(En la foto, Pablo Casado y cuca Gamarra en la concentración poliical del dia 24)
Es de
todos conocido que mañana sábado 27 de noviembre el sindicato de policía JUSAPOL
ha convocado en Madrid una manifestación contra la reforma de la Ley de
Seguridad Ciudadana que se encuentra en trámite en el Congreso por entender que
el texto propuesto por el Gobierno "atenta gravemente contra el trabajo
diario de todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad". Esta
manifestación continua las concentraciones que se han ido efectuando ante las
Delegaciones de Gobierno el 24 de este mes. Más de 40 organizaciones policiales
han respaldado por ahora este calendario de protestas y han prometido la
asistencia a la manifestación, que comenzará a las 11,30 desde la Puerta del
Sol con el lema “No a la inseguridad ciudadana”.
Una buena parte de los motivos
esgrimidos por los convocantes para explicar que el cambio legislativo
dificulta su labor de protección de derechos y libertades de la ciudadanía –
que JUSAPOL reduce a la consecución de la seguridad dela misma – son argumentos
que no se corresponden con lo previsto en el texto proyectado, y como tal ha
sido puesto de relieve por varios medios de comunicación, que han señalado el
falseamiento interesado y consciente de estos reproches a una norma que no dice
lo que el sindicato convocante dice que afirma. ( Por ejemplo, https://www.eldiario.es/politica/omisiones-carga-ideologica-decalogo-protesta-policial-reforma-ley-mordaza_1_8518493.html,
pero también https://elpais.com/espana/2021-11-25/la-reforma-de-la-ley-mordaza-y-las-criticas-de-los-policias-a-examen-el-delincuente-tendra-mas-veracidad-que-nosotros.html
)
No es este sin embargo el objeto
de esta entrada, sino la utilización de esta convocatoria por parte de PP y Vox
para dar cobertura política a esta plataforma. En efecto, “PP y Vox dan alas a
la protesta organizada por los sindicatos policiales y las asociaciones de
guardias civiles contra la reforma de la ley mordaza anunciada por PSOE y
Unidas Podemos en cumplimiento del pacto de Gobierno que suscribieron hace dos
años y de sus respectivos programas electorales. Y no sólo eso: las dos
principales formaciones de la derecha han asumido el discurso sindical que
afirma que los cambios en la ley van a desproteger a los agentes”, un discurso de
dudosa verosimilitud (https://www.infolibre.es/politica/pp-vox-agitan-policias-guardias-civiles-reforma-ley-mordaza-falsa-desproteccion_1_1213283.html)
.
Dentro de la bicefalia popular,
la presidenta de la Comunidad de Madrid, Diaz Ayuso, en su condición de
cargo institucional, ha advertido que acudirá a la manifestación. Con su
natural condición hiperbólica, ha explicado que “quieren que el terror impere
en las calles”, propósito indudablemente nefasto frente al cual su presencia es
imprescindible. Por su parte, Pablo Casado ha estado presente en las
concentraciones del día 24 convocadas por el sindicato policial y compromete
también su presencia, junto con la del alcalde de Madrid, en la manifestación
del sábado. Vox igualmente ha reafirmado su respaldo a la manifestación y reforzará su asistencia con la presencia del líder de esta formación política, Santiago Abascal. Como
de costumbre, ha anunciado a su vez que presentará un recurso de
inconstitucionalidad contra el texto que el congreso apruebe al respecto. También
Ciudadanos, a través de Edmundo Bal, se
ha unido a esta iniciativa.
La manifestación sindical aparece
así ante la opinión pública como una nueva versión de la foto de Colón que
simbolizó el frentismo de la derecha y la ultraderecha contra el bloque de
progreso y de gobierno. La novedad es que esta movilización que tiene como
objetivo desgastar y deslegitimar la acción general del gobierno, se apoya
ahora en un movimiento sindical muy específico, el que agrupa a los miembros de
las fuerzas y cuerpos de seguridad contra la modificación del marco normativo
de su actuación policial en materia de preservación de la seguridad de la
ciudadanía. La acción política de estos tres partidos se sostiene ahora superponiéndose
a la acción reivindicativa del sindicato policial, que forma parte, según el
líder del PP, de un inmenso “tsunami social” contra el gobierno.
Es muy ilustrativo recordar lo
que decían los dirigentes del Partido Popular ante la convocatoria de acciones
de protesta contra la reforma laboral del 2012 que culminaron en dos huelgas
generales. Era un discurso que oponía la “política” al trabajo o la profesión,
de manera que la reivindicación de derechos era siempre “política” y por
consiguiente “ajena” al interés de los trabajadores y que iba unido a una
indisimulada hostilidad antisindical. La consideración peyorativa de las
acciones reivindicativas sociales que cuestionaban las decisiones del poder
público no se basaban en la defensa de los planteamientos y propuestas mantenidos
por quien tenía la mayoría en el Parlamento, sino en el argumento de que la
reivindicación “política” era contraria a las propuestas puramente
profesionales o laborales.
En el caso de la manifestación
del sábado, el argumento de las tres derechas, entre las que destacan para la
foto finish el PP – con Ayuso – y Vox – con Abascal – es exactamente
el contrario. Sólo se defiende el trabajo de la policía si se reivindica el
mantenimiento de un marco legal de actuación que la mayoría legislativa y
social quiere modificar. Ambos partidos políticos de derecha y ultraderecha se
instalan en la fuerza social de las organizaciones de Policía y Guardia Civil como
elemento central de su política de deslegitimación del gobierno.
La neutralidad de las fuerzas y
cuerpos de seguridad queda con esta manifestación en la que se incrustan los
partidos de la derecha extrema muy cuestionada. La lectura que se ofrece al público
es la de que los miembros de la policía y de la guardia civil no pueden pertenecer
a partidos políticos, pero si pueden hacer la política de éstos. Como sucede
con la bandera española, la derecha y la ultraderecha se apropian de ese símbolo
nacional y lo convierten en una seña de identidad partidista. En este caso el
mecanismo de apropiación es la participación activa de los líderes del PP y de
Vox absorbiendo en su ideario y plataforma política las reivindicaciones de los
sindicatos policiales.
Las consecuencias de esta fusión
entre la derecha extrema y la ultraderecha con los cuerpos policiales son muy
negativas frente a una parte de la opinión pública ante la cual la imagen de estos
cuerpos de seguridad se está deteriorando al resaltarse ciertos perfiles
antidemocráticos en su interior. Como cuerpo separado de la sociedad, este desgaste
no es percibido con la gravedad que puede tener como inicio de un cierto
desgajamiento de la confianza social en su actuación. Que los sindicatos de
policía – la Guardia civil tiene prohibida junto a la afiliación política, la
afiliación sindical – se presenten como compañeros de viaje de la derecha y la
ultraderecha en nuestro país supone una mala decisión para la acción colectiva
de estos grupos de empleados públicos cuya razón de ser es la defensa a
ultranza de los derechos democráticos que fundan la convivencia social. Asumir
como propio el reflejo autoritario que ostenta Vox como seña de identidad y al
que el PP concurre reivindicando su primacía en este terreno (sin que se sepa
realmente cual es el papel que en este asunto quiere desempeñar Ciudadanos, un
partido que había nacido al parecer para defender un ideario liberal) es una
opción equivocada.
No todos los sindicatos
policiales sin embargo están a gusto con este acoplamiento. Sería importante
que al menos en el relato que explique su participación en esta movilización
corporativa se dejaran claros los límites y el alcance de su posición. Ser
fagocitados por la mentira y el desgaste antidemocrático no es una buena forma
de hacer prosperar el interés colectivo de los miembros de los cuerpos de
seguridad.