Esta que
vamos a contar en este día de comentarios sobre el debate a tres de ayer en
RTVE al que insólitamente faltó el que se autocalifica como ganador de las
elecciones generales, el presidente del Partido Popular, es una historia poco
edificante. Parece que se aleja de la contraposición que pudimos ver entre dos
propuestas completamente diversas de regular la sociedad, pero no es así, confirma
la deriva a la exclusión ideológica que se diseña en uno de estos bloques,
precisamente el que representa el tándem PP-Vox personificado en sus dos líderes,
Feijoo y Abascal.
Muy sintéticamente expuesta la
historia es la que sigue. Un periódico de amplia implantación y prestigio no
sólo en la región, la Voz de Galicia, solicita al catedrático de Derecho
del Trabajo y de la Seguridad Social de la Universidad de Vigo, Jaime Cabeza
Pereiro, un artículo en el que comente una sentencia del Tribunal Supremo hecha
pública el 12 de julio de este año en la que se condenaba a un empresario por
la comisión de un delito contra los derechos de los trabajadores en concurso
con un delito de estafa. El empresario
simuló haber creado una cooperativa de transporte ofertando en el año 2010 en
plena crisis económica trabajo a transportistas que lo necesitaban vulnerando
las condiciones mínimas de vida profesional de los trabajadores, concretamente
sus derechos sociales. Contactó con numerosas personas que se encontraban
buscando empleo al estar en una situación de paro, y tras esa primera toma de
contacto, concertaba una entrevista con los mismos en la que les aseguraba que
podrían entrar a formar parte como socios en la cooperativa de trabajo. Pactaba
de forma verbal con los diferentes trabajadores un sueldo o anticipo de una
cantidad que rondaba los 1.800 euros al mes, del que descontarían las cuotas de
las Seguridad Social que serían a cargo de la empresa. Los trabajadores
únicamente firmaban la solicitud de incorporación en la cooperativa y la
solicitud de alta en el régimen de autónomos de la Seguridad Social,
desconociendo muchos de ellos que no eran trabajadores por cuenta ajena. Todas
estas condiciones eran aceptadas por los trabajadores debido a su situación de
necesidad económica al estar en desempleo.
Hasta aquí el supuesto de hecho. El caso es que el
profesor Cabeza aceptó, como tantas otras veces, el encargo del diario y
entregó puntualmente el texto, escrito en gallego y que se va a ofrecer a
continuación de este comentario traducido al castellano. En él, se ponía el
acento en la carencia de controles institucionales a este tipo de conductas
empresariales que aprovechan las situaciones de crisis para establecer
condiciones de explotación real de las personas trabajadoras. De esta manera,
durante un largo tiempo se desincentivó la labor de la Inspección de Trabajo en
la vigilancia del cumplimiento estricto de la legislación laboral, frente a lo
que ha consistido la pauta contraria llevada a cabo por el actual Ministerio de
Trabajo y Economía Social que considera la actuación inspectora como un
elemento fundamental para lograr la efectividad de las normas de tutela de los
derechos de las personas que trabajan.
Pues bien, resaltar este hecho claramente comprobable y
considerarlo críticamente ha bastado para que el periódico se negara a publicar
el artículo del profesor Cabeza que había solicitado, ejercitando de
esta manera una censura ideológica sobre su contenido muy alejada de los
presupuestos pluralistas que el periódico afirma mantener y a los que debería
estar obligada como empresa que debe mantener la libertad de expresión e
información como regla de funcionamiento.
El artículo que fue censurado advierte del riesgo de que
regresen viejas prácticas de no vigilar el cumplimiento de la legislación
laboral y por tanto a dejar hacer a empresarios sin escrúpulos que utilizan
situaciones de necesidad para privar de derechos a las personas que tiene que
obtener un puesto de trabajo para poder obtener algún recurso para vivir. Pero
ese riesgo no se limita tan sólo a las relaciones laborales, como se puede
comprobar de la historia narrada. También puede regresar, de hecho ya están
aquí, viejas prácticas de censura ideológica del libre pensamiento. Un ejemplo
que anticipa el panorama en el que podemos encontrarnos en breve. Para
reflexionar ante las elecciones del domingo 23 de julio.
Este es el texto del artículo censurado, traducido al
castellano:
ESTAFA Y DELITOS CONTRA LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS
TRABAJADORAS: EL RIESGO DE QUE REGRESEN VIEJAS PRÁCTICAS
Jaime Cabeza Pereiro
He estudiado con satisfacción la sentencia del TS
relativa al delito de estafa y vulneración de derechos laborales mediante
engaño con falsas ofertas de empleo. El engaño, propio de conductas que se
remontan a años atrás, consistía en la creación de una cooperativa, en este
caso de transportes, y la oferta de empleo a desempleados. La obtención de
condiciones de empleo poco favorables para ellos, la deducción fraudulenta de
cuotas a la Seguridad Social, el abuso de una situación de necesidad derivada
de un desempleo de larga duración, o la ocultación de la inexistencia de una
verdadera relación laboral fueron, a juicio de la Sala Segunda del TS,
elementos constitutivos de las infracciones penales en las que este "empresario"
fue declarado culpable de la comisión de estos delitos.
Más que una glosa de jurisprudencia, conviene recordar el
ecosistema en el que durante años se han llevado a cabo estas prácticas: un
fomento incontrolado del autoempleo de baja calidad y vulnerable, incentivado
incluso con medidas lesivas para la sostenibilidad de la Seguridad Social
-tarifas planas o exenciones de todo tipo-, una renuncia al control del fraude,
una ausencia total de evaluación y control de las políticas de autoempleo y un
desinterés general por la calidad del empleo.
Este panorama, propio de la primera mitad de la pasada
década, ha producido monstruos como las conocidas tramas de las cooperativas cárnicas,
la multiplicación de precarios lanzados a proyectos empresariales sin posibilidad
de éxito o, en general, el predominio de las formas de trabajo más vulnerables.
La frase que da pie a este comentario es un subproducto de este ecosistema,
propiciado por unas políticas laborales totalmente negligentes.
Mucho se ha hablado de los efectos de una reforma
laboral, la de 2021, por supuesto criticable. Pero mucho menos de una acción de
gobierno de estos cuatro años desde entonces muy efectiva, que consistió en un
saneamiento del fraude de ley rampante en el mercado de trabajo hasta el año
2018 producido por una deliberada relajación de los mecanismos de control. Este
saneamiento fue una de las líneas programáticas más importantes y esenciales
del actual Ministerio de Trabajo y Economía Social.
Sería una pena volver a ver el pasado. No puede ser que
los patronos más depredadores vuelvan a salir de sus madrigueras amparados por
gestores públicos que conviertan de nuevo el mercado interior de trabajo en una
jungla al servicio de las especies más carnívoras del sistema trófico. La
Inspección de Trabajo no puede bajar los brazos. Nos merecemos algo mejor que
las políticas laborales de la era Rajoy.
Si es que la voz de Galicia muy polifónica no es... si es que esa última frase era demasiado clara y, por ello, peligrosa: nominado y expulsado como un concursante de La Voz y sin desafinar
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