Una de las
buenas prácticas que ha traído el confinamiento es hablar frecuente y
reiteradamente con los amigos. Al comienzo sencillamente para saber si estaban
bien, luego por el placer de charlar y comentar lo que sucedía. Esas
conversaciones felizmente perduran, puesto que todavía los movimientos están
muy restringidos y en una gran ciudad es difícil coincidir en el paseo matinal
o vespertino. El fin de semana estuve hablando un largo rato con Enrique
Lillo, y comentamos algunos elementos de la destitución de Pérez de los
Cobos y de la reacción de las asociaciones judiciales. Como es un caso que
aún asoma a las portadas de los periódicos e informativos – ayer mismo el
coronel afirmaba solemnemente en portada de un periódico propicio (aunque
deficitario) que era consciente que “nos estamos jugando algo mucho más
importante que mi destitución: el mantenimiento de la separación de poderes y
el Estado de Derecho en España" – nos ha parecido conveniente relatar en
el blog las líneas fundamentales de esta conversación.
Recordaba Enrique Lillo que
Manolo López, abogado comunista encarcelado y torturado bajo el
franquismo y un referente moral y político para muchos que lo conocimos, contaba
que los atestados policiales efectuados “de encargo” para incriminar a los
detenidos por delitos políticos eran la base literal de las sentencias del
Tribunal de Orden Público, y que cualquier otra prueba que intentara desvirtuar
los hechos reseñados en esos informes policiales no eran atendidas por el
tribunal, que en muchas ocasiones ni siquiera las admitía. Comentábamos que esa
misma impresión teníamos de algunos procesos en curso, como el que había sufrido
la hoy diputada de Podemos en la Comunidad de Madrid, Isa Serra, y que
desde luego el caso del Informe de la Unidad Operativa de la Policía Judicial
de nombre en clave “Sanitario” que la comandancia de la Guardia Civil de Madrid
había remitido al Juzgado de Instrucción nº 51 de Madrid sobre “supuestos
delitos de prevaricación administrativa y lesiones por imprudencia”, redactado
por agentes seleccionados por la Jueza de Instrucción, era un ejemplo evidente
de esa predeterminación policial de la instrucción del proceso en el estilo de
la BPS franquista.
La idea central es que el
Gobierno contaba con información suficiente de la pandemia del coronavirus, y
para ello los informantes elaboraron un texto que, como se sabe y se ha
recordado en este mismo blog - https://baylos.blogspot.com/2020/05/la-escalada-de-la-desestabilizacion-del.html
- tiene 80 páginas repletas de errores, bulos y documentos públicos mutilados,
en el que además se manipuló la declaración de un testigo para inculpar al
Gobierno por la manifestación del 8M. A este informe, además, ha seguido otro,
también entregado a la jueza Carmen Rodríguez-Medel, incorpora la parte off the record que
se hizo en una entrevista a la Ministra de Igualdad, Irene Montero, y sugiere
que el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias
(CCAES), Fernando Simón, oculta información sobre el conocimiento que
tenía el Gobierno de la pandemia antes del Día de la Mujer. Los autores del
informe señalan que, pese a que el requerimiento judicial hacía mención expresa
a la entrega de “todas las recomendaciones, instrucciones o directrices” que se
hicieron durante aquellos días, “podrían faltar documentos” en el material que
finalmente entregó el organismo dirigido por Simón, desde cuya cuenta de correo
electrónico no se entregó ninguna información pese a que se le requirió. Pruebas
concluyentes, a tenor de los investigadores.
Dos informes policiales inmediatamente
filtrados a la prensa, el último el mismo día de su emisión, a OKdiario, que
plantean numerosos interrogantes sobre la designación de los autores del
informe. La jueza se dirigió a la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid,
que ha encargado a estos miembros la elaboración de dicho informe, cuando dicho
mando no estaba al frente de ninguna unidad de investigación de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado. No parece inocente seleccionar a la Comandancia
de Madrid dirigida por Pérez de los Cobos, ni tampoco la selección de
los agentes que debían “investigar” el hecho. Todo el operativo cuestiona
directamente la instrucción judicial y la evacuación de un informe por parte de
la policía judicial de un Estado social y democrático de Derecho, como afirma
la Constitución y tan enfáticamente proclama el coronel destituido. Recuerda el
modus operandi de la policía y el aparato judicial de la dictadura.
Sin embargo, este hecho no ha merecido
ningún comentario crítico por parte de las asociaciones judiciales. Por el
contrario, tres de las mismas, han considerado relevante para alzar su voz el
cese del Jefe de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid por el Ministro del
Interior Grande Marlaska, una destitución que entienden ligada al
intento de controlar la investigación judicial y que por tanto constituye a su
juicio un ataque a la independencia judicial. Un ataque gravísimo que entienden
pone en entredicho el funcionamiento del sistema democrático basado en la
separación de poderes. Los comunicados de tres de estas Asociaciones Judiciales
son inusualmente duros y contundentes con el poder político.
La Asociación Profesional de la
Magistratura (APM), afirma categóricamente que fue la negativa del coronel Pérez
de los Cobos a "incumplir la ley, a eludir el cumplimiento de la orden
dada por la autoridad judicial y, en definitiva, garantizar la reserva de las
actuaciones y el buen fin de la investigación lo que ha motivado su cese",
de manera que "la decisión del ministro de Interior, amparada, justificada
y sustentada por el presidente del Gobierno, es incompatible con los principios
esenciales en los que se basa nuestro Estado de Derecho, la separación de
poderes y el imperio de la Constitución”. La APM pide en consecuencia al
Consejo General del Poder Judicial, como órgano de gobierno del Poder Judicial
y garante constitucional de su independencia, "que adopte las medidas
necesarias para proteger ese principio y asegurar que los jueces puedan
desarrollar su labor sin injerencia alguna".
Más enérgica se mostraba la
Asociación Judicial Francisco de Vitoria (AJFV), que entendía que, Grande-Marlaska
“no puede continuar como ministro del Interior” porque ha “perdido toda
legitimidad para cualquier cargo ejecutivo”. La razón de pedir el cese o
dimisión del Ministro se basa en que la AJFV considera que “tomar represalias
contra un alto mando de la Policía Judicial por no desvelar actuaciones de
investigación policial en el marco de una instrucción”, lo que “no es otra cosa
que una sanción”, es inaceptable. De esta manera, se reitera que el cese el
coronel supone una “flagrante vulneración del principio de separación de
poderes”, además de reflejar un “intento de modificar el curso de
investigaciones judiciales mediante el conocimiento privilegiado de lo actuado
que permita a los investigados explorar líneas de defensa para contrarrestarlo”,
al margen de los cauces establecidos en la Ley de Enjuiciamiento Criminal.
Por su parte, el llamado Foro
Judicial Independiente (FJI) también participaba en esa desautorización de las
asociaciones judiciales al gobierno, por entender que el ministro había
atentado contra la separación de poderes, al tratar de conocer el contenido de
un informe encargado en el marco de unas diligencias del Juzgado de Instrucción
51 de Madrid, que pueden dar lugar, en última instancia, a declarar
responsabilidades penales de miembros del Gobierno del que forma parte. El
comunicado alude también a la "necesidad de que la investigación penal esté
a cargo de una autoridad independiente, con todos los medios a su disposición,
incluida una policía judicial que dependa orgánica y no solo funcionalmente, de
jueces y magistrados".
Estos tres comunicados
coincidieron exactamente con las acusaciones que los partidos políticos de la
derecha y ultraderecha hicieron ante la destitución del Jefe de la Comandancia
de la Guardia Civil de Madrid. El PP aseguró que el cese del coronel supone
"el ataque más grave a la independencia del Poder Judicial ocurrido en
España en los últimos años”. Por parte de Vox, el portavoz parlamentario, Iván
Espinosa de los Monteros, afirmó que el ministro "debe dimitir
inmediatamente". Santiago Abascal, continuando con su estilo de
hacer política a través del insulto y la imputación calumniosa, reaccionó
exclamando directamente "¡delincuentes!" por el intento de interferir
en una investigación judicial en curso. Ciudadanos también solicitó la dimisión
porque el Ministro "ha mentido a los españoles" y porque destituyó a Pérez
de los Cobos "por negarse a cumplir una orden ilegal".
