El área de
Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social de la UCLM organiza al menos dos
veces al año unos seminarios de formación entre sus miembros que suelen
consistir en un tema libe, no necesariamente conectado con la materia, al que
se invita a un profesor o experto externo y sobre cuya intervención se discute
entre todos. En esta ocasión, el seminario se efectuó en Cuenca, en la Facultad
de Ciencias Sociales de esa ciudad, bajo la amplia hospitalidad de su decana, Amparo
Merino. Se aprovechó la ocasión para homenajear a dos de los miembros del
área que se jubilaban, Jesús Rentero, magistrado del TSJ de Castilla La
Mancha y profesor en Albacete, y Enrique Gasco, profesor en Cuenca.
Ambos profesores son doctores en
derecho y ambos escogieron como tema de investigación aspectos relacionados con
el derecho de huelga. Esta era la feliz circunstancia que permitió que el
seminario se concentrara monotemáticamente sobre el derecho de huelga,
invitando como presencia externa a Wilfredo Sanguineti, catedrático de
la Universidad de Salamanca, y haciendo que Joaquin Aparicio hiciera de
relator crítico de la tesis de Jesús Rentero sobre el comité de huelga,
y a Antonio Baylos respecto de la tesis de Enrique Gasco sobre la
huelga política.
El seminario fue introducido por la
decana de la Facultad y por el Director del Departamento, Joaquin Pérez Rey.
Las notas sobre la presentación de
éste enmarcan con gran claridad el contenido del seminario.
En ellas, tras mostrar el
agradecimiento a la Facultad anfitriona y a su decana, a la secretaria del
Departamento, Milena Bogoni, a los ponentes y homenajeados y en especial
a Wilfredo Sanguineti, en misión desde la otra Castilla, resaltó la
importancia del seminario tanto por las intervenciones programadas como por el
tema elegido.
Sobre la base de la importancia que
ha ganado Juego de Tronos como metáfora civil, se podría decir que el derecho
de huelga se encuentra confinado al otro lado del muro, sin que forme parte de
las peripecias cotidianas de los siete reinos y sin que ni siquiera la visión
profética de los cuervos de tres ojos aventuren que pueda abandonar ese estado
de aislamiento, de retiro tan evidente en los programas electorales y en el
proipio discurso sobre la nueva regulación de las relaciones laborales. Esta
anomalía regulativa en la que se encuentra el derecho de huelga en nuestro país
desde la Constitución, no evita que los problemas se produzcan propiciando una
labor doctrinal muy creativa y una regulación pretoriana que ya no es tanto la
de los primeros tiempos, depurativa, sino de nuevo cuño destacando la discusión
sobre su ejercicio en las nuevas formas de producir en la etapa de la economía
digital, debate que no hace más que recrudecerse: desde el empresario complejo
al "colaborativo" como epítomes de los “nuevos modelos de negocio” que llega a plantearse el problema de la
relación temporal entre la huelga y la calificación del contrato, si es un prius
que califica de laboral el mismo o un posterius que confirma la
laboralidad de esta relación, pero que en todo caso permite incluir estos
nuevos supuestos en el ámbito de aplicación del derecho colectivo y sindical
del trabajo.
El primer tema por tratar es el de la
tutela del derecho de huelga en las estructuras empresariales complejas, y sin
duda Wilfredo Sanguineti es la
persona más adecuada para tratar el tema encomendado. Él ya propuso en su día
en una interesante monografía que los objetivos de las empresas frente a la
huelga habían variado sustancialmente y que del cierre patronal como respuesta
se había pasado al mantenimiento de la producción, lo que ha generado que uno
de los ejes del debate sobre la huelga se haya movido hacia la prohibición del
esquirolaje (mercantil, impropio, tecnológico…) al estudio de la nuevas formas
de empresa como estructuras inmunes frente al ejercicio del derecho.
