes
comunistas. Y en esos años, finales de los 50 y principios de los 60,
conllevaba, además de un absoluto sacrificio económico, una evidente
identificación a cara descubierta con los enemigos de la dictadura.
María Luisa colaboró
estrechamente en la defensa del dirigente comunista Julián Grimau, ejecutado
por la dictadura, apoyando al defensor militar, Alejandro Rebollo, ya que en
los Tribunales Militares no se admitía la presencia de abogados civiles.
María Luisa contribuyó
al impulso del Grupo de Abogados Jóvenes del Colegio de Abogados de Madrid, origen
de la potente oposición democrática en el mismo y germen de la colaboración de
las fuerzas políticas democráticas al principio de la Transición.
María Luisa fue la
primera mujer que creo un despacho laboralista en 1965, junto con otros tres
abogados comunistas, José Jiménez de Parga, José Esteban y Antonio Montesinos,
dedicándose exclusivamente a la defensa de los trabajadores y de procesados por
los Tribunales Militares y después por el Tribunal de Orden Público.
Seguramente hoy no nos
podemos hacer cabal idea de lo que en aquellos años de dura represión suponía
que una mujer abogado se enfrentara a jueces franquistas en el Tribunal de
Orden Publico o en la Magistraturas de Trabajo, que defendiera con tesón a los
trabajadores frente a los abogados de la patronal o a los fiscales del TOP, o
su frecuente presencia en cárceles y comisarias con funcionarios y policías,
chulos y machistas, que odiaban y despreciaban a los presos de izquierdas.
Su despacho en la Calle
Cruz, constantemente vigilado por la policía, fue una escuela de laboralistas,
entre ellas nuestra alcaldesa Manuela Carmena, Cristina Almeida o el magistrado
Juanjo del Águila.
La firma de María
Luisa era habitual en los escritos, manifiestos y peticiones públicas de
intelectuales y profesionales democráticos de los años 60 y 70; leer su nombre
era una garantía de que detrás y al lado de esa declaración estaban los
comunistas. Por el contrario, su nombre siempre aparecía destacado en los
panfletos que la extrema derecha abogacil nos mandaba a toda la profesión,
denunciando a lo que ellos consideraban agitadores comunistas.
A pesar de su abierto
y conocido compromiso político con el PCE, reforzado por su elección como
miembro de su Comité Central en el VIII Congreso, María Luisa era profundamente
querida, valorada y respetada por abogados y otros profesionales de ideas
democráticas, aunque alejadas de las posiciones comunistas.
María Luisa era
cariñosa y afable, hasta un poco “clásica” a los ojos de las nuevas promociones
de jóvenes laboralistas influidos ya por el Mayo francés y la California
hippie.
El gobierno socialista
reconoció su gran aportación a la defensa de clase obrera con la Medalla de Oro
al Trabajo. Y recibió otros homenajes y reconocimientos, realizando un interesantísimo
libro de Memorias, Recuerdos, nostalgias
y realidades. Sobre la defensa de las víctimas del franquismo, publicado
por la Editorial Bomarzo en el 2011.
María Luisa Suárez
debe ser un motivo de orgullo para la democracia española, para las clases
trabajadoras de nuestro país, para quienes lucharon contra la dictadura, un
motivo de orgullo también para los abogados laboralistas y desde luego para los
militantes comunistas. Descanse en paz.
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