Luigi Mariucci, reconocido jurista del trabajo
co-director de la revista Lavoro e
Diritto, y activo exponente de la izquierda (no solo) laboralista italiana,
ha publicado una breve nota en la página web strisciarossa, un blog
abierto que se mueve en el ámbito de la izquierda del PD con especial atención
al sindicalismo y al mundo del trabajo, que aunque está referida a Italia y al
conflicto al que ya se ha aludido en este blog el 27 de noviembre, Noticias de Italia ofrece unas conclusiones que pueden perfectamente extrapolarse al caso español.
En efecto, recobrar una regulación legal que defienda el derecho al trabajo y
los derechos colectivos que le acompañan debería ser el objetivo prioritario de
las fuerzas progresistas en todos los países europeos, especialmente en el sur
asolado por las políticas de austeridad. Mientras tanto, pese a la economía
colaborativa, freeeriders,
trabajadores independientes o emprendimiento como panacea social, las huelgas
por obtener mejores salarios y lograr un convenio para los trabajadores y
trabajadoras que asegure unas mejores condiciones de trabajo siguen siendo el
elemento central de las relaciones de trabajo.
El texto en italiano se
puede consultar aquí Strisciarossa blog; a continuación se dispone la traducción del
mismo.
Alcemos el velo de la falsa modernidad
Luigi Mariucci (1/12/2017)
Durante años, casi durante decenios, nos han contado que habíamos entrado
en un nuevo mundo: la economía digital, el trabajo ágil, la individualización
de las relaciones laborales, la obsolescencia de las viejas formas del
conflicto y de la representación colectiva.
Nos han dicho que pretender poner límites a los contratos temporales y a la
facultad de despido eran cosas del pasado, restos de un viejo mundo ya en
declive. Nos han contado que la liberalización del mercado de trabajo era la
llave del desarrollo, del crecimiento del empleo, de un mayor bienestar para
todos.
Ahora descubrimos que miles de trabajadores del centro de trabajo de
Piacenza de Amazon, la multinacional del e-comercio emblema de la posmodernidad
triunfante, han convocado una huelga justo el día de los mega-saldos, del Black Friday importado de los usos
norteamericanos.
¿Por qué han hecho huelga estos trabajadores? Por aumentos salariales y por
mejores condiciones de trabajo, partiendo de la reducción del recurso
indiscriminado a turnos y a horas extraordinarias. Como se puede aprecia se
trata de reivindicaciones viejas, más aún antiquísimas. Sin embargo muchos de
esos trabajadores no han participado en la huelga: estaban contratados temporalmente
y muchos de ellos eran extracomunitarios. ¿Por qué no han secundado la huelga?
La respuesta es sencilla: porque ser un contratado temporal significa estar
expuesto a la amenaza de no renovación del contrato y ser extracomunitario
multiplica esa amenaza por dos, añadiendo a la pérdida del empleo la del
permiso de residencia.
Se ha leído en la prensa estos días que también muchos trabajadores
recientemente contratados con un contrato por tiempo indefinido no han
secundado la huelga. La gente se pregunta por qué estos trabajadores han
renunciado a la lucha, aunque estaban cubiertos por un contrato por tiempo
indefinido. La respuesta es también sencilla: porque han sido contratados
después del 7 de marzo del 2015, fecha a partir de la cual el Job’s Act, la ley de reforma laboral
promovida por el gobierno Renzi, ha
introducido la libertad de despido, con una ridícula sanción económica en caso
de ilegitimidad de éste.
Esta es pues la pseudo-modernidad que ha patrocinado la ideología dominante
desde hace unos años a la actualidad. Una única respuesta parece ahora
practicable, si se quieren asegurar las condiciones elementales para restituir
al trabajo un carácter de dignidad: introducir límites objetivos a las
contrataciones temporales y una eficaz regulación de la facultad de despido.
Estos son los puntos cruciales en los que la reforma laboral italiana – el Job’s Act – ha hecho exactamente lo
contrario. Alzado el velo de la pseudo-modernidad no queda sino actuar en
consecuencia.
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