domingo, 11 de marzo de 2012

MANIFESTACIONES MASIVAS CONTRA LA REFORMA LABORAL EN 60 CIUDADES ESPAÑOLAS



Los sindicatos confederales han convocado manifestaciones contra la reforma laboral en 60 ciudades españolas. A todas ellas han acudido miles de personas, en un número impresionante. Los dos sindicatos convocantes cifran en un millón y medio de personas las que han secundado su llamada. Es una respuesta realmente importante que no puede ocultarse.

Las manifestaciones más numerosas han sido las de Madrid y Barcelona, pero también ha habido un enorme seguimiento en Valencia o Sevilla, Valladolid, Vigo o Gijón. Es importante destacar la capacidad de convocatoria del movimiento sindical. Y también su posición estratégica para abrirse a otros sujetos y organizaciones sociales y organizar convergencias y espacios de resistencia. Las manifestaciones del 11 de marzo están además orientadas a la preparación de la huelga general del 29 de marzo. En los veinte días sucesivos será necesario volcarse en las asambleas y en las reuniones que aseguren la participación de los trabajadores y trabajadoras del Estado español en la huelga convocada. En este período circularán asimismo informaciones orientadas al fortalecimiento de los argumentos que explican el recurso a la huelga, y a rebatir los ataques contrarios que seguramente recibirá la medida con el apoyo mediático habitual.

El espacio en el que se instala la movilización sindical es el de lo social, más allá desde luego de los estrictamente relacionado con la esfera económica - laboral. Eso le permite ganar una amplitud de miras y presentar su crítica a las medidas del gobierno y sus alternativas a las mismas formando parte, de manera "natural", de un proyecto político-social de alcance general. La relación con el nivel estrictamente político - parlamentario o político-electoral queda por consiguiente difuminado en este planteamiento sindical. El sindicalismo confederal no puede abordar directamente este terreno, en donde los partidos políticos deben desplegar su estrategia sin condicionamientos directos. Se mueve por consiguiente con prudencia, sin querer sustituir la acción de los partidos políticos "amigos" ni canalizar sus acciones de presión hacia la orientación directa del voto en las citas electorales futuras.

Pero, viceversa, tampoco todos los partidos políticos tienen bien definida la relación con el movimiento sindical y su capacidad de movilización social. El partido del gobierno, porque es incapaz de analizar los procesos de convocatoria a la sociedad en torno a un rechazo democrático de medidas lesivas de derechos laborales y sociales de otra forma que como un reto improcedente a su poder  puesto que pone en cuestión su mayoría electoral. "No nos arredra una pancartita", afirma Cospedal y en esa frase está presente la visión que el Partido Popular posee sobre el ejercicio del derecho fundamental a la protesta y a la manifestación del disenso. Y el Partido Socialista, que si bien ha comprendido que la oposición frontal a la reforma laboral coincide con lo que siente una gran parte de la opinión pública y que por tanto puede desgastar al gobierno de forma rápida, "acompaña" las movilizaciones pero no participa activa y simbólicamente en ellas, atenazado por un extraño síndrome de ausencia o de distanciamiento de la política electoral de la capacidad de la representación real de la mayoría de los ciudadanos. La izquierda plural es posiblemente la única fuerza política - pluralista, comprendidas fuerzas "externas" a la marca de origen nacionalista - que es capaz de intentar una síntesis de trabajo político y de movilización social obstaculizada no obstante por su posición extremadamente minoritaria en el espacio electoral.

En cualquier caso, ante todo y por ahora lo que está ante todos los ciudadanos españoles es la convocatoria de la huelga general del 29 de marzo de 2012. Que no es un punto final, sino un hito importante en la escalada del conflicto. Que si el gobierno del PP no rectifica no hará más que crecer y mantenerse. Y la advertencia de Toxo a Rajoy respecto de los ejemplos de Grecia y de Italia no deberían caer en saco roto.

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