Ha
llegado el tiempo de las vacaciones tras un curso muy complicado en el que
posiblemente por una serie de circunstancias acumuladas, hemos acabado los
docentes universitarios (con todos los demás) exhaustos y derrengados. Siempre
lo es, pero en este período es conveniente dejar tiempo libre para recomponer
la fuerza de trabajo desgastada. Nada
mejor para ello que aprovechar este tiempo para dedicarse a leer, asomarse a
esos textos que no hemos tenido tiempo de acometer en la larga estación laboral
y que nos aguardan expectantes para impresionarnos o ilusionarnos en este mes
de descanso. Las revistas y los periódicos (tanto los tradicionales como los digitales)
gustan de enseñar a sus seguidores y seguidoras lo que constituye el objeto de
lectura de las personas que entrevistan, fundamentalmente altos dignatarios de
la política, exponentes de la cultura oficial, potentes figuras públicas del
espectáculo y otras personalidades de las que sea factible aventurar que leer
un libro forma parte de sus prácticas cotidianas, al menos en este tiempo
estival. A la imagen de estos suplementos estivales, en esta entrada del blog, se
presenta, de manera informal, el conjunto de libros que, de manera completamente
desorganizada e informal, el titular de esta bitácora ha traído a sus cuarteles
de verano con la intención de dar cuenta de los mismos. Confiemos en que esta
enumeración de obras pueda capturar el interés de quienes frecuentan este
espacio virtual, en una suerte de voyeurismo intelectual.
Ante todo y sobre todas las cosas,
Marta Sanz y su experimento durante el confinamiento forzado en la
pandemia, que la llevó a imaginar un experimento comunicativo en Instagram que
hoy presente completo y correlativo en su libro Parte de mi (Anagrama, Barcelona,
mayo 2021), un texto integrado en las imágenes que recrean el tiempo de la
crisis y de la contención, en donde la autora es capaz de construir una obra
potente, llena de afectividad y de ternura, en la que hace desfilar a sus
amistades y sus recuerdos, siempre en el horizonte de la publicación de su
novela impresionante Pequeñas mujeres rojas y el campo de amapolas que
la enmarca. Un experimento literario que está resuelto elegantemente y que crea
un espacio de coincidencias y de afectos ineludibles con su autora.
Parte de mi es la primera novela
ya leída, pero hay otras muchas que aguardan su turno. Mi amiga Maria José
Alonso me regaló, en ese largo intercambio de opiniones y de juicios de valor
que acostumbramos sobre nuestras lecturas respectivas, la obra de Amin
Maalouf Nuestros inesperados hermanos (Alianza, Madrid, 2020), un
texto de un autor que nunca me ha defraudado en sus novelas y ensayos, desde el
Africano Y Samarcanda hasta Baldasarre y las escalas de Levante, con su mirada
diferente sobre las cruzadas o su ensayo sobre el mundo desordenado. Si mi
amiga lo recomienda, seguro que es un hermoso texto del que se puede tanto
aprender como disfrutar.
No había leído lo que creo que es
un clásico sobre el caso real del robo de niños a las presas republicanas para
entregarlas a las familias afectas a la dictadura de Franco, es decir, el libro
de Benjamin Prado, Mala gente que camina (Alfaguara, Barcelona,
2019). Ha sido de nuevo mi amiga Maria José Alonso, lectora infatigable,
quien me lo ha enviado para que lo lea y lo comentemos. Un libro siempre es más
de lo que cuenta en la medida en que es recobrado y retomado en la
interlocución entre sus lectores.
Otra obra recomendada por amigos
es la de Nino Haratischwili, La octava vida (para Brilka), una
contundente novela de más de 1000 páginas (Alfaguara, Barcelona, 2018), que se
trata de una literatura georgiana escrita en alemán, y publicada en castellano
gracias a la ayuda de la Fundación Goethe, que Juan Maria Calvo me ha
prestado indicándome que era una novela perfecta para devorar en el verano, una
historia de una familia en medio del gran paisaje de sufrimiento y de emancipación
que enmarca la Europa de 1917 al inicio del nuevo siglo. Mientras que Maalouf
o Sanz son viejos conocidos, Haratischwilli es una completa desconocida,
pero seguramente enriquecerá mi conocimiento de literaturas – y de historias –
de territorios y culturas infrecuentes.
