En el
panorama electoral europeo, un actor importante ha sido la Confederación Europea
de Sindicatos. El sindicalismo europeo ha planteado un amplio conjunto de
medidas a adoptar en este nuevo periodo. Lo decía claramente el blog amigo Metiendo Bulla: “Los documentos
sindicales, “Un nuevo Plan Marshall para el siglo XXI y “Un nuevo rumbo para Europa”
son un razonable esfuerzo de síntesis de las medidas que necesariamente
deberían ser puestas en marcha” (http://lopezbulla.blogspot.com.es/2014/05/el-sindicalismo-las-elecciones-europeas.html)
. En España, ese conjunto de medidas fue presentado por CCOO y UGT, acompañando
a la secretaria general de la CES, al presidente del gobierno español, que les
respondió señalando que “no estaba en absoluto de acuerdo” con dichas medidas.
El sindicalismo por tanto tiene un proyecto de reformas que deben llevarse a
cabo en los cuatro años siguientes, por lo que insiste en la importancia de las
elecciones del 25 de mayo para los trabajadores y las trabajadoras europeas. La
necesidad del cambio de políticas la resalta asimismo, de manera muy clara,
este artículo de Rodolfo Benito,
publicado en Nueva Tribuna (http://www.nuevatribuna.es/articulo/culturas-hispanicas/nuevo-rumbo-union-europea/20140518125146103559.html#votar-5)
que a continuación se reproduce.
Un nuevo rumbo para Europa es el
objetivo de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), para quien democracia
y ultraliberalismo son claramente incompatibles, propugnando el fortalecimiento
de la democracia que permita el control de la gobernanza económica europea.
El 25 de Mayo son las Elecciones
al Parlamento Europeo ante las que el sindicalismo europeo no es equidistante,
tiene posición y proyecto para Europa y de manera inmediata para responder a la
situación de creciente desempleo y de aumento de la pobreza.
Con este objetivo la
Confederación Europea de Sindicatos (CES) viene reclamando que el presupuesto
de la UE y especialmente los Fondos Estructurales se destinen a apoyar el
crecimiento sostenible, la inversión y los empleos decentes.
La CES ha propuesto un Plan de
Inversiones que permitiría crear 11 millones de empleos, en un marco en el que
el sindicalismo europeo ha reiterado que hay alternativas para impulsar el
crecimiento, combatir el paro y construir una Europa mas justa y social.
Acabar con las políticas de
austeridad y recortes presupuestarios, reclamando un ambicioso Plan europeo de
inversiones para la creación de empleos de calidad, es una prioridad para el
sindicalismo europeo.
Como no queda al margen el
emplazamiento que se viene realizando a las fuerzas políticas para restablecer
la cohesión y la justicia social, garantizando que las libertades económicas no
tengan prioridad sobre los derechos sociales fundamentales. Además de propugnar
el fortalecimiento de la democracia que permita el control de la gobernanza
económica europea.
Más Europa si, pero otra Europa
también. Una Europa cuya carta de naturaleza sea el Estado del Bienestar,
abriendo el camino hacia una Europa política, federal en sus instituciones, con
una moneda única sí, pero también con una política económica, presupuestaria y
fiscal común.
Donde se reduzcan las diferencias
entre el norte y el sur de la UE y también entre el norte y sur de cada uno de
los países que la componen.
Una Europa en la que la prioridad
sea el restablecimiento de la cohesión y la justicia social, y en este marco el
empleo con derechos, hacer frente a los crecientes niveles de pobreza y de
desigualdad. El restablecimiento igualmente de unas relaciones laborales
equilibradas, que fortalezcan el principio de libertad sindical y derecho a la
negociación colectiva, la existencia de unos servicios públicos de calidad e
interés general y la garantía de una seguridad social y una política fiscal
justa. Una Europa construida desde una concepción solidaria y no asimétrica.
Es necesario por tanto un cambio
radical de política, que combine proyectos europeos vinculados a la política
industrial, la energía, la innovación o la educación y la formación. Poniendo
en el centro junto al desempleo y la pobreza, la lucha contra las desigualdades
sociales y las iniciativas vinculadas al cambio de modelo productivo, como
exigencia de los desafíos climáticos, energéticos, alimentarios. Con
iniciativas también en otros campos, el de las infraestructuras, los
transportes, la reconversión de edificios, las energías renovables.
En definitiva otra Europa con
otra política.
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