martes, 3 de junio de 2025

ALGUNOS DATOS SOBRE OCUPACIÓN Y DESEMPLEO EN ESPAÑA: MAYO 2025. DIAGNÓSTICO Y OBSERVACIÓN

 


Son datos bien conocidos, pero sin embargo no bien informados. El significado de estas cifras queda perdido entre tantas narraciones sobre lo que para tantos medios de comunicación  - periódicos, emisoras de radio y televisiones - empotrados en el poder económico y subsidiarios de la derecha gobernante especialmente en el ecosistema mediático madrileño no es sino una nota discordante en una narrativa en la que el espacio de la política se puebla de todos los elementos de abyección y corrupción imaginables protagonizados por eximios representantes de un gobierno al que se presiona también en la calle el próximo 8 de junio.

Y sin embargo no es un mero hecho discordante, sino que afecta realmente a los fundamentos de la sociedad y de la democracia, puesto que el sistema constitucional español – aunque para muchos comentaristas de cierto renombre en la derecha la Constitución se reduce a su artículo 5, sobre la capitalidad del estado en la villa de Madrid – está basado en ser un estado social y de derecho, comprometido en la lucha contra la desigualdad económica, social y cultural, en la que proporcionar trabajo digno para todas y todos sus ciudadanos conforma su razón de ser. El trabajo es la base que permite ejercer a la ciudadanía una buena parte de sus derechos básicos, garantizando la seguridad de su existencia.

Acostumbrados sin embargo a la marea de cifras, y sin olvidar que son muchos los supuestos expertos que practican el negacionismo macroeconómico si los datos no se corresponden con sus predicciones, los últimos disponibles sobre la evolución del empleo en el mes de mayo de 2025, conocidos ahora a inicios de junio, permiten emitir un diagnóstico y alguna observación de futuro.

Primero reiterar los datos, que provienen de la página oficial del SEPE

El número de personas en desempleo registradas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) se ha reducido en 57.835 personas respecto al mes anterior (-2,30%). El paro registrado se ha situado, de esta manera, en 2.454.883 y rebaja la barrera de los dos millones y medio por primera vez desde julio de 2008. Este hecho es el que ha marcado los titulares de varios periódicos. La rebaja de la cantidad de personas desempleadas que se tenía en junio de 2008, en los albores del crack de aquel año que dio lugar a la crisis financiera del 2010 y a las políticas de austeridad en el ciclo 2010-2013.

Yendo al detalle, por sectores económicos, el paro desciende en todos los sectores económicos en el mes de mayo. De esta manera se reduce en Servicios en 42.930 personas (-2,36%), en Construcción en 5.562 personas (-2,99%), en Industria en 4.574 personas (-2,35%) y en Agricultura en 2.259 (-2,77%). También el colectivo Sin Empleo Anterior registra 2.510 personas en paro menos (-1,07%). Y por sexo y edad, el desempleo femenino se redujo en mayo en 29.066 mujeres (-1,92%) y el total de desempleadas se queda en 1.486.421, su cota más baja desde octubre de 2008. El masculino rebaja la barrera del millón de desempleados y se sitúa en 968.462 al descender en 28.769 personas (-2,88%) en relación al mes de abril. Por su parte, el desempleo de los jóvenes menores de 25 años desciende en el mes de mayo en 6.426 personas (-3,62%) respecto al mes anterior. El total es 171.003, la cifra más baja de la serie histórica en este colectivo. Por otra parte, las comunidades autónomas donde más desciende el paro son Andalucía, Madrid y Cataluña, por ese orden.

Por otra parte, el número total de nuevos contratos registrados durante el mes de mayo ha sido de 1.328.983. De ellos, 552.697 contratos de trabajo tienen carácter indefinido. Representan el 41,59% de todos los contratos en la nueva tónica de estabilidad en el empleo. Hay que tener en cuenta que el récord de personas trabajando se da en un contexto de reducción inédita de la temporalidad, subida de los salarios mínimos y de la retribución media de asalariados, mejora de la productividad por hora trabajada, así como de los saldos exteriores de la economía española.

Finalmente, en cuanto al desempleo, las personas beneficiarias existentes a final del mes fueron 1.515.513, y por tanto la tasa de cobertura del sistema de protección por desempleo durante el mes de abril de 2025 ha sido del 74,06%. Son 20 puntos porcentuales más que hace una década. La inversión total de abril de 2025 ascendió a 1.944,5 millones de euros. Eso implica la existencia de un gasto social que tiene que ser sostenido no solo con las contribuciones sociales sino mediante impuestos. Una protección del trabajo que proviene justamente del reconocimiento de ese derecho al trabajo que efectúa el art. 35 CE y reitera el art. 41 CE mediante el compromiso de regular las situaciones de necesidad y específicamente el desempleo como objeto del sistema de seguridad social.

Por otra parte, el número de afiliados medios a la Seguridad Social se situó en 21.784.375 cotizantes, nuevo máximo histórico, aunque el sistema logró rebasar por primera vez los 21,8 millones entre el 19 y el 29 de mayo. Y otro máximo histórico se logra con los 10.328.015 mujeres afiliadas a la Seguridad Social.

A continuación el diagnóstico:

Este panorama de crecimiento del empleo y reducción en paralelo del paro es fruto de una actividad política que ha apostado por la estabilidad y la permanencia en el empleo, generando instrumentos de ajuste temporal frente a las crisis, y propiciando un cambio normativo de enorme importancia mediante el RDL 32/2021 de reforma laboral, incidiendo sobre la contratación temporal en los términos ya conocidos, logrando reducir la tasa de temporalidad en el sector privado a niveles europeos y simultáneamente fortaleciendo la capacidad de crear empleo indefinido en las contrataciones que se efectúan cada mes, sin el efecto de sustitución y de rotación de la mano de obra que caracterizaba la estructura de nuestro “mercado de trabajo”.

Este marco institucional y su despliegue efectivo a lo largo de tres años y medio es, sin duda alguna, una conquista muy importante para la mejora de las condiciones de la gente trabajadora, y es importante no darla por descontado ni asignarle una condición secundaria en el análisis – y en la narración – político. Su empuje nació fundamentalmente de la parte tricolor del gobierno de coalición – rojo, morado y verde – y tomó cuerpo en el Ministerio de Trabajo y Economía Social en torno a la figura de Yolanda Díaz.

Reivindicar estos datos hoy como la consecuencia directa de ese proceso de cambio normativo implica reivindicar una conquista real y práctica del movimiento obrero, más allá de los horizontes que legítimamente tienen las fuerzas de la izquierda y los sindicatos de reducir los márgenes de la explotación en el trabajo y que se proyectan sobre el futuro no tan inmediato. Es importante en efecto entender que el proceso de reformas no se detiene en aquel momento – como sin embargo parece decir el empresariado español – que por el contrario se trata de una primera fase que requiere nuevas fronteras, como la reducción del tiempo de trabajo ahora, la reforma del despido posteriormente. Y anualmente, desde luego, la renovación del salario mínimo. Pero sin necesidad de mantener “ojo en camino y ojo en lo porvenir” para evitar al final extraviar la mirada como en la canción de Silvio Rodriguez, hay que empujar hacia el futuro siendo consciente de que ese impulso se apoya fundamentalmente en lo logrado a través de la estabilidad y crecimiento del trabajo en todos los sectores y territorios.

La estabilidad en el empleo y la disminución del desempleo es un caudal de éxitos que se debe ligar a una política expansiva de reconocimiento y ampliación de derechos, frente a las recetas neoliberales  - e iliberales - que caminan en una dirección plenamente opuesta. Es además un elemento cargado de positividad que permite su exhibición también fuera de nuestras fronteras, como una experiencia normativa victoriosa que puede ser alegada como ejemplo para otras iniciativas políticas convergentes. El Congreso Internacional celebrado en Madrid en noviembre de 2024 para dar salida a una Carta Global de Derechos laborales se inscribía en estas coordenadas de aprovechamiento internacional de un recorrido reformista que había dado resultados muy favorables.

Y finalmente la observación.

En la jerarquía de valores en las que se mueve la acción política reformista, suele producirse un cierto efecto péndulo, de manera que agotada o satisfecha una primera reivindicación, se pasa a otras diferentes para seguir alimentando la imagen del reformismo como una actividad ininterrumpida de cambio permanente sobre todas las dimensiones de lo social, posiblemente manteniendo incólume los fundamentos de lo económico basados en el dominio de la empresa y el mercado. En gran medida este movimiento traslativo suele querer centrarse en el espacio de la ciudadanía y de la universalidad de los derechos sin considerar la posición social o el nivel de renta del sujeto, lo que atrae la discusión política y propicia el debate entre las diversas aproximaciones al proyecto reformista. Esta discusión es interesante y las propuestas convenientes, pero la base material de una política de crecimiento de derechos sigue siendo la capacidad de la economía nacional de proporcionar empleo seguro y de calidad cada vez a más miembros de las personas que residen y quieren desempeñar un trabajo en nuestro país. Por tanto, revalorizar ese hecho, por más que el origen del cambio normativo no tenga la actualidad que exige la narrativa del momento, es sin embargo algo fundamental para reapropiarse políticamente de un hecho social decisivo para cualquier intento de cambiar las cosas a mejor, de mejorar la vida de la gente.

 

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