Son datos
bien conocidos, pero sin embargo no bien informados. El significado de estas
cifras queda perdido entre tantas narraciones sobre lo que para tantos medios
de comunicación - periódicos, emisoras de
radio y televisiones - empotrados en el poder económico y subsidiarios de la
derecha gobernante especialmente en el ecosistema mediático madrileño no es
sino una nota discordante en una narrativa en la que el espacio de la política
se puebla de todos los elementos de abyección y corrupción imaginables
protagonizados por eximios representantes de un gobierno al que se presiona también
en la calle el próximo 8 de junio.
Y sin embargo no es un mero hecho
discordante, sino que afecta realmente a los fundamentos de la sociedad y de la
democracia, puesto que el sistema constitucional español – aunque para muchos
comentaristas de cierto renombre en la derecha la Constitución se reduce a su
artículo 5, sobre la capitalidad del estado en la villa de Madrid – está basado
en ser un estado social y de derecho, comprometido en la lucha contra la
desigualdad económica, social y cultural, en la que proporcionar trabajo digno
para todas y todos sus ciudadanos conforma su razón de ser. El trabajo es la
base que permite ejercer a la ciudadanía una buena parte de sus derechos
básicos, garantizando la seguridad de su existencia.
Acostumbrados sin embargo a la
marea de cifras, y sin olvidar que son muchos los supuestos expertos que practican
el negacionismo macroeconómico si los datos no se corresponden con sus
predicciones, los últimos disponibles sobre la evolución del empleo en el mes
de mayo de 2025, conocidos ahora a inicios de junio, permiten emitir un
diagnóstico y alguna observación de futuro.
Primero reiterar los datos, que
provienen de la página oficial del SEPE
El número de personas en
desempleo registradas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal
(SEPE) se ha reducido en 57.835 personas respecto al mes anterior (-2,30%). El
paro registrado se ha situado, de esta manera, en 2.454.883 y rebaja la barrera
de los dos millones y medio por primera vez desde julio de 2008. Este hecho es
el que ha marcado los titulares de varios periódicos. La rebaja de la cantidad
de personas desempleadas que se tenía en junio de 2008, en los albores del
crack de aquel año que dio lugar a la crisis financiera del 2010 y a las políticas
de austeridad en el ciclo 2010-2013.
Yendo al detalle, por sectores
económicos, el paro desciende en todos los sectores económicos en el mes de
mayo. De esta manera se reduce en Servicios en 42.930 personas (-2,36%), en
Construcción en 5.562 personas (-2,99%), en Industria en 4.574 personas
(-2,35%) y en Agricultura en 2.259 (-2,77%). También el colectivo Sin Empleo
Anterior registra 2.510 personas en paro menos (-1,07%). Y por sexo y edad, el
desempleo femenino se redujo en mayo en 29.066 mujeres (-1,92%) y el total de
desempleadas se queda en 1.486.421, su cota más baja desde octubre de 2008. El
masculino rebaja la barrera del millón de desempleados y se sitúa en 968.462 al
descender en 28.769 personas (-2,88%) en relación al mes de abril. Por su
parte, el desempleo de los jóvenes menores de 25 años desciende en el mes de
mayo en 6.426 personas (-3,62%) respecto al mes anterior. El total es 171.003,
la cifra más baja de la serie histórica en este colectivo. Por otra parte, las
comunidades autónomas donde más desciende el paro son Andalucía, Madrid y
Cataluña, por ese orden.
Por otra parte, el número total
de nuevos contratos registrados durante el mes de mayo ha sido de 1.328.983. De
ellos, 552.697 contratos de trabajo tienen carácter indefinido. Representan el
41,59% de todos los contratos en la nueva tónica de estabilidad en el empleo. Hay
que tener en cuenta que el récord de personas trabajando se da en un contexto
de reducción inédita de la temporalidad, subida de los salarios mínimos y de la
retribución media de asalariados, mejora de la productividad por hora
trabajada, así como de los saldos exteriores de la economía española.
Finalmente, en cuanto al
desempleo, las personas beneficiarias existentes a final del mes fueron
1.515.513, y por tanto la tasa de cobertura del sistema de protección por
desempleo durante el mes de abril de 2025 ha sido del 74,06%. Son 20 puntos
porcentuales más que hace una década. La inversión total de abril de 2025
ascendió a 1.944,5 millones de euros. Eso implica la existencia de un gasto
social que tiene que ser sostenido no solo con las contribuciones sociales sino
mediante impuestos. Una protección del trabajo que proviene justamente del
reconocimiento de ese derecho al trabajo que efectúa el art. 35 CE y reitera el
art. 41 CE mediante el compromiso de regular las situaciones de necesidad y
específicamente el desempleo como objeto del sistema de seguridad social.
