La Confederación Sindical Internacional elabora cada año
un informe sobre el estado de los derechos sindicales en el mundo, que toma el
pulso a las tendencias antidemocráticas y autoritarias que se producen en las
distintas regiones del planeta. Se trata de una información especialmente
interesante de la que se pueden deducir correlaciones muy importantes, como las
que se pueden dar entre neoliberalismo y restricción de derechos, o, en América
Latina, cambios políticos recientes e inmediata degradación de derechos
sindicales.
El Informe clasifica a los países en seis grupos, desde aquellos en los que
las violaciones de los derechos sindicales son esporádicas u ocasionales (grupo
1) a aquellas en las que éstas son “repetidas” (Grupo 2), a aquellos otros dos
en los que las violaciones son “regulares” (grupo3) y “sistemáticas” (Grupo 4).
Finalmente, el Grupo 5 incluye a aquellos Estados en los que los derechos
sindicales “no están garantizados” y se ha añadido un grupo 5+ en los que los
derechos no están garantizados debido “a la destrucción del Estado de Derecho”.
La mayoría de los países europeos occidentales se encuentran en el Grupo 1 salvo
España, Portugal, Bélgica e Irlanda, que el Informe sitúa en el Grupo 2. El
cambio político sucedido en Argentina y el golpe de estado institucional en
Brasil con la destitución de la presidenta elegida democráticamente, ha llevado
aparejada una situación de degradación correlativa de derechos sindicales, y
Argentina y Brasil están ahora situados en el Grupo 4 de los países en los que
se constatan violaciones sistemáticas de derechos, grupo que comparten con el
Reino unido, que asume el neoliberalismo como política autoritaria de estado. En
líneas generales, es preocupante que el número de países donde se han
registrado casos de violencia física y amenazas contra los trabajadores y
trabajadoras se ha incrementado en un 10 por ciento en apenas un año, y como
era previsible, las áreas más turbulentas del norte de África y Oriente Medio,
donde el Estado ha desaparecido como referencia de la legalidad, son aquellas
en las que sistemáticamente se violan los derechos sindicales.
Para los europeos, es importante constatar que la desertización política y
económica que generaron las políticas de austeridad en Grecia, coloca a este
país en el grupo 5 del informe, y que la privación de la libertad sindical
acompaña a prácticas muy extendidas de trabajo forzoso en las monarquías de la
península arábiga con las que mantenemos excelentes relaciones comerciales que
ignoran el aplastamiento de los derechos humanos que en tales países se
producen.
A continuación se inserta la introducción al Informe que realiza Sharan Burrow, la secretaria general de
la CSI, en la que se ofrece una visión panorámica del mismo:
El Índice Global de los Derechos de la CSI aporta una perspectiva de las
violaciones de los derechos de los trabajadores y trabajadoras que tienen lugar
en todo el mundo, y que siguen siendo considerables, siendo particularmente
preocupantes los casos de detenciones y violencia contra sindicalistas. Sabemos
que cuanto mayor es el nivel de respeto de los derechos sindicales por parte de
Gobiernos y empleadores, mayor será el nivel de igualdad y justicia en la
sociedad. Así pues, es importante que las violaciones de los derechos de los
trabajadores y trabajadoras se registren, analicen y publiquen con vistas a
lograr ese objetivo.
Oriente Medio y el Norte de África continúan siendo lugares altamente
peligrosos para los sindicalistas en lo que respecta a la violencia, arrestos
arbitrarios y detención injustificada. Ha sido una vez más la peor región del
mundo para los trabajadores y trabajadoras. El simple hecho de ser sindicalista
en muchos países de la región resulta peligroso, y el ejercicio de la libertad sindical
resulta imposible en la práctica. De hecho, en nuestra lista de países
incluidos en la categoría 5+ donde no existe garantía alguna de los derechos
debido a la desintegración del Estado de derecho, figuran Palestina, Siria,
Iraq, Yemen y Libia. Otros países clasificados en la categoría 5 y donde los
derechos no están garantizados a causa de la exclusión de millones de
trabajadores/as migrantes en base al sistema de la kafala incluyen Qatar, los
EAU, Arabia Saudita y Kuwait.
