lunes, 19 de marzo de 2018

UN PACTO DE ESTADO SOBRE LAS PENSIONES. UNA REFLEXIÓN DE UNAI SORDO




Una movilización como la que se ha producido a partir del 17 de marzo requiere, como se ha mantenido en el último post de este blog (Las manifestaciones en defensa de las pensiones), una respuesta no sólo social sino también y fundamentalmente política. En ese sentido, recomponer desde las fuerzas del cambio una posición común que permita reformular un acuerdo transversal de todas las fuerzas políticas, incluidas el PP y Ciudadanos, aprovechando el empuje y la contestación de los aspectos más regresivos de la regulación actual del sistema de pensiones, sería un elemento importante que serviría para marcar un comienzo de acción política ofensiva alejada de la actual situación de aislamiento y resistencia confinados en un lado del tablero del juego político. En ese movimiento acompañarían sin duda el sindicalismo confederal, asi como una parte importante del movimiento de defensa del sistema público de pensiones, logrando una salida ventajosa al momento actual.

Entender necesario un pacto de estado sobre las pensiones no es sin embargo una reivindicación compartida por la totalidad del movimiento, aunque si resulta de la posición de los sindicatos confederales. Se ha señalado por un observador atento y experimentado de la realidad social como es el blog hermano de Metiendo Bulla que la unidad social expresada en una movilización masiva no se ha acompañado de la unidad “suficiente” de los grupos convocantes, y que por tanto más allá del rechazo de la política del gobierno, no hay una convergencia clara en las alternativas planteadas, ni tampoco en el método – ni en los sujetos – que protagonizarían esa interlocución con el poder público (La reflexión de López Bulla se puede consultar íntegra en Gigantescas manifestaciones, si, pero...) . Lo que se trae ahora al espacio de debate del blog es una aproximación estratégica para seguir adelante con las reivindicaciones de los pensionistas.

Sobre este tema, en efecto,  Unai Sordo ha publicado un comentario que reproduce en su blog  ( Es necesario un pacto de Estado sobre las pensiones públicas)  y que ahora esta bitácora replica para el conocimiento de quienes frecuentan el ciberespacio de Parapanda. En ella su autor reflexiona sobre el “pacto de estado” sobre las pensiones y la necesidad de refundarlo denunciando el abandono del mismo por parte del gobierno y el partido del PP. Es interesante porque plantea un debate sobre la necesidad de impulsar una actuación política unitaria que trascienda este momento de efervescencia social y que pueda obtener resultados positivos en esta materia de las pensiones como un elemento constitutivo de un pacto político transversal, impulsado y por consiguiente dirigido desde las “fuerzas del cambio” en unidad de acción, aunque este concepto sea realmente una noción de contenido variable actualmente.

Introducir una discusión sobre la necesidad de un pacto de estado sobre las pensiones públicas permite buscar un denominador común que consolide una estrategia de reforma para recuperar derechos perdidos y para obtener otros, señaladamente los que se deducen de la necesidad de asegurar pensiones dignas y suficientes para todos, en donde se cierre progresivamente la brecha de género en su desarrollo. Pero también abre una discusión sobre la necesidad de construir ese espacio transversal, sin perder una visión propia del proyecto que cada fuerza política tenga sobre el futuro de las pensiones, forzando un apoyo crítico a una serie de puntos sobre los que poder construir una posición que vuelva atrás la reforma unilateral del PP del 2013 e introduzca mejoras sustanciales en los acuerdos del Pacto de Toledo del 2011. Un debate que en definitiva se centre en la necesidad de encontrar una salida política sobre la base de una movilización social de amplia base y seguimiento.

Esta es la reflexión de Unai Sordo:

Creo que se está frivolizando por parte de algunos cuando se cuestiona la necesidad del “pacto de Estado” en torno a las pensiones. Y se les está dando mucho bombo, tengo dudas de si de forma temeraria o consciente...

En momentos de movilización como el que se abre es grande la tentación de aprovechar el clima social para llevar el ascua a la sardina de cada cual. Pero estratégicamente me parece un error enorme renunciar desde el sindicalismo o desde la izquierda a la pertinencia del apelar al “pacto de estado”.

Lo creo porque es precisamente ese concepto casi prepolítico (el de “pacto de estado” digo) el que hace que la defensa del sistema público de pensiones sea en España hegemónica. Explica buena parte del rotundo éxito de las movilizaciones de ayer. Explica (en parte) que las reformas destinadas a disminuir drásticamente la cuantía de las futuras pensiones se tomen con medidas diferidas en el tiempo y con efectos muy progresivos. De otra manera tendrían un coste electoral brutal.

Renunciar desde improvisados portavoces a exigir al Gobierno que recupere consensos e incluso pedir la voladura controlada de los consensos porque suene más rupturista (cuando lo cierto es que es el Gobierno quien rompe el “marco consensual” con su demagogia en el 2011 -el partido-y luego su unilateralidad en 2013), es empezar a cuestionar en el medio y largo plazo el carácter hegemonista del sistema de pensiones, hoy tan valorado. Es situarlo en la disputa no ya política, sino electoralista.

Estamos hablando del modo principal de vida del 19% de la población que será del 33% en el año 2050. Y que se establece mediante un sistema de socialización de recursos intergeneracional e ínter-territorial. En un mundo de creciente fragmentación de identidades, de intereses, de años y años de lluvia fina de las visiones individualistas del mundo, no se puede colaborar en romper uno de los últimos (si no el último) elemento de hegemonía social(ista) que disponemos.

Si cala entre la ciudadanía laboralmente activa la idea de que está sosteniendo unas pensiones actuales de mucha mayor calidad que las que va disfrutar en el futuro esa misma ciudadanía hoy activa y mañana pensionista, la alternativa a la capitalización individual se irá imponiendo. Y de ahí a ver con normalidad la reducción de la parte “socializada” de las cuotas de seguridad social solo hay un paso (es imposible la alternativa de la capitalización porque no hay capacidad de ahorro decimos con suficiencia.... salvo que se cuestione lo comunitario que supone la cotización obligatoria).

Por tanto es momento de movilización, si. Pero de afinar lo que se dice. La pregunta es qué parte de la renta nacional del país se quiere dedicar ahora y en el futuro a mantener pensiones públicas de calidad. Cómo financiar ese gasto en cada momento histórico, garantizando una relación entre lo que se aporta y se percibe (contributividad) con fórmulas adicionales de financiación (para no vernos abocados a un recorte permanente). Exigir un consenso político sobre esas respuestas. Despistarse sobre eso por si son galgos o son podencos... mal asunto.

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