En el blog amigo
Metiendo Bulla se han publicado unas reflexiones del magistrado
Miquel Falguera en las que reflexionaba sobre la tensión entre los profesionales del derecho y su devoción por las construcciones cerradas de las categorías jurídicas y la ideología marxista que advertía en esas bellas fórmulas manifestaciones de la violencia y la explotación que resume en una sociedad de clases el sentido final de la regulación jurídica. Las reflexiones, al socaire de la crisis, tienen un título suficientemente prescriptivo, "
A un año de Lehman Brothers o la estupefacción del jurista ante la crisis", y las ha recogido en su totalidad el prestigioso periódico digital
The Parapanda Tribune. (
http://theparapanda.blogspot.com/2009/09/un-ano-de-lehman-brothers.html). Su lectura es muy instructiva y sugerente.
Esta intervención trae de regreso al siglo XXI debates y reflexiones de comienzos del siglo XX, en lo que se vino a llamar socialismo jurídico. Recientemente, una colección muy interesante de la Universidad del Externado de Colombia - en la que se han publicado importantes trabajos, de difícil localización, sobre filosofía del derecho y teoría política - ha sacado a la luz unos estudios de Carlos Miguel Herrera que llevan por título precisamente Derecho y socialismo en el pensamiento jurídico. En los diversos trabajos que componen el libro, destacan los dedicados a figuras del socialismo jurídico francés, poco recordados hoy por no decir plenamente olvidados. Herrera es un prestigioso especialista que trabaja en el área jurídica cultural francesa por lo que su conocimiento de la producción científica en este dominio es pleno. Así en el libro se aborda la idea de derecho social en Jean Jaurès, y se detiene especialmente en un "jurista socialista olvidado", del que en efecto prácticamente no existe memoria, que se llamaba André Mater y que, a comienzos del siglo XX, propuso interesantes reflexiones sobre el derecho y el Estado y el proyecto socialista.
Algunos de los párrafos del estudio de Herrera se relacionan con la intervención de Falguera, que resume un cierto "malestar" del jurista socialista en la sociedad actual. Decía Mater, este jurista borrado, que "los socialistas sólo pueden interesarse en las disciplinas jurídicas para emplearlas en la modificación e incluso la destrucción del derecho actual. A este respecto, los socialistas deben recolectar con cuidado todos los hechos que autoricen el empleo del derecho contra el derecho, particularmente los hechos que muestren la seriedad absoluta de dicho método que busca en el derecho la condena del derecho". Para dicho autor, eso es precisamente lo que ha de entenderse por socialismo jurídico, "esta búsqueda, dentro de nuestro aparato jurídico, de medios aptos no para hacer tolerable el capitalismo, sino para justificar y realizar un programa socialista". Se trata de "manipular el derecho flexible burgués para adaptarlo al colectivismo". En ese impulso, el papel de la jurisprudencia es decisivo, porque es ahí - sigue diciendo Mater - donde se realizan los cambios importantes - y a la vez no perceptibles inmediatamente, como si sucede con la ley - del derecho. La interpretación es por consiguiente el campo en el que se despliega el socialismo jurídico como método político "en cierta forma de combate"; la jurisprudencia muestra cómo las instituciones se transforman y la dirección que asumen estas mutaciones ( y la que deberían tener).
A fin de cuentas, esta forma de aproximarse al derecho está en la base del laboralismo, del uso alternativo del derecho y de la jurisprudencia "activista" del garantismo social. corrientes y experiencias que sin duda integran el "buen método" del que hablaba el autor francés que recupera Herrera en el libro citado. Y que es un buen precedente para seguir pensando las cosas como también nos anima Falguera desde la estupefacción del intérprete jurídico.
Carlos Miguel Herrera, Derecho y socialismo en el pensamiento jurídico, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2002, 264 pags. 35 pesos argentinos, 9,09 USD. La foto de la cubierta del libro es de Hermann Heller, que murió en España, exilado de la Alemania nazi, en 1933.