Los manifiestos de las asociaciones
judiciales son lamentables. No sólo aceptan como incontestable una versión
determinada de los hechos, sino que eluden recordar que los informes de la
Guardia Civil habían sido filtrados inmediatamente a la prensa – tanto el
primero como el segundo, este el mismo día de su conclusión – por lo que mal
podría guardarse la reserva de las actuaciones. De hecho, en las explicaciones
posteriores al cese, éste se produjo precisamente por la filtración a la prensa
del primero. Y ninguno de estos comunicados alude al contenido de esas “actuaciones
de investigación” bochornosas, sectarias y deficientes, que buscan centrar en
la manifestación feminista del 8 de Marzo la causa de la pandemia e imputar
criminalmente al gobierno por no impedir su realización. La desvirtuación
notoria y evidente de las funciones de averiguación del delito que ha llevado a
cabo esa policía judicial designada ad hoc para predeterminar al
delincuente no les parece a estas asociaciones judiciales un hecho digno de
atención y de crítica.
La virulencia de la cúpula de las
asociaciones judiciales está sincronizada con la estrategia de desestabilización
del gobierno por parte de la derecha y la ultraderecha. Los argumentos son
idénticos, la parcialidad es indiscutible. Las direcciones de las asociaciones
judiciales – con la honrosa excepción de Jueces y Juezas por la Democracia –
han perdido la imparcialidad que fundamenta su posición constitucional. El juez
debe ser imparcial, aunque no neutral, porque debe estar en su actuación
jurisdiccional sometido a la Constitución y sus valores fundamentales de igualdad,
libertad y justicia. La arrebatada posición de apoyo a un cargo público cesado
por un Ministro en el uso regular de su potestad discrecional, asumiendo sin ningún
matiz una visión sesgada y no contrastada de los motivos de la destitución,
ignorando expresamente el contenido profundamente irregular de la investigación
policial que está en la base de este cese, y cooperando de manera directa a la
erosión de la legitimidad democrática del gobierno, indicando que se vulnera el
principio de independencia judicial e incluso exigiendo el cese del Ministro, son
actuaciones de una gravedad extraordinaria que colocan la cúpula de estas asociaciones judiciales en
la órbita de la oposición directa al gobierno, en perfecta sincronía con la
derecha y la ultraderecha.
Los equipos dirigentes de las
Asociaciones judiciales han perdido la imparcialidad, y asumen funciones de
partido político en directa oposición y deslegitimación del gobierno
democrático. Que el asociacionismo judicial que es mayoría entre los jueces y magistrados
exhiba de forma tan rotunda su condición política alineada con la derecha y la
ultraderecha es desde luego un dato extremadamente preocupante que explica la
progresiva desconfianza de sectores populares en los jueces y en su independencia.
Un hecho gravísimo que la propia cúpula dirigente del asociacionismo judicial debería
corregir, retractándose de tales acusaciones graves y destempladas. Por el bien
de la independencia judicial. Por el respeto al Estado social y democrático de
derecho.
No solo habéis individualizado, descrito y concretado muy bien la imparcial y toma de partido de las asociaciones conservadoras de Jueces. (Perfecto Andres ya dijo que con el fin del Franquismo, los Jueces que estaban muy cómodos con dicha Dictadura liberticida, pasaron en bloque a constituir "La Asociación Profesional para la Magistratura).
ResponderEliminarEste Lawfair y esta toma de partido, no solo se produce en las Jurisdicciones donde se ventilan temas políticos, sino que en los Juzgado de lo Social, (hablo por los de Valencia que conozco bien) y en los ya hace mucho tiempo que los "factums" de muchas de las sentencias se elaboran, en base a una supuesta "sana crítica", y en donde las testificales aportadas por los trabajadores son obviadas y laminadas y los testimonios de los testigos "ad hoc", preparados por las empresas, van "íntegros" al factum. Con lo cual recurrir en suplicación las sentencia es imposible. No hace falta retorcer la Ley para darle la razón al capital, es mas simple, con hacer con de la "sana crítica" lo que les place, con total impunidad es suficiente. Si tenéis dudas preguntar a los Abogados de los sindicatos de clase de Valencia
Y añado, cuanto más jóvenes son los/as Magistrados/as más evidente es el sesgo que denuncia el compañero. Eso sin quitar que algunos más antiguos que se atreven a denominarse como "amigo" de Enrique, excusenme que no de más datos del susodicho que ahora ejerce por Madrid, lo venía haciendo de modo inmisericorde en sus pronunciamientos, y como sabemos, ex. art. 97, 2º LJS, los Hechos Probados son palabra revelada.
ResponderEliminarComparto contenido y preocupacion....
ResponderEliminarNo tiene Ud. En cuenta, también los atestados llenos de irregularidades y tendenciosos presentados en el Supremo en contra del independentistas catalanes
ResponderEliminar