Hay 81 procedimientos penales en curso que encausan a más
de 300 sindicalistas por participar en los piquetes en las huelgas generales
del 2010 y 2012. Se trata de una vasta acción de incriminación penal que no
tiene precedentes en los países democráticos de nuestra misma área cultural.
El derecho de huelga reconocido en nuestra Constitución no ha sido
desarrollado legislativamente, como si ha sucedido con la libertad sindical, y
esta anomalía ha sido solventada por una copiosa doctrina del Tribunal
Constitucional y de los tribunales ordinarios que han configurado los límites y
el contenido del derecho en unos términos compatibles con la democracia. Dentro
de esta doctrina constitucional, el piquete de huelga, que pretende lograr una
adhesión lo más general posible de los trabajadores en el ámbito sometido a la
convocatoria de huelga y a la vez obtener la mayor visibilidad social y ciudadana
del conflicto, dándolo a conocer y recabando la solidaridad de todas las
personas, es un elemento central en la dinámica y el desarrollo de la huelga.
En esta figura del piquete no sólo está en juego el derecho de huelga, de la
que constituye una expresión directa, sino también la libertad de información y
el propio derecho de manifestación en los piquetes masivos. La doctrina del
Tribunal Constitucional (la conocida STC 120/1983 y la STC 137/1997) ha establecido que la acción que lleva a cabo
el piquete forma parte del contenido esencial del derecho de huelga, pues la
proyección exterior de la huelga forma parte indisoluble del derecho, y “el
piquete de huelguistas, con sus funciones de propaganda, información o
persuasión a los demás trabajadores para que se sumen a la huelga o disuasión a
los que han optado por continuar el trabajo, integra el contenido del derecho
reconocido en el art. 28.2 CE”.
El derecho penal ha recogido en sus textos un delito especial que incrimina
los comportamientos coactivos que pudieran realizarse en el marco de estos
piquetes de huelga, un texto que proviene de 1976 y que prácticamente sin
modificaciones se ha mantenido en el Código Penal de 1995 y ha subsistido hasta
la última reforma del año pasado obra del Ministerio Gallardón. El uso antisindical de este precepto resulta evidente al
impulsarse directamente por el ministerio fiscal la incoación de sumarios
contra dirigentes sindicales y activistas que participaron en la huelga general
del 2010, y, de forma más reducida, sobre la del 2012. Si se pudiera conocer
con mayor exactitud el iter de este
programa represivo y disuasorio contra los militantes sindicales, sería muy
interesante ver en qué medida se han concentrado en el mismo las instrucciones
del ministerio del interior a la Policía y las del Ministerio de Justicia a los
Fiscales, puesto que la acción policial de denuncia – y la consideración de los
hechos denunciados como prueba irrefutable – ha resultado determinante en el
procesamiento de estas personas.
Hay una contradicción evidente entre la regulación conforme a la
Constitución del derecho de huelga y del piquete como contenido esencial de
este derecho y la incriminación penal, basada esencialmente en la denuncia
policial, de esta forma de expresión del conflicto. El caso Airbus es
emblemático al respecto, y el juicio que se celebrará a partir del 9 de febrero,
permitirá comprobar hasta qué punto la exacerbación de la vertiente represiva
puede ser compatible con un sistema democrático que establece el conflicto como
un punto clave en un itinerario progresivo hacia la consecución de la igualdad
efectiva.
Mientras tanto, es conveniente que en un tiempo en el que se está
constituyendo el Congreso de los Diputados en una legislatura novedosa que
permite pensar en cambios legislativos de importancia, la opinión pública
conozca esta situación y denuncie esta deriva represiva de un derecho ciudadano
fundamental. El sindicalismo europeo e internacional ha tomado buena nota de la
gravedad de estos sucesos y ha mandado una serie de mensajes de solidaridad.
Las autoridades políticas – tanto del PSOE como del PP – con las que hablaron
los secretarios generales de CCOO y UGT prometieron soluciones políticas
inmediatas que repararan en lo posible la lesión del derecho de huelga y la
condena a los sindicalistas. Indultos de los ya condenados que nunca se han
llevado a cabo y derogación del precepto, a la que se comprometió el Ministro Gallardón en vano, ante el proceso de
reforma del Código Penal en curso. Se da así la impresión de una cierta
impotencia de los gobernantes ante una decisión de incriminación penal de la
acción huelguística que sigue adelante viabilizada por las denuncias policiales
y la intervención del Ministerio Fiscal sin que desde los poderes públicos se
encauce esta conducta hacia márgenes aceptables por el sistema democrático.
A combatir esa desinformación y visibilizar el problema se están dedicando
importantes esfuerzos por parte de los sindicatos confederales. Han presentado
una queja a la OIT, han obtenido una declaración solemne del Congreso de la CES
en Paris, han desarrollado una intensa actividad de contactos con autoridades
de gobierno y han convocado acciones en la calle. Para hoy las dos
confederaciones sindicales, UGT y CCOO han convocado a un acto público que se
celebrará hoy, 19 de enero, en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid, con arreglo
al programa que a continuación se transcribe. Esperamos una gran asistencia y
la solidaridad de todas y todos los lectores de este blog.
PROGRAMA
El acto será presentado y conducido por Almudena Grandes.
Darán la bienvenida los secretarios generales de CCOO y UGT de Madrid, Jaime Cedrún y Carmelo Ruíz, e intervendrán dos de los 300 sindicalistas
encausados, Rubén Ranz, miembro del
equipo de trabajo de Comercio de SMC – UGT y José Alcázar, representante de CCOO y portavoz de los 8 de Airbus.
A continuación intervendrán: Yolanda
Valdeolivas y Antonio Baylos,
catedráticos de universidad, -en nombre de los profesionales del derecho leerán
un manifiesto contra la criminalización del derecho de huelga-, Jeffrey Vogt, director de la Unidad
Jurídica de la CSI y Joaquín Nieto,
director de la Oficina de la OIT para España.
Luis García Montero, poeta y profesor de Literatura Española en la
Universidad de Granada, presentará un manifiesto de apoyo en representación del
mundo de la cultura.
El último bloque de intervenciones será del ámbito sindical, tomando la
palabra Rudy De Leeuw, presidente de
la Confederación Europea de Sindicatos, Cándido
Mendez, secretario general de UGT e Ignacio
F. Toxo, secretario general de CCOO.
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