A una avanzadisima edad, ha muerto Vittorio Foa, una de las personalidades inolvidables del siglo XX. Fundador del Partido de Acciòn, del PSUP y del Partido de Unidad Proletaria, liderò en la CGIL la llamada "terza componente", es decir la corriente que no era comunista (primera) ni socialista (segunda). En el diario Il Manifesto del 22 de cotubre, ha publicado un articulo en su honor su camarada y amigo Antonio Lettieri. Aqui se ofrece un estracto del mismo. (En la foto, Vittorio Foa con Bruno Trentin).
(Extraido del artículo de Antonio Lettieri, El viaje humano y político de Vittorio Foa, Il Manifesto, 22 octubre 2008)
Foa, tras la experiencia constituyente y mientras era un líder y un parlamentario socialista, practicó el oficio de sindicalista. Dirigente sindical de la CGIL junto con di Vittorio y Santi, a quienes no dejo nunca de admirar y, a su modo, querer. Dirigente de los metalúrgicos y en la confederación inspirador del prestigioso Gabinete de Estudios en cuya dirección se distinguió el más joven Trencin. Estuvo en la dirección del sindicato por mas de 20 años.
En aquella experiencia Vittorio contribuyó a hacer de la CGIL un sindicato diferente respecto del tradicional sindicalismo europeo. La autonomía del sindicato de los partidos se enraizaba según Foa en el análisis de la condición obrera. Pero eso no debía significar una división de roles que, en la tradición socialdemócrata europea, atribuía la dimensión reivindicativa contingente al sindicato y las perspectivas de cambio social al partido. El análisis de la condición de los trabaajdroes es el imprescindible punto de partida de la estrategia sindical. Al inaugurar la famosa serie de los Quaderni Rossi en 1961, Foa escribía que la estrategia del sindicato no puede agotarse en el proceso reivindicativo, debiendo adoptar un “discurso más amplio” que “el análisis de la condición obrera” no puede agotar pero de la que, no obstante, no se puede prescindir. El entrelazamiento entre la autonomía de la estrategia sindical y una mas amplia perspectiva cultural y política contribuyó al establecimiento de la autonomía y de la unidad de la CGIL respecto a las divisiones internas de la izquierda italiana. Sobre estas bases pareció posible en un momento dado construir la unidad del sindicalismo italiano sobre la onda de los grandes movimientos de lucha de finales de los años 60. Después las cosas sucedieron de otro modo. Los viejos partidos de la clase obrera iniciaron un período de largo declive hasta su desaparición, mientras que el sindicato resultó irremediablemente dividido.
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