Aunque se
esté fuera de España, las noticias de nuestro país recorren el mundo y la red
global permite conocer y estar informado de los momentos más relevantes. Ayer, 8
de julio, fue uno de ellos. Se presentaba en el Matadero de Madrid, a las 19,30
– aunque esta medida del tiempo no se corresponde con la hora solar, como
atestiguaron quienes se mantuvieron incólumes bajo el sol inclemente de la
tarde – el proceso de escucha impulsado por Yolanda Díaz, Vicepresidenta
Segunda y Ministra del Trabajo y Economía Social, bajo la denominación de
SUMAR. El acto se retransmitió en streaming a través del canal de esta plataforma
y constituyo un éxito indudable.
La estructura del acto era muy
sencilla. Una serie de personas que representaban a diversos sectores de los
movimientos sociales intervenían brevemente al comienzo, ocupando el escenario,
junto con algunos breves videos de otros invitados. Presentadas por Nerea
Pérez de las Heras, periodista y humorista, hablaron así Irene Rubiera,
jurista y activista ecologista desde la ola de movilizaciones juveniles por el
planeta de 2019; Valeria Castro, emprendedora digital, fundadora de la
productora Platonic Games y actual presidenta de la Asociación Española de
Videojuegos; Fernando García, rider y sindicalista de UGT; Miguel Ángel
Castellano, representante de la lucha de los trabajadores y trabajadoras de
Amazon de CCOO, Carmen Rodríguez,
profesora de la Universidad de Málaga y miembro del Foro de Sevilla y de Redes
por una nueva política educativa; Carolina Elías, feminista y abogada
defensora de los derechos de las mujeres migrantes empleadas del hogar; y Belén
González, psiquiatra en un centro de salud mental del sur de Madrid. como
exponentes conocidos del sector de la cultura grabados en video, el actor Antonio
de la Torre, los escritores Bernardo Atxaga y Manuel Rivas o el
cantante Kiko Veneno.
Tras esta exposición de
intenciones, la relación directa de un proceso de conformación de un sujeto
político a partir de movimientos sociales activos que persiguen la transformación
social, se produjo la intervención de Yolanda Díaz, cuyo contenido puede
consultarse casi en su integridad en los medios más solventes, desde los más
potentes – El País con crónica de Paola Choza y Carlos Cué y La
Vanguardia, con crónica de Pedro Vallín – hasta los digitales más
activos – Público con Alexis Romero, El Diario con Íñigo
Adúriz, Infolibre con Jose E. Monrosí – pero de toda su
intervención se pueden resaltar algunos elementos a mi juicio de enorme
interés.
Ante todo la insistencia en la
reivindicación de la democracia como una noción sustancial que se basa en una
combinatoria entre la libertad y la igualdad y que tiene que implantarse en la
economía y en la empresa a través de una serie de intervenciones que atribuyan
derechos a la ciudadanía y que nivele la profunda desigualdad y la injusticia
que caracteriza la realidad material de las personas en su existencia social. La
idea de democracia económica, que cuestiona el desequilibrio inmenso de poder
existente, supone en el espacio público la necesidad de una reforma fiscal en
profundidad, y en la empresa, el fortalecimiento de los derechos individuales y
colectivos de las personas que trabajan y la participación colectiva en la
determinación de las opciones organizativas del empleador. Una reivindicación
de la democracia que se expande sobre los sujetos que la pueblan, con independencia
de su condición nacional, raza o género y que requiere la consolidación de un
universo de derechos sobre el cuerpo y sobre la propia capacidad de gestionar
la propia existencia.
Ese es el contenido básico de un
contrato social para la próxima década que requiere la participación activa de las
personas, organizaciones sociales y movimientos convocados a ese proceso de
escucha que durará hasta finales de año y que luego se volcará en una serie de
conclusiones y propuestas que formarán un programa político de transformación
social. Un contrato social que se presenta en este país pero que, y este es
otro dato fundamental, tiene que incidir en Europa como espacio natural de la
acción política. Una Europa que se reivindica esencialmente como social, que
explícitamente debe rechazar el retorno, que siempre acecha, a las políticas de
austeridad y que tiene que hablar de paz y buscar la paz, fuera de este furor
belicista en el que la invasión rusa de Ucrania nos ha sumido- La Europa que
tiene que crear unas condiciones de dignidad y de respeto de derechos humanos
que impidan que se vuelvan a producir acontecimientos tan horrendos como los
que hemos visto en la valla de Melilla.
El campo de acción de la política
es el que marcan las personas y los colectivos activos en la defensa de sus
derechos, los movimientos sociales. El proceso de escucha no se efectúa a través
de las instituciones fundamentales para la gobernanza del país como son los
partidos políticos, los sindicatos de trabajadores, las asociaciones
empresariales. Este es el sentido de la iniciativa, que no niega la importancia
estructural de estas instituciones, en especial de los partidos, en la conformación
del marco de funcionamiento del sistema político. Pero SUMAR pretende
justamente acudir a la base de la acción política, al lugar donde se expresan
las necesidades sociales y las dificultades en demasiadas ocasiones casi
invencibles para regir con dignidad la existencia social de las personas. Lo
que ha comenzado en este acto de presentación del 8 de julio es un proceso de
interacción entre la ciudadanía y un proyecto de construcción de un sujeto
político que pueda conformar un espacio potente de transformación y cambio
social con vistas a las elecciones de noviembre del 2023.
