El Partido Popular aparece horadado por los sucesivos casos de corrupción. La prensa escrita, amedrentada ante esta escalation que no puede achacar al revanchismo comunista de siempre, está desconcertada e incluso el periódico global que desde hace tiempo se ha convertido en un puntual comentarista de la modernidad racionalizadora del PP para la identidad de la nación española, tiene que referirse a estos tremendos supuestos de corrupción como la herencia del "viejo" PP. Como quien dice de la "vieja política" frente a la "nueva" que escenifica Mariano Rajoy y Soraya Sáez de Santamaría. Cosas de los creadores de opinión que padecemos. Frente a este escamoteo formal y material de la relación patente entre el Partido que nos gobierna y agudos fenómenos de corrupción, Joaquín Aparicio ha publicado en su blog un agudo comentario, en forma de propuesta, ante esta cascada de delitos cuyos autores y beneficiarios son destacados protagonistas y dirigentes del PP, y cuyas vícitmas, como es bien sabido, somos el resto de los ciudadanos a los que se nos ha mentido, extorsionado, arruinado y despilfarrado. Este blog se honra, de nuevo, con la presencia del titular del blog hermano Desde mi cátedra.
UN
CORDÓN SANITARIO EN TORNO AL PP
Joaquín Aparicio Tovar
Los cordones sanitarios son
medidas excepcionales que para la defensa de la sanidad pública desde antiguo
se han venido utilizando cuando surge un brote infeccioso grave o cuando una epidemia
amenaza a la población. El cordón sanitario impone restricciones a derechos de
las personas como la libertad de circulación o el comercio de mercaderías.
Cuando en el verano de 1800 se declaró un brote de fiebre amarilla en Cádiz, y
más tarde en Málaga, se impuso el establecimiento de cordones sanitarios para
evitar su propagación. Hoy la Ley Orgánica 3/1986, de 14 de abril, de Medidas
Especiales en Sanidad Pública, sigue previendo estas medidas.
En la última semana se ha
plasmado en procedimientos judiciales lo que era más o menos de domino público:
que hay un entramado de corrupción entre el PP, el Estado, grandes empresarios
de toda la vida y medios de comunicación. Lo novedoso es que ahora se han
abierto diligencias como investigados contra el director y el presidente de un
diario por transmutar presuntamente el deber de información veraz por el de
coacciones contra una persona que ostenta un cargo público. Que había
financiación ilegal del PP es algo que desde hace años se está investigando y
hay muchos indicios de que así sea, y ya se sabe que cuando se utilizan estos
medios tramposos de financiación, va casi de suyo que a los encargados de esas
operaciones se les queden algunos dinerillos entre las uñas. Un tanto por
ciento para la caja del partido y unas cantidades para el bolsillo del
mediador, pues ya se sabe que la vida está muy achuchada y hay muchos gastos.
Por lo que se va sabiendo durante esta semana, había aun auténtica competición
entre diversos políticos del partido apostólico a la caza y captura de
comisiones que desataba pasiones encontradas, ahí están las operaciones Gürtel,
Púnica, Lezo, Auditorio y Trajano.
El problema, por lo que hasta
ahora se sabe, no es solo que grandes cantidades de dinero fluyan desde
empresarios a las arcas del partido y los bolsillos privados de los
administradores para acabar rapiñando la cosa pública, imponer privatizaciones
de la sanidad y educación públicas e inicuas reformas laborales, sino que,
además, la infección afecta a órganos del Estado de tal manera que los propios
presuntos delincuentes marcan el paso de las actuaciones de importantes poderes
públicos. Ahí están los soplos desde el Gobierno y los intentos de dificultar
la investigación. Algo de tanta gravedad pediría el establecimiento de un
cordón sanitario en torno al PP para evitar que la gangrena se extienda. En
defensa de la salud pública democrática los partidos que creen en las virtudes
del Estado de Derecho deberían unirse en torno a un programa de mínimos para
aislar y desalojar al PP del poder político y proceder a una limpieza a fondo
de las instituciones. Puede argüirse que no todos los militantes del PP deben
ser tratados como apestados, cierto, pero también cuando se decide la
imposición de un cordón sanitario quedan afectados derechos de personas no
infectadas, pero el interés superior de la sana vida colectiva exige ese
sacrificio, y, tal vez, esos honrados militantes, que hay que suponer habrá,
deberían plantearse una refundación que purifique su partido.
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