En África, los países que entran en la categoría 5+ son la República
Centroafricana, Eritrea, Somalia, Burundi, Sudán del Sur y Sudán. La tendencia
registrada en África es la falta de reconocimiento de los sindicatos con vistas
a la negociación colectica y la violenta represión de los actos de protesta por
violaciones de los derechos de los trabajadores, como el impago de salarios. Se
recurre con frecuencia a arrestar y encarcelar a los trabajadores como táctica
para oponerse a las reivindicaciones reclamando mejores salarios, un empleo
decente y garantizado y condiciones de trabajo seguras. Zimbabwe, Benín y
Nigeria han sido los peores países de la región, donde muchas veces se demoniza
a los sindicatos acusándolos de actuar contra el Estado o contra el desarrollo
económico del país por el simple ejercicio de sus derechos internacionalmente
reconocidos.
En Europa, los sindicatos gozan de más respeto y apoyo en la sociedad,
beneficiándose de una firme cultura y tradición de relaciones laborales,
especialmente dentro de los Estados miembros de la Unión Europea. Esto queda
reflejado en el menor grado de violaciones en la ley y en la práctica en
nuestro Índice. Los sindicatos europeos muchas veces son calificados por la
élite y la extrema derecha como obstáculos a la competición económica y al
progreso, especialmente desde el estallido de la crisis económica. Con
demasiada frecuencia en los últimos años estas presiones han derivado en
restricciones en la capacidad de los sindicatos, debilitándolos en la práctica
a pesar de las salvaguardias legales existentes. En el Reino Unido la peor
legislación antisindical en una generación fue debatida en el Parlamento,
aunque algunos de los peores excesos del proyecto de ley remitido a la Cámara
serían eliminados gracias a la efectiva labor de la central sindical TUC.
Los diez peores países para los trabajadores son Qatar, los Emiratos Árabes
Unidos, Egipto, Filipinas, Colombia, Kazajstán, Corea del Sur, Guatemala,
Turquía y Bangladesh. Otros países han descendido en su clasificación este año,
incluyendo Ecuador y Myanmar (del 3 al 5), Argentina (del 3 al 4) y Brasil (del
2 al 4).
El número de países donde se ha asesinado a trabajadores/as por sus
actividades sindicales aumentó, pasando de 10 a 11 (Italia, Bangladesh,
Filipinas, Brasil, Colombia, Guatemala, Honduras, México, Perú, Venezuela y
Mauritania) y el de países donde los trabajadores/as se han visto expuestos a
la violencia se incrementó de 52 países en el informe de 2016 a 59 en el de
2017. Esta violencia incluyó amenazas, secuestros y agresiones físicas por
parte de las fuerzas de seguridad del Estado y matones a sueldo de las
empresas.
Los derechos a la libertad de expresión y de reunión fueron vulnerados en
50 países en 2017. Este es un hecho preocupante, dado que son importantes
derechos habilitantes para los trabajadores y trabajadoras. Resulta
particularmente importante en la era Internet que se haga oír un mensaje de
igualdad, derechos humanos y solidaridad, y que se transmita lo más ampliamente
posible para influir en las políticas y conseguir aumentar la membresía
sindical.
Estos son los resultados que se desprenden del Índice Global de los
Derechos de la CSI. A lo largo de 2016 y en lo que va de 2017, la CSI ha venido
investigando y documentando casos de represión y abusos sufridos por los
trabajadores y trabajadoras que se alzaron reclamando derechos y libertades
democráticas, igualdad y justicia social. En base a las pruebas recogidas, se
ha elaborado esta cuarta edición del Índice Global de los Derechos, donde se
clasifican 139 países en función del grado de respeto hacia los derechos de los
trabajadores.
El Índice Global de los Derechos cubre las normas fundamentales del trabajo
internacionalmente reconocidas, concretamente derechos civiles, el derecho a la
negociación colectiva, el derecho de huelga, el derecho de sindicalización y
derechos procesales.
La posibilidad de organizarse permite a los trabajadores utilizar su poder
colectivo para conseguir mejoras en los derechos laborales, la salud y
seguridad en el lugar de trabajo, el derecho a no ser discriminados y la
garantía de que no se recurra al trabajo infantil o al trabajo forzoso.
La primera parte de la publicación ofrece un análisis más detallado del
Índice Global de los Derechos 2017, además de incluir una breve descripción de
la metodología empleada. La segunda parte del informe presenta ejemplos
ilustrativos de las pruebas recopiladas a lo largo del año. Podrán encontrar
más información en el sitio web del Informe de la CSI sobre las violaciones de
los derechos sindicales (survey.ituc-csi.org)
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