Este ha sido el lema de la manifestación que culminaba en
Madrid las movilizaciones y los más de 60 actos que se habían realizado el 15
de diciembre en todo el país convocados por CCOO y UGT. En una fría y radiante
mañana de domingo, 30.000 personas han recorrido el Paseo del Prado y la Calle
de Alcalá hasta desembocar a la altura del metro de Sevilla donde ha habido la
clásica alocución de los organizadores, en la que han intervenido Álvarez por la UGT y Toxo por CCOO.
Como suele ser habitual, la manifestación no ha merecido relieve alguno en
las páginas principales de los diarios nacionales en su edición digital. Tanto El Pais, ABC, La Razón como El Mundo colocan la noticia bien abajo
en la página y sin apenas destaque, cuestión en la que coinciden con Público, mientras que El diario.es y Nueva Tribuna le asignan la primera página del digital, e Infolibre
la sitúa con destaque importante solo después del debate ideológico que se está
produciendo en Podemos. Una
referencia a la atención mediática que seguramente es útil para que los
lectores de los periódicos y digitales se vayan haciendo una idea de la permanencia
de un cierto “apagón” informativo respecto del impulso a la movilización y al
disenso social que comienza a abrirse camino precisamente por el impulso de los
sindicatos.
El propósito de la manifestación era hacer patente la presencia de los
trabajadores como clase social especialmente golpeada por la crisis y a cuyas
expensas se está produciendo la recomposición de la tasa de ganancia. En el
recorrido de la marcha, como luego recordarían los dirigentes sindicales en la
alocución final, estaban un variado conjunto de colectivos especialmente
castigados por estos años de austeridad y de recortes, que han sido fuertemente
perjudicados por la reforma laboral, el facilitamiento y abaratamiento del
despido y el incremento del poder unilateral del empresario. Trabajadores de
Coca Cola y Tele Madrid, de la sanidad madrileña, del sector de limpiezas,
teleoperadores, monitores, interinos de enseñanza, trabajadores represaliados por su
participación en piquetes de huelga, en fin todo un largo muestrario del daño
social que han generado estos últimos cuatro años de reforma laboral y de
recortes sociales que sin embargo son invisibles en la opinión pública y de los
que nadie habla al mencionar las cifras del crecimiento económico.
En efecto, un elemento muy reiterado en los discursos sindicales es que en
efecto el país comienza a generar riqueza, se aprecia un crecimiento económico
que comienza a ser significativo, pero éste se verifica al modo neoliberal, es
decir, con un muy importante contingente de parados como telón de fondo de una
creación de empleo esencialmente temporal, precario y de bajos salarios. Hay
crecimiento pero el empleo es de mala calidad, y no existe la redistribución de
la riqueza que debería acompañar a este movimiento económico. Por eso en la
reivindicación exhibida a través de la manifestación, lo que se prioriza es la
derogación de la reforma laboral y el impulso de la negociación colectiva, pero
por otra parte el cambio del sistema fiscal en un amplio sentido compensatorio
de las rentas más bajas y la tributación de las sociedades y empresas. Además
de ello la defensa del sistema de pensiones implica una reformulación de los
ingresos del sistema y el incremento salarial de las rentas del trabajo,
también como forma de vigorizar la caja de la Seguridad Social.
Es cierto que el panorama político es complicado, y que en los análisis
sindicales se parte de un entendimiento del momento como la apertura, tras la
oportunidad perdida de las elecciones de diciembre del 2015, de una fase de hegemonía
de la derecha en el gobierno que piensa
re-editar el modelo bipartidista con el PSOE por lo que privilegia la
relación con este partido aún a costa de situar a su socio principal, C’s, en
un claroscuro político que le debilita de manera importante. En esta óptica, la
crisis interna del PSOE será reabsorbida fundamentalmente por la división de
Podemos en dos proyectos antitéticos, y por tanto mediante la debilitación y
difuminación de esta alternativa de izquierda con su construcción multinacional
a partir de las coaliciones catalana, gallega y valenciana, con los sujetos
específicos que se mueven en estos ámbitos. Es evidente que el sindicalismo
confederal no participa de este pronóstico, que por otra parte mira más hacia
el pasado, a la búsqueda de una reedición del bipartidismo imperfecto como
fórmula de gobernanza desde el tiempo de la “modernización” española, y que por
el contrario explicita otro proyecto político bien diferente.
Éste consiste en impulsar colectivamente como organizaciones que
representan al trabajo y a los trabajadores en este país, la unidad social de
las fuerzas de izquierda y centro izquierda, que comprenden a PSOE, Podemos, IU
y las distintas convergencias de Catalunya, Valencia y Galicia, contra las
políticas del gobierno en esta materia. La materialización de alguna iniciativa
parlamentaria, como la proposición no de ley del PSOE aprobada el 13 de
diciembre con el voto de los demás grupos parlamentarios de la izquierda y
otros grupos nacionalistas en la que se solicitaba al gobierno la derogación de
la reforma laboral ( el texto se puede encontrar aquí http://www.socialistasdelcongreso.es/opencms/export/sites/default/gps/resources/Documentacion/Registro/PNLpleno/2016/07_Julio/160720_PNL_Derogacixn_de_la_reforma_laboral_y_elaboracixn_de_un_nuevo_Estatuto_de_los_Trabajadores_-_Pleno.pdf
) , es una buena señal en esa dirección. Sin embargo, no lo es, y asi lo han
señalado los dirigentes sindicales que han intervenido al terminar la
manifestación, que se vayan adelantando algún tipo de acuerdos entre el PP y el
PSOE como forma de legitimar el actuar común de ambos partidos, obteniendo
ciertas modificaciones de aspectos importantes – como el salario mínimo – muy alejados
sin embargo de la visión sindical y perdiendo la perspectiva de conjunto de la
negociación que éstas pretenden llevar a cabo.
Los sindicatos pretenden un diálogo abierto y sin cortapisas por parte del
gobierno. Es el comienzo de un proceso de movilización que requiere un actor
solvente y bien instalado en la representación de los grupos sociales que se incluyen
en el conjunto de la clase trabajadora. Los dirigentes de CCOO y UGT han
anunciado que con este acto dan inicio a un proceso que creen será largo y no
necesariamente seguro. Habrá que atender a su seguimiento y profundización,
seguramente ya el año que viene.
Nosotros como trabajadores debemos conocer nuestros derechos laborales, y agradezco que existan este tipo de espacios para informar a todas aquellas personas que vulneran sus derechos.
ResponderEliminarSaludos,
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