Juan Laborda, que desde hace tiempo trabaja en la extensión de los debates centrales en las teorías económicas y que es un agudo observador y crítico de las políticas económicas de la crisis, nos ha hecho llegar este reciente manifiesto publicado en Francia el 30 de abril de 2012 y, traducido al español, en el blog de Attac Madrid (http://www.attacmadrid.org/?p=6821). La victoria de Hollande y la esperanza del cambio que esta victoria ha traído consigo hace especialmente interesante y recomendable la lectura de este artículo que introduce el Colectivo Roosevelt 2012 y que remite a quince propUEstas del mismo que se pueden encontrar en la página web de dicho colectivo.
Artículo publicado en Le Monde Economie el 30 de abril de 2012
Por Pierre Larrouturou, Miembro del Colectivo Roosevelt 2012
“Los sistemas aguantan frecuentemente más de lo que podamos pensar pero acaban derrumbándose mucho más rápidamente de lo que se podría imaginar.” Con estas pocas palabras, el antiguo jefe de economía del FMI, Kenneth Rogoff, resume la situación de la economía mundial. Por su parte el gobernador del Banco de Inglaterra afirma que “la próxima crisis puede ser más grave aún que la de 1930″…
La zona euro no va nada bien, pero Estados Unidos y China, a menudo presentados como los dos motores de la economía mundial, son en realidad dos bombas de relojería: la deuda total de Estados Unidos alcanza el 358 % del producto interior bruto (PIB); la burbuja inmobiliaria china, casi tres veces superior a la que tenía Estados Unidos antes de la crisis de las subprimes, empieza a estallar.
Visto el contexto internacional, ¿cómo el PS (Partido socialista francés) y la UMP (Unión por un Movimiento Popular, partido actualmente en el poder en Francia), pueden seguir apostando todo en base a la vuelta al crecimiento? Sólo hay una posibilidad entre mil de que ese sueño se haga realidad. “Va a ser horroroso, me confiaba recientemente un responsable socialista. No habrá ningún margen de maniobra. A partir del mes de junio se van a congelar los gastos. En pocos meses, el país se quedará paralizado por manifestaciones gigantescas y en 2014 vamos a recibir una paliza histórica en las elecciones.”
¿La austeridad es la única solución? ¿Está condenada la izquierda en el poder a decepcionarnos? No. La Historia muestra que es posible escapar a la “espiral de la muerte” en la que nuestros países están encerrándose.
En 1933, cuando Roosevelt llega al poder, los Estados Unidos tienen 14 millones de desempleados, la producción industrial ha disminuido de 45 % en tres años.
Roosevelt actúa entonces con una determinación y una rapidez que reavivan la confianza: algunas leyes se presentan, se debaten, se votan y se promulgan en un mismo día. Su objetivo no es en absoluto el de “tranquilizar los mercados financieros”, sino el de domarlos.
Su meta no es la de “dar sentido a la austeridad” sino la de reconstruir la justicia social. Los accionistas están furiosos y se oponen con todas sus fuerzas a la ley que separa bancos de depósito y bancos de inversión, a las tasas sobre las rentas más altas o a la creación de un impuesto federal sobre los beneficios.
Pero Roosevelt aguanta y hace votar quince reformas fundamentales en tres meses. Las catástrofes anunciadas por los financieros no ocurren. ¡Justo al contrario! La economía americana vivió muy bien con estas reglas durante medio siglo.
Lo que hizo Roosevelt en materia económica probablemente no era suficiente (sin la economía de guerra, los Estados Unidos iban a caer en una nueva recesión), pero las reformas que impuso en materia bancaria y fiscal lograron perfectamente sus objetivos.
Hasta la llegada de Ronald Reagan en 1981, la economía americana funcionó sin necesitar ni deuda privada ni deuda pública.
Si durante treinta años las reglas fordistas habían permitido una distribución equitativa del valor añadido entre los asalariados y los accionistas, en los treinta años siguientes las políticas de desregulación han conseguido que la parte de los salarios pase del 67% al 57% del PIB de los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Esto ha llevado a incrementar tanto la deuda pública – ya que los impuestos sobre los salarios y el consumo son el primer recurso de los Estados – como la deuda privada, porque los asalariados han tenido que endeudarse para mantener su nivel de vida.
Por culpa del desempleo y de la precariedad la parte salarial ha disminuido mucho en nuestros países: el desempleo no es sólo una consecuencia de la crisis que vivimos desde hace cinco años; es una de sus causas fundamentales. No se podrá salir de la crisis sin combatir radicalmente el desempleo y la precariedad.
Por mucho que les moleste a los neoliberales, no estamos frente a una crisis del Estado del Bienestar sino frente a una crisis del capitalismo, cuya enorme gravedad hace insuficientes las respuestas clásicas del Estado del Bienestar. La justicia social no es un lujo al que habría que renunciar por culpa de la crisis: ¡reconstruir la justicia social es el único modo de salir de la crisis!
DOS ESTRATEGIAS POSIBLES PARA EL PRÓXIMO PRESIDENTE FRANCÉS
Hay dos estrategias posibles para el próximo presidente de la República Francesa: o bien considera que la crisis se terminará pronto y que basta con una buena gestión de las finanzas públicas para pasar los pocos meses difíciles que nos separan hasta que escampe.
O bien considera al contrario que sólo queda poco tiempo antes de un posible derrumbe del sistema económico, y que tiene que “hacer de Roosevelt”: organizar un nuevo Bretton Woods a partir del mes de julio de 2012, poner fin a los increíbles privilegios de los bancos privados en la financiación de la deuda pública, luchar frontalmente contra los paraísos fiscales y actuar con fuerza contra el desempleo y la precariedad lanzando desde el mes de mayo de 2012 un Gran Pacto por el Empleo. Es decir, tres meses de trabajo con el conjunto de los socios implicados en poner en marcha un nuevo contrato social, tal como lo hicieron los holandeses con los Acuerdos de Wassenaar.
¿Cuál es el papel histórico de la izquierda europea? ¿Gestionar el desmoronamiento del modelo neoliberal, con el riesgo de morir bajo los escombros? ¿O alumbrar una nueva sociedad antes de que la crisis desemboque en la barbarie como en los años 30?
Para empujar al próximo presidente hacia tal audacia, acabamos de crear el Colectivo Roosevelt 2012, con Stéphane Hessel, Edgar Morin, Susan George, Michel Rocard, René Passet, Dominique Méda, Lilian Thuram, Robert Castel, Bruno Gaccio, Roland Gori, Gaël Giraud, la Fondation Abbé-Pierre, la Fondation Danielle Mitterrand, la Ligue de l’enseignement, Génération précaire y muchos otros, teniendo todos como objetivo el provocar un salto hacia adelante.
Si compartes este deseo puedes unirte al Colectivo firmando su manifiesto y las quince propuestas de reformas en http://www.roosevelt2012.fr/
Pierre Larrouturou, Miembro del Colectivo Roosevelt 2012
Traducción Françoise Chuffart (Attac Madrid)
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