En el
2012 Richard Sennett publicó “Juntos.
Rituales, placeres y política de cooperación”, que fue traducido
inmediatamente al castellano por Marco
Aurelio Galmarini en la editorial Anagrama, en noviembre de ese mismo año. Sennett escribe muy bien y es siempre
una lectura recomendable, así que esta es la sugerencia de lectura para este
fin de semana a los lectores de este blog. A continuación, se copian algunos
párrafos del capítulo 4 del libro, sobre la Desigualdad. Cuidado con la consideración de elementos terribles de injusticia y de desigualdad como una situación familiar, reiterada, "natural".
“Los expositores de las salas de
la “cuestión social” de la Exposición Universal de Paris de 1900 no tenían
dudas acerca del capitalismo. Que el sistema económico degradaba y desmoralizaba
a los trabajadores era un artículo de fe; cuando, a mediados de la última
década del siglo XIX, se produjo una racha de suicidios entre los trabajadores
norteamericanos, ningún órgano de la prensa radical dio muestras de sorpresa.
Fueran cuales fueran las promesas de una cultura superior en el pasado y fuera
cual fuere la promesa de cooperación en nuestro inicial desarrollo biológico
personal, en la vida cotidiana adulta la bestia capitalista ha aplastado todas
estas promesas.
Hoy en ciertos aspectos el
capitalismo es diferente y en otros igual al animal que era hace un siglo.
Diferente porque los servicios desempeñan en la economía un papel más
importante que hace cien años. En otra época, la producción industrial era el
corazón mismo de las economías desarrolladas, hoy la producción fabril se ha
localizado y trasladado al extranjero y su lugar ha sido ocupado por servicios
técnicos y humanos (…) Hace un siglo el consumo masivo estaba en sus inicios;
los consumidores preferían pagar por lo que les resultaba físicamente tangible
o podían sopesar en sus manos; hoy el consumo está dominado por las imágenes de
fotos en internet.
Algunos males antiguos se han
profundizado. Lo más notable es que la desigualdad se ha ampliado, así que la
brecha entre los ricos y las clases medias es cada vez mayor (…) Las cifras dan
señales de una competencia de suma cero con tendencia al extremo en el cual
quien gana se lo lleva todo, el capitalista se está convirtiendo en un gran
depredador.
Por mucho que la economía haya
cambiado en los últimos cien años, muchos analistas creen que la cuestión
social se mantiene tal como era. En el capitalismo la cohesión social es
intrínsecamente frágil. El nuevo alcance de la desigualdad parece tan sólo
confirmar la gravedad del antiguo mal. Aun cuando el lector fuera decididamente
de izquierdas (como yo), este juicio debería preocuparle, pues la antigua
convicción se ha vuelto hoy en día demasiado familiar, demasiado inmediata.”.
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