Por otra parte, el número de
afiliados medios a la Seguridad Social se situó en 21.784.375 cotizantes, nuevo
máximo histórico, aunque el sistema logró rebasar por primera vez los 21,8
millones entre el 19 y el 29 de mayo. Y otro máximo histórico se logra con los 10.328.015
mujeres afiliadas a la Seguridad Social.
A continuación el diagnóstico:
Este panorama de crecimiento del
empleo y reducción en paralelo del paro es fruto de una actividad política que
ha apostado por la estabilidad y la permanencia en el empleo, generando
instrumentos de ajuste temporal frente a las crisis, y propiciando un cambio
normativo de enorme importancia mediante el RDL 32/2021 de reforma laboral, incidiendo
sobre la contratación temporal en los términos ya conocidos, logrando reducir la
tasa de temporalidad en el sector privado a niveles europeos y simultáneamente
fortaleciendo la capacidad de crear empleo indefinido en las contrataciones que
se efectúan cada mes, sin el efecto de sustitución y de rotación de la mano de
obra que caracterizaba la estructura de nuestro “mercado de trabajo”.
Este marco institucional y su
despliegue efectivo a lo largo de tres años y medio es, sin duda alguna, una conquista
muy importante para la mejora de las condiciones de la gente trabajadora, y es
importante no darla por descontado ni asignarle una condición secundaria en el
análisis – y en la narración – político. Su empuje nació fundamentalmente de la
parte tricolor del gobierno de coalición – rojo, morado y verde – y tomó cuerpo
en el Ministerio de Trabajo y Economía Social en torno a la figura de Yolanda
Díaz.
Reivindicar estos datos hoy como
la consecuencia directa de ese proceso de cambio normativo implica reivindicar
una conquista real y práctica del movimiento obrero, más allá de los horizontes
que legítimamente tienen las fuerzas de la izquierda y los sindicatos de
reducir los márgenes de la explotación en el trabajo y que se proyectan sobre
el futuro no tan inmediato. Es importante en efecto entender que el proceso de
reformas no se detiene en aquel momento – como sin embargo parece decir el
empresariado español – que por el contrario se trata de una primera fase que
requiere nuevas fronteras, como la reducción del tiempo de trabajo ahora, la
reforma del despido posteriormente. Y anualmente, desde luego, la renovación
del salario mínimo. Pero sin necesidad de mantener “ojo en camino y ojo en lo porvenir”
para evitar al final extraviar la mirada como en la canción de Silvio
Rodriguez, hay que empujar hacia el futuro siendo consciente de que ese
impulso se apoya fundamentalmente en lo logrado a través de la estabilidad y
crecimiento del trabajo en todos los sectores y territorios.
La estabilidad en el empleo y la
disminución del desempleo es un caudal de éxitos que se debe ligar a una
política expansiva de reconocimiento y ampliación de derechos, frente a las recetas
neoliberales - e iliberales - que
caminan en una dirección plenamente opuesta. Es además un elemento cargado de
positividad que permite su exhibición también fuera de nuestras fronteras, como
una experiencia normativa victoriosa que puede ser alegada como ejemplo para
otras iniciativas políticas convergentes. El Congreso Internacional celebrado
en Madrid en noviembre de 2024 para dar salida a una Carta Global de Derechos
laborales se inscribía en estas coordenadas de aprovechamiento internacional de
un recorrido reformista que había dado resultados muy favorables.
Y finalmente la observación.
En la jerarquía de valores en las
que se mueve la acción política reformista, suele producirse un cierto efecto
péndulo, de manera que agotada o satisfecha una primera reivindicación, se pasa
a otras diferentes para seguir alimentando la imagen del reformismo como una
actividad ininterrumpida de cambio permanente sobre todas las dimensiones de lo
social, posiblemente manteniendo incólume los fundamentos de lo económico
basados en el dominio de la empresa y el mercado. En gran medida este
movimiento traslativo suele querer centrarse en el espacio de la ciudadanía y
de la universalidad de los derechos sin considerar la posición social o el
nivel de renta del sujeto, lo que atrae la discusión política y propicia el
debate entre las diversas aproximaciones al proyecto reformista. Esta discusión
es interesante y las propuestas convenientes, pero la base material de una
política de crecimiento de derechos sigue siendo la capacidad de la economía
nacional de proporcionar empleo seguro y de calidad cada vez a más miembros de
las personas que residen y quieren desempeñar un trabajo en nuestro país. Por
tanto, revalorizar ese hecho, por más que el origen del cambio normativo no
tenga la actualidad que exige la narrativa del momento, es sin embargo algo
fundamental para reapropiarse políticamente de un hecho social decisivo para
cualquier intento de cambiar las cosas a mejor, de mejorar la vida de la gente.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario