El día 4
de diciembre en la Facultad de Relaciones Laborales y Recursos Humanos de
Albacete (UCLM) se ha celebrado un seminario especialmente interesante dirigido
por la Profa. Dra. Milena Bogoni y que ha contado con la presencia y
participación de Marcelo Ortega Picazo, periodista de La Tribuna de
Albacete y representante de España en la Federación Europea de Periodistas
Freelance. En el seminario-coloquio, que ha contado con una significativa
presencia de los alumnos de Grado, se ha podido reflexionar sobre las
complejidades de esta profesión desde la perspectiva de su regulación jurídica
en el marco especifico del derecho del trabajo. El espacio jurídico de
reflexión y análisis ha servido para esbozar las peculiaridades de esta
profesión y las dificultades de su tutela insertándola en el binomio clásico
trabajo subordinado/trabajo autónomo en un contexto de regulación europeo.
El ponente invitado ha empezado
su intervención con una introducción sobre la situación profesional de los
periodistas en un contexto empresarial sectorial complejo como el actual. A
través de una descripción clara y esquemática ha conseguido identificar en la
crisis del modelo de negocio por el que está pasando todo el sector de la
prensa en su transición tecnológica y la, relacionada, caída de ingresos
provenientes de la explotación de mecanismos tradicionales de producción y
difusión de noticias, los elementos esenciales para entender el espacio
empresarial en el que la profesión se desarrolla en el mundo moderno. La
proliferación de medios de información “telemáticos” de acceso abierto, la
caída en las ventas de periódicos tradicionales, la irrupción de las redes
sociales como canales de acceso y difusión de noticias, el “salto generacional”
existente entre el “usuario tradicional de noticias” y los “lectores
millenials”, son condicionantes que presionan significativamente la
conformación del actual mercado de la información. En los últimos años se ha
asistido a una ruptura de los esquemas clásico de financiación, elaboración y
consumo de la información con una consecuente revolución de los actores
implicados y de las relaciones entre ellos. Todo esto, desde el punto de vista
del derecho del trabajo, se traduce, inexorablemente, en una modificación del
modelo de relación laboral clásica, con el consecuente aumento del fraude y de
la explotación a través del ensanchamiento de las definidas “zonas grises del
derecho del trabajo” en las que tienen cabida, con preocupante frecuencia,
falsos autónomos, TRADES en el límite del fraude de Ley o las becas abusivas.
En relación especialmente con el
aumento del trabajo autónomo en la profesión periodística, Marcelo Ortega
ha señalado que cada vez son más numerosos los profesionales que encajan en
este perfil. Según datos recientes relatados en el seminario, por cada
trabajador asalariado en el sector, encontraríamos 3 trabajadores autónomos,
dato que se agrava si se tiene en cuenta que aproximativamente el 75 por ciento
de aquellos es trabajador autónomo por obligación y que más del 30 por cierto
no llega a ingresar ni mil euros netos al mes. El libre mercado de la
información, cada vez más cercano a una “compraventa feroz de noticias” acaba
convirtiendo los periodistas mismos en productos, cuya productividad se
contabiliza y valora en relación a la capacidad de ser competitivos en
elementos como la contraprestación económica o la disponibilidad horaria,
distorsionando de esta manera la existencia de un techo mínimo de tutela
efectiva. Todo eso sin profundizar en otro factor de mercantilización de la
profesión, determinado por el impacto de las plataformas digitales en este
sector que, en algunos supuestos, facilitan la existencia de una verdadera
“subasta a la baja” en la asignación de los encargos periodísticos.
Lo que tendríamos delante, por
tanto, en la mayoría de los casos, sería un “autónomo sin autonomía”, que
difícilmente pasaría la prueba de la inexistencia de las notas características
de la relación laboral. Esto ha quedado comprobado en una abundante
jurisprudencia nacional e internacional que ha servido por extraer de una
profesión peculiar como la analizada, elementos útiles para contextualizar la
ajenidad o la subordinación, así como para poder reconocer, no sin ciertas
complejidades, la existencia o no de un vinculo laboral encubierto por falsas
relaciones comerciales trabajador autónomo/cliente. El uso de los medios
técnicos de la empresa, la definición por parte del empresario de los tiempos
de trabajo, la predeterminación del contenido objeto de la información, la indisponibilidad
del producto por parte de su autor así como la exclusividad del vinculo
profesional son indicios que jurisprudencialmente se han manejado para
identificar el fraude laboral y los abusos en esta profesión.
Debido al fuerte componente
jurídico-práctico de la reflexión propuesta, el ponente pasó a relatar casos
jurisprudenciales concretos, como por ejemplo el de la Sentencia del Tribunal
Supremo de 11 de mayo de 2010, permitiendo a los asistentes entender mejor la
senda por la que transcurre, no sin ciertas complicaciones en algunos casos, la
jurisprudencialización del conflicto en el marco de la profesión periodística.
En este supuesto, en el que un periodista deportivo invocaba la laboralidad de
su relación con el diario “El Correo” y en el que acabaría siendo determinante
el hecho que el periodista trabajara con un software de propiedad de la empresa
e instalado en ordenadores también de propiedad de la misma, se pudo plantear
un debate interesante, especialmente con los alumnos, sobre los indicios de
laboralidad y su difícil definición en la profesión periodistica.
Siempre en el marco de un
análisis empírico, Marcelo Ortega, habló de la importante labor de la
inspección de trabajo en la identificación y persecución de los abusos en este
sector, citando, especialmente, los casos emblemáticos que vieron involucrados
en enero de 2019 periódicos tan relevantes como “El País” o “El Mundo”. En el
caso de “El País”, concretamente, la actuación de la inspección de trabajo
sirvió como instrumento de presión en la regularización de unos 50
colaboradores que pasaron a integrarse a la plantilla de la empresa en el marco
de la negociación del Convenio Colectivo (enlace a la noticia: https://www.ccoo.es/noticia:358786--El_Pais_obligado_a_contratar_como_plantilla_a_50_colaboradores).
Pese a los buenos resultados en
la acción jurisprudencial, sindical o administrativa, no hay que olvidar que,
en la mayoría de los casos ésta se plasma en una “fase de crisis” de la
relación entre el periodista y la empresa, ya que en muchos supuestos,
especialmente en el caso de la Jurisdicción Social, interviene para reconocer
la laboralidad de un vinculo extinto y por tanto calificar el (eventual)
despido. Además, la dificultad de “sindicalizar” el conflicto en un contexto en
el que el sindicato tiene escasa (o nula) capacidad de control y representación
del trabajo autónomo (o presunto tal) en el sector periodístico, representa un
problema grave en la visualización de la precariedad y explotación de este
colectivo, agravando la activación de mecanismos de tutela durante la
existencia de la relación contractual, y no solamente una vez que la misma haya
finalizado.
El seminario se concluyó con una
mirada al contexto europeo, desde la perspectiva privilegiada de alguien que trabaja
representando los periodistas en la federación sindical europea de categoría, y
que por tanto puede conocer de cerca las problemáticas de esta profesión en su
dimensión comparada y supranacional. En la reflexión de Marcelo Ortega,
queda claro que, si bien existen diferentes vías a través de las cuales los
Estados miembros intentan luchar contra el fenómeno de los falsos autónomos en
el periodismo, la ausencia de una definición europea de trabajo autónomo así
como el difícil conflicto con las normas de protección del libre mercado y
regulación de la libre competencia, dificultan seriamente una resolución desde
el derecho UE del problema. Salvo que, tal y como plantea la Federación
europea de Periodistas Freelance, se empiece a trabajar en una propuesta de
Directiva en la que se proponga un estatuto de regulación de esta profesión en
línea con el objetivo primordial de luchar contra la precariedad, el fraude y
los abusos. Si bien esta propuesta ha sido recientemente presentada por la
Federación a la nueva Presidenta de la Comisión Europea y la Federación esté
trabajando activamente para dotarla de un contenido concreto, los obstáculos
son notables así como son poderosas las empresas y las lobbies en el
mundo de la comunicación. No hay que olvidar que en España ya se intentó, en
reiteradas ocasiones, en el año 2003 y 2004, y sin éxito, promover la redacción
y aprobación de un “Estatuto del Periodista Profesional”.
Los desafíos jurídicos en este
espacio son por tanto numerosos y sin duda, representan un campo de
investigación interesante en el que el derecho del trabajo necesita actuar con
urgencia, alumbrando con decisión para contener o eliminar las zonas de sombra
e inseguridad en la que las tutelas jurídicas no consiguen llegar.
Alfonso Roldán ¡Caray! La próxima vez que haya una cosa así avisa, que Albacete está ahí al lado y el tema es de lo más intenso y complicado. Es un mar de dudas lo de este oficio, que ha pasado de ser muy valorado a denostado. Sin ser conspiranoico, a veces pienso que a los poderes les viene muy bien la desaparición del oficio y el "periodismo ciudadano", por otra parte, caldo de cultivo del desbordamiento de "fake news". Dudas del oficio, dudas laborales con la digitalización, con el periodismo de datos, dudas sobre la libertad de expresión que tiene cualquier ciudadano y es coartada a los periodistas, teóricamente delegados por la sociedad para informar, interpretar y, llegado el caso, opinar. Un tema gordo, porque denostar el oficio de periodista está yendo en paralelo a las crisis de las democracias. Un tema que debería plantearse la Agrupación de Periodistas de CCOO, Pienso
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