Los medios conservadores han enfatizado
este aspecto para intentar destacar un elemento de división y de conflicto
entre este proyecto político y la existencia partidaria de Podemos, cultivando
la idea de que este partido se siente ignorado por el discurso de Yolanda
Díaz en su importante participación a la regeneración democrática y en los evidentes
sufrimientos que ha padecido como objeto de una conducta claramente
antidemocrática y difamatoria por parte de sectores muy poderosos tanto en la
economía y en la política en alianza con elementos de las fuerzas de seguridad
y con la complicidad de exponentes muy conocidos de los medios de comunicación.
En este sentido, la prensa conservadora querría provocar en la militancia y la
dirección de Podemos un sentimiento de resentimiento como el que en alguna
manera se provocó entre los militantes de IU ante la emersión de Podemos en el horizonte
político en el 2014-2015.
Pero el discurso de SUMAR no es
de confrontación con lo “viejo” ni de ignorar la relevancia del partido
político en la construcción institucional de la gobernanza. Se sitúa en otra
dimensión, en la construcción de un movimiento social que interactúe con una
idea de política como una acción útil y cercana a la existencia de las personas,
que pueda servir para cambiar a mejor su vida. En ese sentido es en el que Yolanda
Díaz hablaba ayer de la política como “algo muy sencillo”, la posibilidad
de encontrar soluciones a los problemas reales de la gente: un contrato fijo,
poder ser asistido en un centro hospitalario a tiempo, recibir una prestación
suficiente ante una situación de práctica exclusión social, poder acceder a los
alimentos y bienes de primera necesidad sin la angustia de no tener renta
suficiente. Por eso la política es ante todo escucha – y también diálogo,
subrayó Díaz – y en ese proceso saber qué es lo que está sucediendo y no
separarse de la calle es decisivo.
Naturalmente que el enfoque y la
perspectiva de la política radica en una ideología, pero en el acto de SUMAR se
insistió en que ese elemento no puede impedir el cambio social basado en una
política clara de transformación de la sociedad y de la cultura política
dominante. Porque pensando diferente se puede caminar juntos, y esta
idea explica cómo la consolidación de un pensamiento determinado en
instituciones importantes como los partidos no debería ser un obstáculo a la
elaboración de una subjetividad política profundamente anclada en movimientos sociales
y en las necesidades de una ciudadanía diferente y desigual que se expresa a
través de la interacción iniciada en este proceso de escucha en torno a SUMAR.
Y este es el dato que permite señalar
la diferencia con la dinámica en la que se está inmerso en la lógica de la
acción electoral como marco exclusivo de la acción política. En España cada
semana , si no antes, se publica una encuesta en la que inexorablemente se
anuncia que el ciclo de cambio político iniciado con el gobierno de coalición
ha terminado y que el próximo gobierno debe pasar a las manos de los
administradores seguros de los poderes del privilegio económico: el Partido
Popular y la ultraderecha, una vez concluida con éxito la misión que se
encomendó a Ciudadanos. El discurso de SUMAR se rebela ante esta condición
inexorable que los medios anuncian como un destino inmodificable. “No me
resigno”, decía ayer Yolanda Díaz y hablaba de la necesidad de un
discurso en positivo, alejado del odio, en el que querer y ser solidario
implicaba también querernos y valorarnos como personas, en donde cupiera la
ternura que existe y se da en las relaciones personales, entre las generaciones
de jóvenes y viejos que sin embargo una narrativa oficial y deshumanizada
pretende enfrentar y oponer. En esa mirada positiva, en la que “alguien debe
ocuparse de la esperanza” como señalaba Manuel Rivas, hay la simiente de
un gran proceso colectivo que canalice la promesa de un futuro mejor y más
justo para los próximos diez años.
Bienvenida por tanto SUMAR y el
proceso que abre de ilusión y de esperanza que ayer se pudo palpar en el Matadero
de Madrid entre tantas y tantas personas que desbordaron el reciento con su
entusiasmo.
Somos hermosamente incorregibles, no perdemos la esperanza de que finalmente terminaremos, desde nuestras diferencias, entendiéndonos. El momento es difícil estamos inmersos a nivel internacional y nacional bajo la tormenta perfecta, pero a pesar de la furia mentirosa con la que nos tratan los medios reaccionarios de este país, que por desgracia son demasiados, vamos a salir adelante.
ResponderEliminarAhora más que nunca con SUMAR, hay que mostrar esa inteligencia de la que tanto presumimos y no siempre con razón el pensamiento progresista español. Esto hay que sacarlo adelante con cabeza y con corazón porque nos va a hacer falta y mucho de ambos.