Se está hablando en nuestro país de mantener los elementos fundamentales de las reformas laborales urgidas por las políticas de austeridad, exaltando sus contenidos como piezas centrales del sistema de relaciones laborales. Por el contrario, la reforma laboral del 2012 implicó la degradación de condiciones de existencia de la mayoría de la población trabajadora, y el incremento exponencial de la desigualdad social. El significado de ese período ha sido recientemente puesto de manifiesto en un libro escrito desde la doble posición de un jurista experto en teoría económica, que se resume a continuación, junto con alguna referencia adicional de otras obras que exploran la vertiente política y democrática del llamado Mecanismo Europeo de Estabilidad, que la pandemia del COVID ha logrado suspender al aplicar la cláusula de excepción del Tratado.
La “Gran Recesión” que irrumpió
en Estados Unidos y en Europa a partir del crack del 2008 y la crisis
financiera que en la Unión Europea se prolongó con la crisis de la deuda
soberana y las políticas de austeridad, justificaron una “particular forma de
entender el gobierno de la economía por parte de la Unión” que llevó aparejada
una “profunda transformación no solamente de las estructuras comunitarias en el
ámbito de la gobernanza económica” sino también de “los elementos nucleares del
marco regulador de los sistemas de relaciones laborales y de protección social
a nivel nacional”. Este es el objeto del trabajo efectuado por Daniel Pérez de
Prado, joven y brillante profesor en la Universidad Carlos III de Madrid, coordinador
de la Sección Juvenil de la AEDTSS, licenciado en derecho y en economía, editor
del Foro de Labos, que cuenta con un muy interesante prólogo de Maria Emilia
Casas que en sí mismo supone una sintética valoración crítica de este período y
de la importancia de la obra que antecede.
El libro se estructura en cuatro
capítulos, pero el primero y el último funcionan a modo de introducción y de
conclusiones, de forma que el núcleo de la obra se concentra en los capítulos
II y III de la misma, estructurados de forma que en el primero de ellos se
detallan los cambios que construyeron el andamiaje que hoy conocemos como
gobernanza económica europea a través de su cauce de articulación, el semestre
europeo y sus procedimientos de actuación, y en el segundo se examina la
incidencia de la gobernanza económica europea en el Derecho del Trabajo y de la
Seguridad Social español, que el autor resume correctamente bajo la expresión
“Derecho Social”, tan querida por la Revista de Derecho Social en la que aparecerá esta reseña.
Sin duda la parte más interesante
y novedosa del libro corresponde a la detallista y exhaustiva reconstrucción
que se hace en él de la reforma de la gobernanza económica por la crisis, el
diseño del Semestre Europeo, el procedimiento de supervisión multilateral o la
coordinación de las políticas económica o presupuestaria en sus diferentes
grados, el procedimiento del déficit excesivo y el procedimiento de
desequilibrio macroeconómico, para terminar con el llamado procedimiento de
supervisión intrusiva y la específica coordinación de las políticas de empleo,
como continuidad de la llamada Estrategia Europea de Empleo a través del método
abierto de coordinación, que dio a la doctrina científica europea un filón
inagotable de crítica reflexiva sobre este procedimiento. Todo este entramado
organizativo, de difícil acceso y comprensión, está perfectamente explicado y
desmenuzado en la obra que examina el período 2011-2019 último Semestre Europeo
que se desarrolló en condiciones normales, es decir sin el impacto de la crisis
derivada del COVID19. Lo acompaña además de esquemas y de datos que relacionan
estos procedimientos con el caso español, tanto en lo relativo al déficit
excesivo como al de desequilibrio macroeconómico y a las condiciones del rescate
bancario en nuestro país. Como señala Mª
Emilia Casas en el prólogo, “el enorme peso del análisis técnico en el Semestre
Europeo obedece a la base teórica del ordoliberalismo o el liberalismo de corte
hayekiano”, y “representa la tensión con la democracia y con su legitimación
política en los derechos de las personas”, enervando en una buena parte la
soberanía política de los estados miembros en la determinación de sus políticas
sociales y desvitalizando en consecuencia la posibilidad de la política como
espacio de opciones de decisión orientadas por las mayorías ciudadanas a través
del resultado electoral.
La segunda parte describe las
líneas que diseñaban las “políticas de austeridad” y que exigían “reformas
estructurales” en el interior de los Estados miembros afectados por la crisis.
Medidas en el ámbito de la regulación de las condiciones de trabajo, pero
también en el de la protección social, que la obra examina desde la literalidad
de las indicaciones llevadas a cabo por la Comisión, un conjunto de directrices
que se inserta en la retórica economicista que se expresa sin embargo en
conclusiones muy concretas marcadas por la ortodoxia monetarista y de
contención del gasto (la obsesión por la reducción del déficit y de la deuda
pública) junto con la letanía bien conocida de eliminación de las barreras que
dificultan el correcto funcionamiento del mercado de trabajo. Sólo a partir del
2015 se incluye la participación de los agentes sociales en el Semestre
Europeo, con la previsible repartición de criterios muy favorables a las
políticas preconizadas por la Comisión de las patronales europeas y la posición
crítica de la CES. Una tabla muy completa de las principales medidas impulsadas
por la UE y la compilación de documentos del Semestre europeo cierran esta
primera aportación, que continua con la aplicación de este modelo al caso
español, mediante el examen de las orientaciones específicas para nuestro país.
En primer lugar, sobre las “condiciones de trabajo”, en un contexto de
devastación que une devaluación salarial intensa y una tasa de paro del 23%
cuando, según los documentos oficiales, comienza la recuperación económica, a
finales del 2014. En segundo término, las orientaciones específicas en el
ámbito de la protección social. La obra no desciende a la realización concreta
de estas orientaciones, sino que descubre las evaluaciones y los diagnósticos
que sobre las reformas estructurales efectuadas en el país en el ciclo
2010-2013 efectúan tanto los documentos europeos como los informes del gobierno
en el Semestre Europeo. Al final de la obra, una tabla recoge las propuestas de
la Comisión en los “Estudios prospectivos anuales”, para a continuación
recopilar las Recomendaciones del Consejo para España entre 2011-2019 sobre
regulación del mercado de trabajo y la protección social.
El resultado final es desolador.
Se desemboca en una Europa “sin el modelo social que tan trabajosamente se
había construido desde el Acta Única Europea, el Tratado de Maastricht y el
Acuerdo de Política Social”, en un “modelo oculto” de regulación laboral y de
seguridad social que supone, para la prologuista de la obra, “el intento de
escapar al dominio del Derecho”, con tremendas repercusiones para el Derecho
del trabajo que se concibe como un obstáculo al funcionamiento del mercado, una
distorsión de su rentabilidad y de su eficiencia. El cambio de paso que supone
la irrupción de una nueva y terrible crisis sanitaria y económica a causa de la
pandemia ha cambiado el panorama, pero Pérez del Prado entiende que la
suspensión de estas reglas no implica la modificación de las mismas y por
tanto, “en el mejor de los escenarios, transcurrida la tormenta, deberemos
encaminarnos otra vez por la senda del cumplimiento de las exigencias del Pacto de Estabilidad”,
lo que implica “ver los términos en los que se acuerda la vuelta al Pacto de
Estabilidad y cómo de flexible se será en su aplicación en función del
contexto”.
Esta obra por consiguiente tiene
como fundamental atractivo que se concentra en la exposición de los mecanismos
y dispositivos de la gobernanza económica europea, sin por consiguiente
calibrar las consecuencias que esta forma de construir la política económica y
social está teniendo en la crisis de las constituciones nacionales-estatales,
especialmente en los estados miembros del sur y del este de Europa, situados en
el eje receptor de las políticas de austeridad durante el largo período de la
crisis y de la recuperación (2011-2019). La ruptura neoliberal del Estado
Social, que en nuestro país llevó a modificar por medio de un gran acuerdo
bipartidista la Constitución para imponer la regla del equilibrio
presupuestario y el pago de la deuda, se resuelve en una confrontación muy neta
entre la constitución económica europea que se identifica con la constitución
económica de la globalización en esta etapa denominada del “neo-mercantilismo
global”, y las constituciones sociales que surgieron en estos países de Europa
tras el derrumbe de las dictaduras ocurrido tras la derrota del nazifascismo y
la extinción de las dictaduras residuales del sur, incluida la franquista. Un hilo
conductor que ha alentado otras obras muy recientes como la que dirigen Gonzalo
Maestro, Miguel Angel Herrera y Ainhoa Lasa, del área de Derecho constitucional
de la UPV, con el título Crisis de la Constitución. Globalización neoliberal
e integración europea, (Comares, Granada, 2021), con intervenciones de
estos mismos autores junto a Antonio Cantaro y Federico Losurdo, o, también
hace muy poco, el debate sobre una Europa política y la posibilidad de un
diseño democrático alejado de la dirigencia tecnocrática dominante, un diálogo
coordinado por Ninon Grangé y Carlos M. Herrera sobre la base del pensamiento
de Étienne Balibar, con aportaciones muy interesantes sobre la forma política y
el espacio democrático en el ámbito supranacional europeo o las referencias a
la construcción del ciudadano como sujeto en la idea de una “constitución
post-colonial” para la Unión Europea, todas ellas reunidas en la obra Une
Europe politique? Obstacles et possibles. Dialogues avec l’oeuvre d’Étienne
Balibar, Ed. Kimé, Paris, 2021.
Europa se resuelve así en su
fuerte componente neoliberal y coactivo en las reglas que disciplinan a todos
los Estados miembros sobre la base de un concepto de gobernanza plenamente
alejado de parámetros equitativos e igualitarios. Esa Europa es un problema, ha
generado importantes disensos en su interior, la retirada de Gran Bretaña
mediante el BREXIT y su incorporación a un esquema atlantista en contraste con
la integración europea, el ascenso de la xenofobia y el enaltecimiento de los (neo)fascismos
con la crisis de los refugiados, y una muy generalizada perdida de
legitimación social como consecuencia de
las medidas puestas en práctica con lo que el libro de Pérez del Prado denomina
la Gran Recesión 2011-2019. Ahora, una vez suspendidas las reglas del mecanismo
europeo de estabilidad, la fase post-Covid debería servir para ir
progresivamente cambiando el rumbo de esta deriva antisocial que despolitiza la
decisión popular y la reduce a un dato plenamente prescindible para el gobierno
de la Unión. Ello tiene necesariamente que pasar por modificar las reglas hasta
ahora conocidas de la gobernanza económica, desarrollando elementos que están ya
sobre la mesa como el mecanismo de alerta social e impulsando la adopción de
normas de relieve como las relativas al salario mínimo o a los trabajadores en
plataformas como un continuo destilar de normas que desarrollen el Pilar
Europeo de Derechos Sociales. Otra
Europa es posible, ciertamente, y la que se ha construido en torno a estas
reglas de la gobernanza económica no se corresponde con las expectativas
democráticas de la mayoría de las y los europeos. El impacto social de la
gobernanza económica europea lo explica de manera completa y comprensible.
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EL IMPACTO SOCIAL DE LA
GOBERNANZA ECONÓMICA EUROPEA
Daniel
Pérez del Prado. Tirant Lo Blanch, Valencia, 2021, 276 pp. 28,40 €