martes, 7 de agosto de 2018

COMIENZA AGOSTO (Y LAS LECTURAS DE VERANO)



El conjunto de lectores de este blog excusará lo obvio del titular de esta entrada, porque ya llevamos siete días del mes que está marcado en la mayoría de nuestros calendarios como propio del descanso anual de verano. Agosto es sinónimo de reposo y de recomposición de la fuerza de trabajo que habrá de ir entregando, en los tiempos marcados, a quienes producen bienes y servicios para otros en el mercado o en los espacios de intercambio relativamente desmercantilizados marcados por la utilidad pública. En agosto se habla ante todo del calor, de los itinerarios de viaje, de la playa y del monte, de las fotos que recordarán el destino de las vacaciones, de manera también las informaciones y las noticias quedan amortiguadas ante el campo magnético de las vacaciones que funciona como un protector personal que desconecta en líneas generales de las ansiedades y las preocupaciones del tiempo ordinario de vida y de trabajo.

Este blog se hace cargo también del tiempo estival y no sólo ralentiza sus entradas, sino que se preocupa de temas que normalmente no tienen cabida en el mismo. Lo que quiere decir que por regla general en agosto se incluirán en este espacio referencias a las lecturas emprendidas durante las vacaciones, o a comentarios capciosos y previsiblemente desenfadados de los hechos cotidianos que puedan producirse durante este mes. Es posible sin embargo que muchos de sus lectores y lectoras piensen que este adelgazamiento de los contenidos es algo que le viene muy bien al desarrollo del blog y otros y otras por el contrario entiendan que la levedad de las reflexiones era la constante de estas páginas. Ambos juicios son seguramente ciertos. Por lo demás, es una constante de este mes que descienda el número de visitas, porque también sus visitantes frecuentes descansan sus rutinas o desconectan sus dispositivos.

El caso es que es tiempo de lecturas aplazadas. En mi caso, una costumbre lejana me lleva a seleccionar como libros para el verano aquellos que no están de moda ni recomendados vivamente por los suplementos literarios o por los amigos más cercanos. No del todo, ciertamente, porque este año acabo de terminar la espléndida novela de Almudena Grandes, Los pacientes del Doctor García, en donde se contiene una denuncia brillante de la complicidad activa del franquismo con los criminales de guerra nazis al terminar la Segunda Guerra Mundial, enmarcada en una historia de dobles identidades que atrae y cautiva desde el primer momento. Pero en lista de espera se encuentran una biografía de Neruda obra de Mario Amorós, el teatro completo de Brecht, El hueco que deja el diablo, de Alexander Kluge, y, para festejar el bicentenario del nacimiento de Marx, una recopilación de sus artículos periodísticos. No debería citarlo, porque posiblemente no es de buen tono, pero también tengo que acabar el libro de Losurdo sobre Stalin, en homenaje tardío a la reciente muerte, a finales de junio de este año, de uno de los pensadores más poderosos del ámbito cultural italiano. Un festín en el que espero deleitarme y del que posiblemente trasladaré alguna de sus consecuencias a las páginas de este blog veraniego. Otras lecturas, más relacionadas con la reflexión sobre la regulación del trabajo y el sindicalismo, las iremos desvelando en la medida en que las notas sobre las mismas puedan dar lugar a una reflexión interesante en esta bitácora.

La blogosfera de Parapanda no descansa en el verano, aunque adelgace sus contenidos. Ahí tienen por ejemplo la última entrada del blog hermano de Joaquín Aparicio, Desde mi cátedra, en la que comenta lúcida y críticamente la reciente huelga del taxi, en la que además introduce un descubrimiento científico extraordinario, el componente gaseoso denominado copeína, que define como “la sustancia ideológica suministrada por la cadena de radio episcopal COPE y otras similares, de graves efectos sobre la salud mental”. Esta entrada pueden encontrarla y disfrutarla en este enlace La huelga tan amada, tan odiada. Y, naturalmente, pueden seguir dia a día las magistrales aportaciones que el blog decano y fundador Metiendo Bulla efectúa no sólo sobre el seguimiento de la “cuestión catalana” sino sobre otros tantos y variados asuntos que comprometen la acción colectiva y ciudadana.

Descansen, descansemos. Y disfrutemos agosto que pasa rápido y escapa como el tiempo acostumbra, más rápido cuanto más feliz es uno.

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