Los dos siguientes libros son
producto de recuperar de las estanterías de las librerías de casa algunos libros
que todavía no habían sido hollados, posiblemente residuos de otros viajes u
otros acarreos en los que quedaron pospuestos, situados en ese lugar incómodo
de las obras pospuestas ante otros textos en ese momento más atractivos. El
primero de éstos posiblemente encuentre la causa de su preterición en la
coincidencia del nombre de su autor con el de un criminal de estado que fue
presidente colombiano. En efecto, el libro es de Álvaro Uribe, Después
del atentado, (Tusquets, Barcelona, 2007), y recrea el tiempo de un
atentado contra Porfirio Díaz, presidente de México, en 1897. Una época y un
personaje extremadamente sugerente. La siguiente es mucho más conocida, la inquietante
Lucía Berlín y su colección de relatos y de historias cortas Una
noche en el paraíso (Alfaguara, Barcelona, 2018) que impresiona y engancha
a partes iguales. Dos textos extemporáneos respecto de lo que implica la
actualidad literaria, pero igualmente (o quizá justo por ello) extremadamente
atractivos.
El siguiente par de libros tiene
que ver con los paseos por Madrid que recalan en librerías siempre atractivas,
desde Tipos Infames hasta la matriz de mis adquisiciones, Antonio Machado.
Uno recorre la ciudad y se desliza sobre los títulos de las novelas que se
muestran en una mesa, amontonadas unas al lado de otras, sin excesivo afán de organizar
las diferencias temáticas o estilísticas entre ellas. Así, en la Librería de
Mujeres, acompañando a Marga, encontré a Teresa Moure y su Hierba Mora (Hoja de Lata, Gijón, febrero 2021), y en
otra incursión en la Rafael Alberti, puede hacerme con el clásico de Upton
Sinclair La jungla (Capitán Swing, Madrid, 2012), dos textos que
pretendo devorar en este período, con el incentivo de estar publicados por dos
editoriales que me parece de lo más creativo y comprometido del panorama de las
empresas editoras de este país.
No todo va a ser follar,
decía con razón Javier Krahe, lo que en este contexto significa que entre
las lecturas previstas, se cuelan asimismo otro tipo de referencias más ligadas
a lo que forman parte del arte del oficio, o sea, de la dedicación profesional.
Entre los iuslaboralistas, la atención a la regulación de todos los fenómenos
en donde se proyecta la digitalización, transformando la forma de expresión del
poder de dirección y control del empleador y complicando la construcción de la organización
colectiva y sus derechos de acción, es en este momento prioritaria. Por eso, la
lectura del pequeño gran libro de Francisco Trillo, Trabajo a
distancia y teletrabajo en el sector privado y público (Bomarzo, Albacete,
2021), el volumen colectivo de Patrice Adam, Martine Le Friant y Yasmine
Tarasewicz, Inteligence artificelle, gestionalgorithmique du personnel
et Droit du Travail (Dalloz, Paris, 2020), y el siempre profundo análisis
de Adalberto Perulli, Oltre la subordinazione. La nuova tendenza expansiva
del Diritto del Lavoro (Giappichelli, Torino, 2021) consigue que el lector obtenga
una visión muy amplia y convincente de la problematicidad que acompaña al
cambio organizacional en las relaciones laborales que se sigue de la irrupción
de la digitalización en la estructuración del poder de dirección sobre nuevas
bases técnicas.
Acompañan este bloque de lecturas
más “específicas” un bellísimo trabajo de Stefano Giubboni que se
“orienta” a la explicación de la evolución legislativa sobre el despido en el
contexto de las turbulencias de aquel país en torno a la derogación del art. 18
del Statuto dei Lavoratori y sus vicisitudes: Anni difficili. I licenziamenti
in Italia in tempi di crisi (Giappichelli, Torino, 2020), y la lectura de
dos números de sendas revistas especializadas: el número 2 de 2021 de Lavoro
e Diritto, dedicado al Derecho del Trabajo y la explotación, y el número 94
, (abril-junio 2021) de la Revista de Derecho Social, en donde convergen
interesantes estudios sobre falsos autónomos y Derecho del Trabajo, un análisis
de la Ley sobre los recaderos al servicio de las plataformas digitales o Ley riders,
reflexiones sobre la subcontratación y otros interesantes temas.
Un programa de lecturas por tanto
enormemente sugerente y atractivo. Las vacaciones son para la lectura. A cada
uno según su programa. Pero que no quede un libro sin leer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario