El
conjunto de las personas que siguen y frecuentan este blog ya habrán podido
comprobar que su titular se ha dado una pausa en su alimentación con ocasión de
las vacaciones de Pascua. Siempre resulta loable el respeto al descanso e
incluso a la vacación, pero la verdad es que también el momento no anima
demasiado a la “Información, discusión y propuestas sobre las relaciones de
trabajo y la ciudadanía social”, que constituye el objetivo de esta página web.
Felizmente desplazado por motivos de estudio fuera del territorio nacional, los
sonidos de la religiosidad ritual que produce la entre nosotros llamada Semana
Santa retumban muy lejos, sin avasallar las emisiones televisivas ni las
portadas de los periódicos locales.
A cambio, en todas partes ocupa
la primera plana de los medios de comunicación y forma parte de todos y cada
uno de los debates televisivos, el desarrollo, las consecuencias y los
pronósticos sobre la guerra en Ucrania. La homogeneidad de los comentarios y la
orientación política que los sostiene incluye un apenas soterrado belicismo
frente al cual son muy escasas las posibilidades de confrontarlo. Aquí en
Italia, desde donde escribo, hay sin embargo algunos elementos que marcan una
pequeña diferencia. Por ejemplo, el cuestionamiento del incremento del
presupuesto de defensa, que el mayor sindicato del país, la CGIL, ha rechazado
organizando incluso una manifestación en los momentos más complicados del
comienzo de la guerra tras la invasión rusa, y una reiterada corriente de
opinión se apoya en el art. 11 de la constitución italiana, que señala que “Italia
repudia la guerra como instrumento de ofensa a la libertad de los demás pueblos
y como medio de resolución de las controversias internacionales” para, a la vez
que se opone con determinación a la guerra de agresión, preconiza – como consecuencia
de la “identidad constitucional italiana”
- la obligación de ser mediadora en la resolución de los conflictos
internacionales y en consecuencia del que se desarrolla en Ucrania para llevar
la paz a las partes en conflicto. Ese rol de mediación naturalmente exigiría un
cambio en las actitudes de los gobernantes que deben buscar un compromiso de
paz y no alinearse con la petición de un “cambio de régimen” en Rusia o la
imputación de la invasión del ejército ruso como un proyecto de “genocidio” del
pueblo ucraniano.
Realmente lo más llamativo en
este país es la posición antibelicista que protagoniza la Iglesia católica y
muy en particular el papa Francisco, Jorge Maria Bergoglio, que acaba de
publicar un interesante libro – no encíclica – con un título bien significativo:
Contra la guerra. El valor de construir la paz (Solferino / Ediciones
Vaticanas, 2022), que se ha distribuido en librerías el día de Jueves Santo,
para nosotros además una fecha emblemática, la del 14 de abril y la memoria de
la II República como anhelo de una sociedad más libre, igualitaria y culta en
la que España como hoy hace la Constitución italiana, renunciaba a la guerra
como instrumento de política nacional (art. 6º de la constitución republicana).
El pensamiento pacifista radical que contiene este libro, y las continuas
intervenciones del jefe de la iglesia católica exigiendo el fin de la guerra y
de la invasión de Ucrania se replican en las banderas arcoíris de los balcones
y en numerosas iniciativas en movimientos sociales de inspiración cristiana en
convergencia con propuestas de acción laicas, fundamentalmente situadas en la
izquierda del arco político. Pese a su importancia, es un discurso que apenas
encuentra espacio (o visibilidad) en la narrativa de los medios de
comunicación. Permanece sin embargo profundamente instalado en el nivel
influyente de la conciencia colectiva de una amplia multitud de personas.
En el polo laico de un pacifismo
radical y propositivo, y antes de la invasión de Rusia y el comienzo de la
guerra, Luigi Ferrajoli ha publicado en enero de este año su libro “Por
una Constitución de la Tierra”(Feltrinelli, 2022), que en España con su
acostumbrada oportunidad, la editorial Trotta ha publicado (Por una
constitución de la tierra. La humanidad en la encrucijada) en marzo de este
año traducido por Perfecto Andrés Ibañez (https://www.trotta.es/libros/por-una-constitucion-de-la-tierra/9788413640594/#:~:text=El%20proyecto%20de%20una%20Constituci%C3%B3n,la%20supervivencia%20de%20la%20humanidad.)