A continuación, Antonio Baylos tenía
encomendado hablar sobre “la huelga política 15 años después de la tesis de
Enrique Gasco”, un trabajo de investigación que Enrique Gasco defendió
en el 2004 y que se titulaba “Política de la huelga y huelga política”. Es un
tema que parece pacífico en la doctrina y jurisprudencia constitucional pero
que no lo es, porque podríamos hablar de un problema latente. En un escenario
de abierta represión del conflicto social y político, reconducido de forma
empecinada a un exclusivo problema de
orden público , la huelga política como instrumento que transciende la reclamación
económica y se inserta en posiciones de clase que exigen cambios políticos, se
carga de enigmas. De vez en cuando surgen ejemplos en los que estos enigmas se
plantean de forma clara a efectos de la respuesta que el ordenamiento jurídico
debe dar: huelgas contra la guerra en Irak,
huelgas en el marco del procès en Catalunya, pero también merece la pena
saber qué función puede llegar a cumplir en el neoconstitucionalismo radical,
esto es, el que abre canales emancipatorios, y produce
un desbordamiento democrático que permite ganar nuevos espacios de
libertad.
La última de las intervenciones
correspondió a Joaquín Aparicio Tovar, catedrático emérito de la UCLM, sobre
“El comité de huelga en el Derecho español del trabajo de Jesús Rentero
revisitado”, que por tanto glosaba la tesis de Jesús Rentero que con el
mismo título éste publicó en el Consejo Económico y Social en el año 2002. Joaquín
Aparicio se ocupó de la pasarela que une el derecho de huelga con la negociación
colectiva y que a la vez se inserta como pieza formal en la huelga como proceso,
en un contexto que favorece la informalidad de los sujetos colectivos que lo gobiernan. Es un tema que asoma constantemente a la práctica de
los tribunales. El Tribunal Supremo se ha pronunciado recientemente a propósito
de la constitución del comité de huelga en caso de pluralidad de convocantes
con resultados nada satisfactorias, tal y como anticipaba la tesis de Jesús
Rentero por lo demás.
Finalmente se planteó un debate entre
todas y todos los asistentes en torno a una pregunta, la de qué hacer con la huelga
en el actual ciclo político. Esta última parte del seminario tradicionalmente
se destina a una discusión abierta y participativa sobre lo escuchado que
permita asimismo plantear algunos otros temas de debate abiertos, no marcados
por las intervenciones efectuadas o marginales a las mismas. En este caso, intervinieron en primer lugar
los dos compañeros homenajeados, Gasco y Rentero, y a continuación se
recorrieron algunos puntos de interés, como la confrontación entre la doctrina
académica y la interpretación judicial especialmente evidente en esta materia,
los discursos circulares sobre la inefectividad de la huelga poniendo el
énfasis en varias dimensiones, desde la que sitúa la huelga en un contexto acentuado de precariedad, lastrando su eficacia ante el miedo a la represalia y
la pérdida del empleo, hasta la incertidumbre existente sobre el estatus
jurídico de las nuevas identidades laborales y su alejamiento de las figuras
representativas clásicas, como el sindicalismo confederal, insistiendo por otra
parte mucho en la importancia cada vez más emergente del espacio transnacional
como marco imprescindible de ejercicio de las medidas de acción colectiva.
También en el debate se puso de manifiesto críticamente el desplazamiento de la
eficacia de la huelga del plano de la desorganización y paralización productiva
al de la demostración de la presencia y adhesión colectiva en el espacio de la
ciudadanía, fuera del de la producción que se configura cada vez más como un ámbito
opaco e impenetrable ante la libertad y la democracia colectiva que resulta impenetrable a la acción de los sujetos que lo contestan.
Otros muchos temas quedaron sin
abordar, pero los tiempos exigían poner término a la discusión y acudir a una
comida de hermandad que se celebró en un local desde el que se disfrutaba una espléndida
vista de la ciudad de Cuenca. El seminario resultó extremadamente fructífero,
no solo por constituir una gran oportunidad científica y académica en el
encuentro y la discusión, sino por su propósito más sentimental, atendiendo la labor de cuidar los afectos como
suele decir nuestra compañera Laura Mora. Fue, ante todo, un modesto,
pequeño y doméstico reconocimiento a dos compañeros de tantos años con los que
hemos convivido y aprendido y con los que, sin duda, lo seguiremos haciendo en
el inmediato futuro.