Los acontecimientos griegos, la convocatoria del referéndum ante el chantaje del Eurogrupo y la polvareda mediática que este hecho ha causado en toda Europa, está provocando multitud de intervenciones juiciosas y razonadas en las que se debate sobre el futuro de la Uión Europea, su necesaria conversión en una Europa federal que desarrolle las vertientes fiscales, sociales y políticas conforme a los moldes democráticos que le dan sentido. En esta ocasión, publicamos, en rigurosa primicia, este post de Joaquín Aparicio incluso antes de que aparezca en su blog.
EL NO DE GRECIA ES UN SI A EUROPA, PERO NO A ESTA
EUROPA
Joaquín
Aparicio Tovar
La
convocatoria que ha hecho del referéndum el Gobierno griego ha irritado
sobremanera a los empleados del capital financiero que ocupan los puestos de
mando de la troika. Ahora, en plan policía bueno, entra en campaña el
presidente de la Comisión diciendo que un no de los griegos es un no a Europa y,
por tanto, viene a decir, implicaría la salida de Grecia de la Unión Europea.
Una más de las mentiras de unas autoridades europeas irresponsables, miopes y
fanáticas, movidas por el deseo de venganza contra un pueblo que ha osado
elegir libre y democráticamente a un gobierno que se opone a la pertinaz lucha
de la oligarquía europea contra los trabajadores de todas clases en su intento
de acabar con el Estado Social de Derecho.
Las
mentiras son muchas y no dejan de ser repetidas por sus voceros en medios de
comunicación que controlan (la mayoría). Sería bueno que la mayoría de la
población europea supiese que en 2009, cuando se descubrió que el partido
hermano del PP, con la ayuda del banco Goldman Sachs, había estado durante años
falseando las cuentas públicas, la enorme deuda pública griega en su mayoría
estaba en manos de bancos alemanes y franceses y también, aunque en menor
medida, españoles. A partir de entonces empezaron los rescates por parte de la
UE, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional (la troika) a cambio
de que en Grecia se eliminase en la práctica la negociación colectiva (que
provocó una reducción brutal de los salarios), se despidiese a empleados
públicos (con consecuencias terribles en sectores como la educación o la sanidad),
se redujera la cuantía de las pensiones (lo que trajo un empobrecimiento de
gran parte de la población), se facilitase el despido (con lo que el desempleo
aumentó a niveles dramáticos), entre otras cosas. Decían que con esa receta
volvería a renacer la actividad económica tras una leve caída del PIB. Pero no
ha sido así, sino que la deuda aumentó y el PIB ha caído en casi un 25 %. Lo
mismo que ha ocurrido siempre cuando se ha aplicado esta medicina, no hay sino recordar
el ejemplo de América Latina de los años 80 y 90 del pasado siglo. Pero
mientras el pueblo griego se empobrecía, en 2013 ya los bancos se habían
desprendido los títulos de la deuda, después de haber sacado de ella pingües
beneficios, para endosárselos a los Estados Europeos. Es decir, el rescate fue
de los bancos, no del pueblo griego.
La
salida de Grecia del euro y de la UE tiene importantes dificultades jurídicas,
a las que se presta poca atención. En primer lugar hay que dejar claro que los
Estados Miembros de la UE no pueden expulsar a uno de ellos. Tal posibilidad no
está prevista en el Tratado de Lisboa. En segundo lugar, el Eurogrupo no puede echar
fuera del euro a un Estado Miembro sin al mismo tiempo echarle de la Unión, cosa
que se acaba de decir no es posible. Con la legalidad actual en la mano, la
retirada de la UE de un Estado, en este caso Grecia, tiene que ser decidida por
el propio Estado de acuerdo con sus normas constitucionales (art. 50 TUE). Se
abriría entonces un periodo de negociaciones para decidir los términos de la
retirada y el estatus futuro de las relaciones de ese Estado con la Unión. Un
periodo que podría durar hasta dos años.
El
Gobierno griego una y otra vez ha insistido que quiere seguir formando parte de
una Unión Europea, que tiene como finalidad “promover la paz, sus valores y el
bienestar de sus pueblos” (art. 3.1 Tratado de la Unión Europea), así como que
“teniendo presentes derechos sociales fundamentales como los que se indican en
la Carta Social Europea […] tendrá como objetivo el fomento del empleo, la
mejora de las condiciones de vida y de trabajo a fin de conseguir una
equiparación en vía del progreso” (art. 151 Tratado de Funcionamiento de la
Unión Europea). Son las autoridades de la troika las que están actuando contra
los Tratados al imponer al pueblo griego políticas que están generando desigualdad, pobreza,
sufrimientos y exclusión social. El Comité Europeo de Derechos Sociales del
Consejo de Europa, que es el órgano encargado de la aplicación de la Carta
Social, ha establecido que son contrarias a la Carta las medidas que han dado
lugar a una brutal reducción de las cuantías de las pensiones del Sistema de
Seguridad Social griego. ¿Quiénes son
entonces los antieuropeos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario