Todos hablamos del nuevo presidente de Estados Unidos, la gran potencia mundial en cuya órbita se mueve la política exterior española y europea. Sobre las múltiples opiniones que desde el martes se han ido recogiendo en los periódicos, este blog publica ahora la traducción de un artículo de Tarso Genro, bien conocido de los lectores, que en otras muchas ocasiones nos ha honrado con la publicación de sus textos en esta misma bitácora. La repercusión que esta elección ha tenido en Latinaomérica es también inmensa, no solo en Argentina, con el rpesidente Milei lanzando fuegos artificiales de júbilo ante la misma, sino también en Brasil, donde Bolsonaro considera esta elección como el anticipo de su propia revancha en las presidenciales del 2026. Este es el corto pero siemtpre interesante análisis sobre el terreno del político e intelectual brasileño.
TRUMP Y EL NUEVO ESPÍRITU DEL PUEBLO EN LA DEMOCRACIA
LIBERAL
Tarso Genro
Dentro de los estándares normales
de la democracia representativa y de las normas de respeto a las reglas mínimas
de una democracia política reconocida como legítima en el siglo XXI, puede
decirse que Trump ganó dentro de las reglas del juego. La democracia liberal es
cada vez más difícil de aceptar universalmente y de aplicar coherentemente,
basándose en sus ideas «fundacionales» y en sus presupuestos de la razón
ilustrada. Su actual estado de decadencia ya no convence a nadie,
Precisamente por este fracaso, se
están creando mayorías que no son «inconscientes» de esos objetivos humanistas,
sino que son activas en exterminarlos -militantemente- por completo, para
disfrutar del otro lado -el de los dominantes- en una existencia desprotegida,
comandada por la ira y el resentimiento. Este es, para usar una fórmula
hegeliana, el nuevo espíritu del pueblo de la mayoría de la nación
norteamericana, formado por muchas guerras, la producción de cursos de tortura
en el exterior y el uso de la violencia sin límites para subyugar pueblos y
consolidar intereses hegemónicos.
Al amanecer, busqué un texto que
me sirviera para reflexionar sobre la nueva catástrofe del siglo. Yo era de los
que pensaba que la elección de Kamala Harris, por una mayoría política
democrática en la sociedad norteamericana, podía suponer un buen apoyo para la
lucha contra el neofascismo, que está emergiendo en todos los rincones del
planeta. Cuando Hitler y Mussolini llegaron al poder, la idea de que el
espectro del comunismo «se cernía sobre Europa» fue lo suficientemente fuerte
como para que los movimientos de los países capitalistas hegemónicos aprobaran
el nazi-fascismo en ascenso.
Soy de los que pensó que si la
mayoría del pueblo estadounidense no era subyugada por la farsa «trumpista» del
fascismo y Kamala ganaba, esta condición nos ayudaría -en todo el mundo- a
fortalecer la lucha contra la cultura del extremismo de derecha que hoy azota
el planeta. La política exterior imperial-colonial de EEUU, en caso de victoria
de Kamala, no tendría diferencias esenciales con lo que es y será Trump para el
resto del mundo, pero la «nación civil» norteamericana podría jugar el mismo
papel histórico que jugó la mayoría del pueblo norteamericano al final de la
guerra de Vietnam. Ayudó -en aquella ocasión- a la victoriosa solidaridad
global que condujo a la derrota, en Asia en ebullición, de la mayor potencia
militar del mundo.
El artículo fue escrito antes del
recuento que dio la victoria a Trump (Narbona, 2024): «Donald Trump está cerca
de la presidencia de Estados Unidos. A sus votantes no les importa que sea
racista, xenófobo, misógino, autoritario, sexista y un criminal convicto. De
hecho, le votaron por esa razón. Estados Unidos, blanco y protestante, no
soporta la diversidad que circula por la «tierra de los hombres libres y el
hogar de los valientes». Los inmigrantes latinos con papeles tampoco sienten
simpatía por sus compatriotas. El bote salvavidas está demasiado lleno y podría
hundirse si recoge a más gente. Los hombres resienten la creciente influencia
de las mujeres, y los amantes de las armas no soportan la idea de que se
impongan restricciones, a pesar de los 600 tiroteos anuales.» [1]
En la mañana gris de mi visión
impactada por la victoria de Trump (que ciertamente lleva a la democracia
liberal estadounidense y a su «estado de derecho» muy cerca del abismo), no me
aventuro a opinar sobre las consecuencias históricas a largo plazo de su
victoria, sino que solo pretendo contribuir a la formación de un mínimo sentido
común en la izquierda sobre esta derrota de la democracia liberal. Para
comprender mejor la nueva situación y colaborar con esta reflexión en la
izquierda, tengo dos impresiones: una sobre las cuestiones nacionales
brasileñas en este contexto, y otra sobre la importancia externa de la derrota
de Kamala Harris.
La inseguridad en general,
social, militar y en la esfera pública, se ha convertido en un tema central de
la política moderna, aquí y en toda América Latina, lo que me hace pensar en
dos problemas: si el gobierno Lula no resuelve lo que va a ser el Plan Inmediato
de Seguridad Pública, ya a principios del próximo año (más allá de las reformas
constitucionales que tardarán por lo menos tres años en ser aprobadas e
implementadas); y si el gobierno no consigue dar un destino aceptable y
legítimo al marco fiscal (a falta de cualquier otra propuesta que pueda ser
aprobada en el Congreso) la misma victoria de Trump - con el mismo sentido
fascista y reaccionario - podría ocurrir aquí en Brasil a partir de las
elecciones de 2026.
Las repercusiones externas de la
derrota de Kamala Harris pueden verse a simple vista, en dos direcciones: Una
de carácter económico, con la fuerte reanudación del proteccionismo
norteamericano, que podría ayudar a rediseñar el sistema de alianzas de China
fuera del continente africano y, por otro lado, interfiriendo aún más
agresivamente para utilizar el «keynesianismo» militar de la «era Bush», con
altas tasas de crecimiento de la industria militar - en términos de equipos,
armas y otros insumos para el sostenimiento de guerras de largo aliento -
fortalecida con nuevas tecnologías para el sector bélico. El nuevo mundo que
nos espera está tan lejos de la utopía farsesca del «american way of life» como
de las ideas de la socialdemocracia, erigidas heroicamente en el siglo pasado.
[1]
NARBONA, Rafael.(@Rafael_Narbona). EL PROBLEMA NO ES SOLO DONALD TRUMP. Madrid
(Espanã), 6 de nov de 2024.Disponible en https://x.com/Rafael_Narbona/status/1854112242284851692?t=fwmXVDzZkO-oRNCAi6foyw&s=08.
Acesso em: 6 de nov de 2024
Donald J. Trump, el nuevo rey Ciro....Donald J. Trump....¿Recibe menos "cartas cariñosas" que Katalin Karikó?
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