Es de suponer que los Reyes Magos hayan traído lecturas provechosas. Aquí va una de ellas, que recomendamos fervientemente en la blogosfera de Parapanda. Se trata del libro de Gerardo Pisarello y Jaume Asens, No hay derecho(s). La ilegalidad del poder en tiempos de crisis. Icaria /Antrazyt, Barcelona, 2011, 239 pp. 18€.
Gerardo Pisarello y Jaume Asens son una "marca" bien conocida en sus intervenciones en la prensa, en especial en el periódico hoy amenazado en su supervivencia Público. Utilizando el título de una emblemática revista argentina de los años noventa en cuyo diseño trabajaron Bovino, Abramovich y Courtis, estos dos señalados exponentes del Observatorio de Derechos Sociales y Culturales (DESC) con sede en Barcelona, han cuajado un libro que recopila y ordena una serie de artículos publicados en diversos medios de comunicación entre el 2005 y el 2011 sobre un fondo común: la importancia creciente del respeto de las garantías jurídicas individuales y colectivas como elemento central no sólo del sistema democrático sino de la propia conformación de unas políticas progresistas.
Como son dos los autores, también tienen dos prologuistas. El primero de ellos, Carlos Taibo, aun desconfiando de ese planteamiento entiende que los autores abordan de forma directa y convincente los grandes temas cruciales de la política en estos años de crisis ideológica de las izquierdas políticas. El segundo, que es Ramón Sáez, coherentemente con su posición que relaciona el derecho y el poder desde una perspectiva que privilegia la razón y la cultura, revaloriza la convicción de esta extraña pareja de que el derecho es un espacio de confrontación y que es preciso intervenir en la esfera pública para “apuntalar, garantizar y dotar de eficacia a los derechos de los más débiles en un mundo dividido donde el capital se ha impuesto con paso firme, haciendo tabla rasa de muchas conquistas”.
En la introducción Pisarello y Asens explican de forma muy clara la intención de las intervenciones que siguen: la tendencia del poder económico y político de las clases dominantes a actuar saltándose la propia legalidad estatal en unos tiempos que se califican continuamente como “de excepción”. Por eso la obsesión de los “leviatanes públicos y privados” de este tiempo intentan día a día afirmar que no hay derechos, y lo vehiculan con brutalidad indisimulada a través de sus políticas de excepción. Por eso el discurso del derecho y de los derechos debe servir como arma para deslegitimar las actuaciones arbitrarias del poder.
La Comisión de Defensa del colegio de Abogados de Barcelona y el Observatorio DESC han sido el reservorio donde gran parte de los temas que abordan los autores han ido desenvolviéndose. Y los presentan agrupados temáticamente en torno a doce ítems entre los que destacan los relativos a la crítica de la globalización capitalista y el militarismo junto a la de los problemas de la seguridad y la policía y la emergencia de una cultura antirrepresiva, un amplio elenco de problemas derivados de derechos y libertades fundamentales, ante todo respecto de la libertad de expresión la reivindicación de la libertad de crítica y el derecho a la protesta, pero también la libertad religiosa y el laicismo, o los derechos sociales en tiempos de crisis y los derechos de los inmigrantes en particular, sin olvidar los temas trascendentales de la memoria histórica o los grandes problemas políticos de la configuración federal o autonómica del Estado español, de la construcción europea o “las señales del sur”, es decir, los nuevos procesos constituyentes en la América andina.
El libro se debe leer asimismo como un recordatorio de los grandes problemas que se plantean ahora de manera más aguda con la crisis. La crisis que “ha dejado al descubierto la existencia de un modelo muy singular de capitalismo inmobiliario-financiero, basado en el sobreendeudamiento privado y en la corrupción administrativa y con drásticas consecuencias desde el punto de vista social y ambiental”. Los textos reunidos en No hay derecho(s) quieren dar cuenta de toda una problemática muy extensa a partir de una suerte de collages que desde el punto de vista estilístico se inscriben en “la tradición de la polémica”, que no llega a al invectiva ni al libelo, y que además están muy bien y claramente escritos.
En síntesis, Pisarello y Asens preparan el camino para una renovación de la política y de la esfera pública a partir de un entendimiento dialéctico y radicalmente democrático del papel del derecho y de los derechos. Sus artículos, como señala su segundo prologuista, son siempre “una noble expresión de la lucha cultural contra la barbarie”
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