En él, aunque el eje de su reflexión se asienta en la crítica al camino de
devastación que supone tanto la catástrofe global ecológica como la
generalizada vulneración de los derechos humanos – lo que impone la necesidad
de generar un sistema de límites en un constitucionalismo supranacional que
restrinja los poderes privados salvajes
en un constitucionalismo de los mercados - Ferrajoli participa de la idea kantiana de la
guerra como un acto “intrínsecamente antidemocrático e inmoral, además de
criminal” y en el proyecto de Constitución de la Tierra que incorpora al libro,
se declaran como bienes ilícitos y se prohiben (art. 53) “la producción, la
experimentación, el comercio, la posesión y la difusión de armas nucleares, de
armas químicas, de armas bacteriológicas o de otro tipo de armas que produzcan
efectos similares a éstas”, además de establecer, en su art. 77, la “superación de los ejércitos nacionales”
en aras de un dispositivo de seguridad y de pacificación global que reside en
el denominado “Comité del Estado Mayor de la Seguridad Global”. La propuesta
del libro se despliega por tanto como un proyecto de futuro que oriente un
pensamiento alterglobalizador y emancipatorio. En él, por tanto, y esto es lo
destacable en este momento, el componente pacifista sigue siendo un elemento
que lo califica junto con el ecologismo y la defensa a ultranza de los derechos
humanos a nivel universal.
De esta manera, la semana de
Pascua se desliza hacia su fin entre comentarios y opiniones que aprovechan el
importante esfuerzo electoral de la Francia Insumisa y Mélenchon para
discutir sobre la necesidad de recuperar la idea de la izquierda y su autonomía
– un problema di vecchia data… - en donde el pacifismo y el rechazo al rearme
y al incremento de gastos militares constituyan una pieza importante del discurso
emancipatorio. El viejo tema del nuevo sujeto, que pueda avanzar electoralmente
con un programa que una la necesidad de la reforma social y ambiental, esta última
revitalizada ante la crisis energética que las medidas económicas contra Rusia
ha generado en los países europeos, con una concepción de la política de
seguridad y de relaciones internacionales en la que ese pacifismo activo tiene
que ocupar un sito relevante.
Mientras tanto, en España, se da
más relieve en los medios a las insólitas declaraciones de los llamados
caseteros de la feria de abril que exigen jornadas de doce horas prohibidas por
la ley que a los datos sobre el empleo del mes de marzo, que pese a la
incidencia de la crisis, son extremadamente favorables; se habla de la
inflación para recomendar como única solución la pérdida de poder adquisitivo de
los salarios, indicando que las reivindicaciones sindicales sobre cláusulas de
revisión salarial supondrían la pérdida de control sobre los precios y un
desastre económico, y se presenta como en un romance de ciego, las escenas
sucesivas de los comisionistas de la etapa más terrible de la pandemia del
covid19 en Madrid, que se han lucrado con el sufrimiento de tantas personas, pero
de manera tal que la siguiente escena haga olvidar a la primera y asi
sucesivamente, en un relato de la infamia que ha crecido a la sombra de esa
administración considerada el ejemplo de futuro para toda España, la Comunidad
y el Ayuntamiento de Madrid.
Un contraste interesante.
Seguiremos explorando en las próximas entregas de esta ciberbitácora, confiando
en que resulte interesante a sus seguidores y lectores de ambos sexos ( y
edades).
Livina Fernández Nieto
ResponderEliminarMe identifico con esta entrada suya en el blog, obviamente no con las referencias a los desalmados caseteros ni con las hienas carroñeras comisionistas, pero el libro de Ferrajoli tiene muy buena pinta.
Interesantísimo: la iniciativa de la CGIL, los libros de Bergoglio y Ferrajoli, las ideas que sostienen un pulso decidido por la paz y la humanidad. Gracias, Pedro Flinstone.
ResponderEliminarAnimo y adelante con el trabajo propuesto y con el auto impuesto.
ResponderEliminarEl artículo es curioso y elaborado.